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Teoria Etica Y Pluralismo Moral


Enviado por   •  4 de Octubre de 2011  •  2.916 Palabras (12 Páginas)  •  7.805 Visitas

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TEORIA ETICA Y PLURALISMO MORAL

MORALIDAD: la capacidad que tiene el ser humano para valorar y elegir

determinados modos de actuación que le ayudan individual y colectivamente a

humanizarse.

MORAL: el ser humano es un ser moral. Todo individuo se encuentra en una

sociedad que le transmite desde muy temprano unas determinadas normas y valores morales, unos criterios sobre lo correcto y lo incorrecto, un sentido de la justicia.

INMORAL: inmoral es quien conoce las normas morales de una comunidad y las transgrede, bien por su propio interés, bien por que no acepta en conciencia ciertas normas morales, vigentes en esa sociedad. Calificar a alguien de inmoral depende de la moral que adoptemos como punto de referencia.

AMORAL: Sería quien careciera de conciencia y lenguaje moral. Quien viviera ajeno a toda posible experiencia moral y desconociera el sentido del bien y el mal.

TEORIA ETICA Y PLURALISMO MORAL

EL PLURALISMO MORAL Y EL PLURALISMO ÉTICO, son dos bandas: a la banda de la moral y a la banda de la ética; a la de la vida cotidiana y a la de la reflexión filosófica, están estrechamente unidas, y se potencian una a otra, y se esclarecen la una en el funcionamiento de la otra.

Qué es el pluralismo moral que se produce en la vida cotidiana de las sociedades con democracia liberal:

El pluralismo moral se produce únicamente en las sociedades con democracia liberal, no en sociedades con otras tradiciones, como puede ser la tradición islámica, por ejemplo. ¿Qué es, en esas sociedades, el pluralismo moral que se produce en la vida cotidiana?, el pluralismo moral se explica por la articulación de dos tipos de ética: una ética cívica mínima, y unas éticas de máximos.

En el conjunto del fenómeno moral, la ética suele fijarse en dos orientaciones centrales que serían la orientación de la justicia y la orientación de la felicidad, y en ese sentido entiendo que en una sociedad plural se trata de establecer unos mínimos de justicia compartidos por todos los grupos de una sociedad pluralista, grupos que por su parte defienden lo que a mí me parece oportuno llamar unos máximos de felicidad o de vida buena; a fin de cuentas, todos los seres humanos tienden a la felicidad, como ya dijera Aristóteles hace más de veinticinco siglos.

Todos los seres humanos tienden a la felicidad, distintos grupos humanos proponen distintos modelos de vida feliz, pero lo que es también cierto es que todos los seres humanos plantean unas exigencias de justicia, plantean unas cuestiones de justicia que voy a tratar de aclarar a continuación.

Pluralismo querría decir que en una sociedad hay distintas éticas de máximos que hacen distintas propuestas de vida feliz, y esas distintas éticas de máximos comparten unos mínimos de justicia que se concretan en valores y en principios. En ese sentido, una sociedad pluralista no es una sociedad moralmente monista, ni es una sociedad moralmente.

LA TRADICIÓN ARISTATELICA BUSQUEDA PRUDENCIAL DE LA FELICIDAD

Los términos felicidad y feliz (y sus sinónimos en las diversas lenguas) han jugado un papel importante a lo largo de la historia de la filosofía moral. Que la vida moral consiste en la búsqueda de la felicidad, ha sido sostenido por influyentes doctrinas, de las que quizá el eudemonismo (con su variante hedonista) por un lado, y el utilitarismo por el otro, sean las más características. Las diferencias entre ambas son, por cierto, notables: mientras que para el eudemonismo es la propia felicidad la que constituye para cada uno el bien supremo (summum bonum), y por tanto es la orientación hacia ella lo que sirve como criterio de la corrección de nuestras acciones, para el utilitarismo sólo la mayor felicidad general (de todos los seres humanos e, incluso, de todos los seres capaces de sentir) es el verdadero criterio de la corrección moral, incluso si el ajustamiento a él comporta, en ocasiones, la propia infelicidad.

El eudemonismo clásico, representado ante todo por Aristóteles, es una propuesta que responde, de manera plausible, a los problemas educacionales y políticos planteados en la ciudad antigua. Se trata, como es bien sabido, de una sociedad estrechamente unida por el sentido del bien común y por creencias religiosas compartidas acerca del destino del hombre y del sentido de la vida humana

El verdadero bien del /individuo, su felicidad, coincide con el bien de la ciudad, y consiste en la realización inteligente de las actividades que son necesarias para orientar positivamente la vida social, y en la adquisición de los hábitos necesarios para ello. Al menos parcialmente, la felicidad no puede separarse de la excelencia del ciudadano.

Lo esencial de la doctrina aristotélica de la felicidad no debe, probablemente, buscarse en la idea de un estado de ánimo que actúa como polo atrayente en todas nuestras acciones, sino en la realización de la actividad específicamente humana. De acuerdo con ella, no debemos pensar en la felicidad como en un estado de conciencia placentero, sino como en la actividad específicamente humana. Ser feliz consiste en comportarse de un modo característicamente humano: no sólo en realizar las actividades exclusivamente humanas (como la contemplación teórica), sino también en realizar humanamente aquellas actividades (como alimentarse, procrear, vivir en sociedad) que tenemos en común con los animales. Podemos llamar excelencias a los modos realmente humanos de realizar esas actividades (cosas tales como la sobriedad, la continencia, la justicia...)

La interpretación de la felicidad como actividad racional es netamente diferente de la de felicidad como estado de ánimo; pero las dos, aunque en distinto grado, conforman la noción aristotélica de felicidad.

COMO ES UNA PERSONA PRUDENTE

Persona prudente es aquélla que, en su trabajo y en las relaciones con los demás, se informa, desde criterios rectos y verdaderos,

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