Sistema De Derivación Box-cox

7.1. INTRODUCCIÓN AL RIESGO DE CRÉDITO

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ediante los sistemas de calificación, las agencias calificadoras y los bancos determinan la calidad crediticia de los acreditados. En su configuración ideal permiten cuantificar la probabilidad de incumplimiento de los deudores con sus obligaciones y la severidad de las pérdidas en caso de incumplimiento, que son los insumos claves para determinar el riesgo de crédito de una cartera de préstamos.

Dado que cada banco tiene su propia cultura financiera, los sistemas de calificación internos tienden a diferir significativamente de un banco a otro, tanto en su operación como en el uso que cada institución les da. En la mayoría de los casos, se consideran como parte del patrimonio intelectual del mismo banco y difícilmente se hacen públicos por razones de competitividad. Así, en su búsqueda por contar con un esquema de calificación adecuado, los bancos ponderan cuidadosamente el esfuerzo que quieren, o están dispuestos a realizar, para obtener la información necesaria y hacer el análisis inherente en un esquema de calificación que le sea útil, acentuando las diferencias que pudieran existir entre ellos.

Esta heterogeneidad en el diseño de los sistemas internos de calificación hace difícil la comparación de los niveles de riesgo crediticio que presentan los diferentes bancos. Desde el punto de vista de la autoridad regulatoria, esta situación impide transitar hacia esquemas de autorregulación, porque aumenta la complejidad tanto de la supervisión como de la valoración y en el sistema financiero en su conjunto. El presente trabajo explora los elementos clave que deben contemplar los esquemas de calificación de créditos, que permitirían la comparación entre la calidad de las carteras de crédito de diferentes bancos y, en última instancia, el riesgo de crédito en que incurren los bancos y el sistema en su conjunto.

7.2. MODELOS TEÓRICOS / FORMAS EN QUE SE CALIFICA EL RIESGO DE CRÉDITO

Los esquemas de calificación para los créditos son herramientas utilizadas por los analistas de crédito de los bancos, las agencias calificadoras y las autoridades regulatorias para determinar cualitativa y cuantitativamente la probabilidad de que un acreditado incumpla con sus obligaciones. Sin embargo, en el medio aún dominan los sistemas que se limitan a dar una calificación cuyo valor es de orden puramente jerárquico. Es necesario realizar el esfuerzo por llevar el sistema a su última expresión, es decir, el resultado del ejercicio de calificación permita estimar, de forma explícita, la probabilidad de incumplimiento, los patrones de migración hacia distintos estados de deterioro y la magnitud de la pérdida cuando el crédito no se paga.

De los enfoques utilizados, se identifican dos corrientes, a saber: los esquemas de calificación que se basan en una ponderación (cualitativa o cuantitativa) de los factores que se han identificado como los determinantes en el cumplimiento de las obligaciones, y los que están basados en conceptos de tiempo fundamental, proyectando variables económicas y financieras en el tiempo y su impacto en los estados financieros de la empresa, hasta determinar las condiciones bajo las cuales estaría en quiebra desde el punto de vista contable. Dentro de estos dos esquemas, hay una gran variedad de posibilidades y cada uno tiene sus virtudes y deficiencias, y por consiguiente sus seguidores y sus detractores. Las técnicas de tipo fundamental utilizan métodos de valuación basándose en razones contables y flujos descontados. Éstas son muy costosas ya que implican un análisis a fondo acerca de la empresa y normalmente sólo se emplean cuando se trata de grandes corporaciones. Dentro de este contexto contienen fuertes elementos de subjetividad

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