Ritmos biológicos y conducta de los crustáceos, adaptación a la vida Estuarina

Ritmos biológicos y conducta de los crustáceos, adaptación a la vida Estuarina

José Manuel Valdez Caro

Desde las simples bacterias, hasta el ser humano, los seres vivos muestran la característica de mostrar una sincronización en su metabolismo y actividades vitales con respecto a las fluctuaciones de su medio externo (Mercado, 2011). Un ejemplo claro es la compleja conducta de crustáceos como los cangrejos violinistas del fango, conducta que se piensa ha sido moldeada por el ciclo de las mareas (Castro, 2007). El presente trabajo tiene el fin de discutir como son los ritmos biológicos en los crustáceos y cómo viven junto con otros organismos en un ambiente sometido al ciclo de las mareas, como lo es un estuario.

Un reloj biológico se define como un sistema celular capaz de generar un orden temporal en las actividades del organismo; debe tener la capacidad de oscilar con un periodo regular, y usar dichas oscilaciones como una referencia temporal interna. Este sistema debe permitir la adecuada interacción del dominio temporal entre el organismo y su ambiente (Aschoff, 1981). Lo anterior es evidente en los diversos grupos vivientes, el grupo de interés en este trabajo son los crustáceos; un claro ejemplo de ritmo biológico en estos organismos es el ritmo circadiano de la visión.

Muchos crustáceos presentan ojos compuestos, formados por muchos fotorreceptores llamados omatidios, los cuales son responsables de la orientación del animal respecto al cambio entre día y noche. Los omatidios tienen distintos tipos de células con un pigmento que puede moverse hacia las regiones distales y proximales (Hickman, 2008). Podríamos pensar en los omatidios como pequeños tubos que en el día están completamente rodeados del pigmento y en la noche este pigmento se recoge hacia sus extremo proximal y distal, de modo que en el día sólo los rayos que inciden directamente en el omatidio pueden llegar a la célula fotorreceptora (se tiene una visión en mosaico); y en la noche, como no hay pigmento que tape la luz, los rayos incidentes en otros omatidios llegan también a la célula fotorreceptora (visión continua) (Fig. 1).

Figura 1. Movimiento del pigmento hacia la región distal y proximal de los omatidios.

Otras funciones como el ciclo de la ecdisis, que permite el cambio de mudas para permitir el crecimiento de los crustáceos, son controladas hormonalmente, pero se inician a partir de estímulos ambientales que percibe el sistema nervioso central, entre estos estímulos pueden encontrarse los cambios en temperatura, humedad y duración del día (Hickman, 2008).

Ubiquémonos ahora en un contexto específico; los estuarios son zonas parcialmente cerradas donde se juntan y mezclan el agua dulce y el agua de mar (Castro, 2007), generalmente están sometidos a las fluctuaciones mareales que son ciclos bien definidos. Entre los organismos que habitan los estuarios, hay un caso que ha llamado la atención de manera particular, se trata del cangrejo violinista del fango (género Uca).

Una característica de los relojes biológicos es que persisten aun cuando los organismos se aíslan del respectivo ciclo ambiental que lo induce (Escandón, 1994) y es interesante ver como el reloj del cangrejo ejemplifica perfectamente este aspecto. Los cangrejos violinistas entran en actividad con la marea baja y se retiran a sus madrigueras durante la marea alta, lo sorprendente es que si los cangrejos son aislados de la

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