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SUCESION Y CONTINUIDAD DE LA OBRA DE PEDRO DOMECQ


Enviado por   •  22 de Abril de 2013  •  1.439 Palabras (6 Páginas)  •  347 Visitas

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En este cerrado horizonte aparece un personaje extraordinario llamado Pedro Domecq Lembeye que pronto se caracterizará por su eficaz capacidad de gestión y por sus altas dotes de organización. Es el primer Domecq que viene a España, en 1.816, con un único objetivo, triunfar.

Pedro era hijo de Juan de Domecq y Catalina Lembeye. Dicho de otro modo, era nieto de María Haurie, la hermana del fundador de la firma "Juan Haurie y Sobrinos".

Por su condición de noble, Pedro Domecq Lembeye había tenido que dejar Francia junto con su familia para huir de la persecución de los revolucionarios de 1789.

Muy joven, comenzó a trabajar en Londres, en "Gordon, Murphy and Co." para posteriormente constituír, en 1809, con John James Ruskin - padre de J. Ruskin, famoso filósofo y crítico de arte - y en unión de Henry Telford, la sociedad "RUSKIN , TELFORD & DOMECQ", compradores de sherry y agentes exclusivos en Inglaterra de la firma instituida por su tío-abuelo, "Juan Haurie y Sobrinos," de Jerez.

En 1818, Pedro Domecq Lembeye firma la escritura por la cual adquiere de su tío, Juan Carlos Haurie, los derechos de la firma "Juan Haurie y Sobrinos". De esta forma, en 1.822, funda la razón "PEDRO DOMECQ".

Durante su gestión, la empresa se sitúa a la cabeza del comercio de los vinos de Jerez y adquiere una sólida estabilidad financiera. Trajo de Francia un revolucionario aparato rectificador para aguardientes de alta calidad, haciendo venir de París a Pedro Alegre para instalarlo en la zona conocida como Puerta de Rota. El 12 de octubre de 1.823 recibió la visita del rey Fernando VII, que lo nombraría, un año más tarde, Gentilhombre de Cámara, haciéndole proveedor suyo y concediéndole el privilegio de unir las Armas Reales a la Casa.

Era la primera vez que un rey visitaba una empresa de vinos y, para tal acontecimiento, se traza el hermoso jardín que se encuentra hoy frente a la entrada de la bodega.

Pedro Domecq tuvo cinco hijas que llegaron a casarse con la más refinada nobleza francesa. Con ello, las herederas se desligaron por completo de los negocios de su padre. Esta circunstancia le llevó a tomar la decisión de proponer a su hermano Juan Pedro Domecq Embaye que se convirtiera en su colaborador, con una participación en la empresa.Pedro Domecq Lembeye fallecía de forma accidental, en 1839, a los 52 años.

SUCESION Y CONTINUIDAD DE LA OBRA DE PEDRO DOMECQ

A la muerte de su hermano, Juan Pedro formó sociedad con sus sobrinas por sextas partes iguales. Con el paso del tiempo, todas fueron vendiéndoles su participación hasta que, en 1864, se convierte en el único titular del negocio.

Durante su gestión tuvo lugar, en 1855, la adquisición de la bellísima casa-palacio situada en la Alameda del Marqués de Casa Domecq, que perteneció al primer Marqués de Montana, Antonio Cabeza de Aranda y Guzmán. Esta casa sirvió, a lo largo de las generaciones, de cálido punto de encuentro para toda la familia.

Juan Pedro permanece soltero pero decide adoptar, en 1866, a Juan Pedro de Aladro, el cual llegó a transformarse en un personaje verdaderamente fascinante que llevó el negocio y al mismo tiempo desempeñó tareas diplomáticas dentro y fuera de España.

PEDRO DOMECQ LOUSTAU, CREADOR DEL PRIMER BRANDY ESPAÑOL

En el año 1869, murió Juan Pedro Domecq Lembeye. Dos años antes, había formado con su sobrino Pedro Domecq Loustau, que trabajaba con él en la empresa, una sociedad regular comanditaria. Juan Pedro Domecq nombró heredero universal a Juan Pedro Aladro.

Pedro Domecq Loustau había llegado a Jerez cuando contaba dieciocho años. Pese a su juventud, gozaba de gran experiencia comercial, pues estuvo en Londres en "Ruskin Telford and Domecq", sociedad que desde 1865, al disolverse, se convertiría en "Peter Domecq and Co.". Con él, la Casa Pedro Domecq se engrandeció sobremanera. Completó las obras de "El Majuelo" en los viñedos de Macharnudo y amplió las bodegas.

Pedro Domecq Loustau había recibido el encargo de elaborar 500 bocoyes de un alcohol de calidad excepcional, sin fijar límite de tiempo ni cantidad para tal menester. El planteamiento no había podido ser más afortunado ya que, para un profesional como él, constituía todo un reto. Al cabo de dos años, consiguió un aguardiente de máxima calidad. la sorpresa fué mayúscula cuando el demandante de tan especial encargo confesó la imposibilidad de hacer frente al pago del mismo.

Ante esta difícil situación, Pedro Domecq

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