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Enviado por   •  13 de Enero de 2014  •  5.055 Palabras (21 Páginas)  •  246 Visitas

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Historia de la Pedagogía en México

HISTORIA DE LA PEDAGOGIA EN MEXICO

Alvaro Marín Marín

Abril de 2005

El presente artículo es un avance de investigación que pretende, al mismo tiempo, funcionar como esquema para la redacción de una obra mayor, que sirva como libro de texto a los estudiantes de la licenciatura en Pedagogía de todas las universidades de nuestro país, así como a los profesores que estudian en la Universidad Pedagógica Nacional; en vista de que hasta la fecha no se ha producido una obra completa que abarque la historia de esta disciplina en los siglos XIX y XX en México.

Problema básico para iniciar el estudio que nos interesa, es la definición misma del concepto "pedagogía", ya que la mayoría de quienes tratan el tema se refieren indistintamente a educación, teoría educativa, ciencias de la educación, pedagogía, teoría de la enseñanza, etc. Lo anterior únicamente significa que aún no está deslindado con precisión el campo de la Pedagogía y que ésta no acaba de separarse de las disciplinas que la generaron en su pasado remoto y continúan sirviéndole de sustento y apoyo: la filosofía y la psicología.

Díaz Barriga incluso, subraya una falta de distinción conceptual entre Pedagogía y Didáctica desde la época de Comenio por ejemplo. Como nos interesa entrar directamente al problema, no nos detendremos en alegatos conceptualizadores más o menos sutiles, sino que, recurriremos a la sabiduría de dos personalidades que han reflexionado sobre el tema con acierto, a nuestro juicio; así, Ricardo Nassif en su libro Pedagogía General, pp. 69 y ss. considera dos ramas principales: la pedagogía teórica (filosofía de la educación, ciencia de la educación, historia de la educación e historia de la pedagogía), y la pedagogía tecnológica (metodología educativa, organización educativa).

Por su parte Emile Durkheim en Teoría de la Educación y Sociedad dice que no debemos confundir educación y pedagogía, en vista de que la primera es la acción ejercida sobre los niños por sus padres y los adultos en todos los períodos y momentos de la vida, mientras que la pedagogía no consiste en acciones, sino en teorías. Estas teorías son maneras de concebir la educación, no maneras de practicarla. Así pues, la educación es la materia de la Pedagogía y ésta, una manera de reflexionar sobre aquella.

En nuestro país, quienes han reflexionado sobre educación en el siglo pasado y gran parte del actual han sido políticos, novelistas, historiadores, legisladores, profesores y gente talentosa dedicada al ejercicio profesional de muy diversas disciplinas, porque la carrera de Pedagogía comenzó apenas a impartirse en la UNAM en la década de los sesentas.

A no dudarlo, el primer gran pedagogo mexicano del siglo pasado fue el cura Hidalgo, interesado como estaba en mejorar la vida de los indígenas y castas, primero capacitándolos en pequeños oficios y artesanías para que aumentaran sus menguados ingresos, y después enseñando a toda la nación, la importancia de liberarnos del yugo colonialista hispano y, tratando de devolver con la libertad de los esclavos y las tierras a los indígenas, la dignidad a nuestro pueblo.

Siguió Morelos con sus Sentimientos de la Nación, dados a conocer el 14 de septiembre de 1813, donde el punto décimo segundo decía: "Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, aleje la ignorancia, la rapiña y el hurto".

Mientras que el décimo quinto ordenaba: "Que la esclavitud se proscriba para siempre, y lo mismo la distinción de castas, quedando todos iguales, y sólo distinguirá a un americano de otro, el vicio y la virtud".

En una sociedad tan ignorante y atrasada como era la mexicana a fines de la Colonia, las metas que se proponía alcanzar Morelos no eran pequeñas ni mezquinas; deseaba transformar un país de siervos y vasallos en otro de ciudadanos conscientes y libres colaborando plena y voluntariamente en una sociedad democrática.

Como un elemento de transición entre el agonizante pasado colonial y la recién lograda Independencia, encontramos en primera fila a don José Joaquín Fernández de Lizardi, activo intelectual que se dedicó al periodismo, la administración pública y la novela bajo el mismo común denominador: la crítica del antiguo régimen, sus instituciones y las formas de educación y socialización que permitían destacar no a los más capaces, sino a los más cínicos, relegando a los profesores, a la última clase de la sociedad.

En su novela La Quijotita y su prima, publicada en 1819, critica la educación femenina de entonces y establece, mediante un contra punto su ideal en este campo: para salir adelante con dignidad, la mujer debe recibir una educación intelectual, moral y técnica que le permita desenvolverse y, en caso de necesidad, trabajar honestamente.

Una vez que México consiguió su independencia política de la decrépita potencia que nos sojuzgaba, José María Luis Mora incluyó en la agenda de la reforma social el problema educativo y la reforma escolar con el fin de acelerar el derrumbe del nefasto pasado que se negaba a morir.

La educación entonces estaba peor repartida que la riqueza, pues España había basado en la ignorancia de las mayorías su dominio colonial, creyendo que la ignorancia era el medio más seguro para impedir la emancipación de América.

Por tanto, don José María Luis Mora creyó que el mejor antídoto contra el colonialismo y la pobreza era la educación popular: "Para llevar a cabo la obra de la regeneración es preciso formar un espíritu público, es preciso grabar en el corazón de cada individuo que sus leyes deben respetarse como dogmas; en una palabra, es preciso que las luces se difundan al máximo posible".

Los pocos privilegiados que asistían a la escuela -todavía bajo la normatividad colonial- de cualquier manera no recibían nada positivo pues se les predicaba encierro, recogimiento, quietud y silencio, se les hablaba de santos y devociones pero, "nada se les hablaba de patria, de deberes civiles, de los principios de la justicia y del honor; no se les instruye en la historia, ni se les hacen lecturas de la vida de los grandes hombres, a pesar de que todo esto se halla en relación con el género de vida a que están destinados la mayor parte de los educandos". (José Ma. Luis Mora, Obras Sueltas, México, Porrúa,

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