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La Pasión De Cristo En Medicina Legal


Enviado por   •  29 de Julio de 2011  •  4.189 Palabras (17 Páginas)  •  1.465 Visitas

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INTRODUCCIÓN.-

Nuestro siguiente trabajo de equipo resultará por demás atractivo, polémico e inclusive emocionante; hablar de la Pasión de Cristo es un tema muy presente en el corazón del catolicismo –aunque muchos prefieren omitir hablar por el respeto a Jesús y a la Fe de los creyentes.

Jesús es un personaje épico, misterioso –para muchos, para otros tan real y cotidiano, pero nunca lo vemos en cuerpo solo lo sentimos en el alma y nuestro corazón.

Sin importar la religión que profesemos Yavé para los cristianos, Jehová para los Testigos de Jehová y muchas otras religiones, Buda para los budistas, Alá para los musulmanes… No importa el nombre ni la religión, se trata finalmente de un Dios Supremo, alguien que le da sentido a nuestras vidas y motor de nuestro existir ese es Dios.

Pero debemos tomar en cuenta que la religión católica es la más antigua sin demeritar a las otras, y que guarda ciertas evidencias en cuanto a la existencia del llamado hijo de Dios Padre, el cual entregó su vida para salvarnos del pecado que dejó sus huellas de dolor plasmados en una prenda llamada la Sabana Santa o el Santo Sudario, y para los italianos por yacer ahí en una ciudad de su país –el Manto de Turín.

En esta introducción, nuestro objetivo principal es hablar en términos médicos acerca de la Pasión y Muerte de Jesucristo, para complementar el acervo médico-legal que apenas empezamos a conocer, y que con este trabajo nos abrirá un mejor panorama para luego, entenderlo desde una perspectiva legal.

Breve esbozo histórico sobre el Santo Sudario.-

Los bizantinos alguna vez tuvieron la dicha de poseer esta reliquia religiosa; esta afirmación nació de una leyenda donde narra que Jesús de Nazaret curó al Rey Abgar V de lepra. Sin embargo, luego del milagro el soberano de Edessa –un pueblo cercano a Constantinopla, le pidió que retratase la imagen del señor y según Cristo se lavó y su rostro secó con una toalla de lino donde hasta hoy guarda la silueta de Jesús. Dicho sudario lo llamaron El Mandylion de Edessa.

Posteriormente, un historiador inglés de apellido Wilson, se percató de que la sábana doblada por la mitad, y de la misma manera vuelta a doblar cuatro veces, ésta se reduce a un rectángulo en cuyo centro está el rostro de Jesús –esto luego de cuatro veces doblada.

Una vez que el emperador Constantino VII Porfirogeneta, alcanzo los muros de la ciudad de Edessa en el año 943, fue trasladada a Constantinopla (capital del Imperio Romano de Oriente), donde hizo su entrada triunfal el 15 de Agosto del año 944.

Según muchos historiadores, hay indicios de la existencia de una carta hecha por el emperador Alejo I Comneno (1080-1118) a su amigo Roberto de Flandes, Conde de Flemings, donde afirma tener en Constantinopla el lienzo de lino que estaba en la tumba de Cristo después de la resurrección.

Tras la desaparición de la Sábana Santa de Constantinopla y de su robo de la Capilla de Santa María de Blaquerna –como lo afirman pruebas documentales irrebatibles, ¿Qué pasó para terminar en Francia? Estudios afirman hasta hoy que fueron dos líneas históricas causantes del destino de esta joya religiosa, la primera unida a la historia de los Caballeros Templarios y la segunda luego de su estancia en Grecia, pasaría directamente a Francia.

Finalmente a Turín, desde su llegada el 14 de Septiembre de 1578 cuya petición fue hecha por Manuel Filiberto de Sabaya para evitar el largo recorrido del Cardenal de Milán San Carlos Borromeo; este sagrado manto ha sido analizado varias veces, primeramente en 1931, luego 1933, posteriormente en 1978 y por último en 1998; cuando en 1997 en la noche de del 11 y 12 de abril de ese año, se suscitaría un incendio en la Capilla de Guarini en Turín, y que gracias al bombero Mario Trematore, que rompió el cristal blindado que guardaba la Sábana Santa. Tras este hecho un estudio realizado reveló que no sufrió daño alguno –de aquí en adelante, sería hasta el año siguiente donde se exhibió a los feligreses como muestra de un milagro símbolo de auténtica fe cristiana.

Nuestro punto de vista y un análisis descriptivo sobre la Sábana Santa.-

Nuestro Punto de vista.

Hemos concluido de manera objetiva que el Manto de Turín –como muchos lo llaman, no es un artículo de fe cristiana desde el punto de vista científico, pero si hablamos de la fe inculcada por la Iglesia. En verdad, se trata de algo meramente subjetivo de cada creyente, no es necesario creer en la Sábana Santa para ser cristiano, no existe obligación de creer en ella, ni la Iglesia, ni el Papa, ni los curas nos imponen creer en ella. Más allá de creer o no, no existe castigo alguno por no creer en ella. ¿Por qué nuestra postura? Porque la Iglesia sólo impone las verdades dogmáticas que han sido reveladas por Dios. Si alguien niega la existencia del infierno, automáticamente él mismo se pone fuera del contexto clerical, ya que este es un artículo de fe cristiana, porque la existencia del infierno es dogma de fe, por lo que, es una verdad revelada por Dios.

Análisis descriptivo.

Se trata de una pieza rectangular de lino, color marfil, tejida en forma de espina de pez. Es un paño fino, de gran calidad, amarilleado por los años. Sus medidas actuales son 437 centímetros de largo por 111centímetros de ancho. Se cree que medía unos treinta centímetros más largo, pero parece ser que se fue recortando para obtener reliquias. Se sabe que San Luís logró hacerse, hacia la mitad del siglo XIII, con un pequeño fragmento.

Solo está a la vista unas de las dos caras. En 1534, el sudario fue cosido con puntadas muy pequeñas a una tela de Holanda destinada a reforzarlo. El peso de la Sábana Santa, junto a esta tela de Holanda, es de 2,47 kilogramos. Una franja de una anchura de 8 centímetros fue recortada a lo largo de uno de los márgenes longitudinales, y vuelta a coser con bastante precisión, de manera que la estructura en forma de espina de pez coincide plenamente.

La postura del hombre envuelto en el sudario demuestra que se trata de un cadáver. Esto se deduce de la forzada postura de cabeza, doblada sobre el pecho, por lo que no ha podido imprimirse la parte de la imagen correspondiente al cuello.

Esta conclusión de que se trata de un cadáver resulta también de la postura no natural de los brazos y de la mayor flexión de la rodilla derecha respecto de

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