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Bestiario De Julio Cortázar


Enviado por   •  22 de Mayo de 2013  •  3.176 Palabras (13 Páginas)  •  631 Visitas

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Bestiario es el primer libro de relatos de Julio Cortázar - autor argentino que nació en Bruselas en 1914 y murió en París, en 1984 -, publicado con su auténtico nombre. Son ya relatos de una notable madurez. Estos cuentos que tratan de objetos y hechos cotidianos, pasan a la dimensión de la pesadilla o de la revelación de un modo natural e imperceptible. Sorpresa o incomodidad son un condimento que se agrega al placer indescriptible de su lectura.

Como se explica el título?

Los bestiarios atraviesan los tiempos sufriendo múltiple influencias. Según la definición del diccionario, el Bestiario es “en la edad media, una obra en la que están catalogados animales, reales o imaginarios, que sirven como símbolos de una significación moral o religiosa” (Pascual, 2007: 152). Los bestiarios medievales eran escritos con una intención pedagógica, pues que cada criatura hacía parte de un conjunto, de una especie.

En cuanto compendio de bestias, el bestiario fue muy popular durante la Edad Media en forma de volúmenes ilustrados que describían animales, plantas y incluso rocas. La historia natural y la ilustración de cada una de estas bestias se solía acompañar con una lección moralizadora, reflejando la creencia de que el mundo era literalmente la creación de Dios, y que por tanto cada ser vivo tenía su función en él .

Cual es el tratamiento que Julio Cortázar hace de un concepto etimilogica y temporalmente circunscrito?

Desde este título que el lector es sorprendido pues que él puede suponer que sus principales personajes son “bestias” en sus diferentes acepciones, pero cuando leemos los cuentos en su mayoría los animales no aparecen.

Los animales pueden estar ausentes como en “Casa tomada”, donde lo bestial es lo indeterminado, lo indefinido o volverse de tiernos en bestiales (los conejitos, las mancuspias o las hormigas) o aún son seres humanos que adquieren características animales como la masa humana en “Ómnibus”, los bailarines de “Las puertas del cielo” o los personajes de “Bestiario”.

La bestialidad puede existir en lo que perturba la vida cotidiana o al interior de los personajes que cambian y vuelven un Otro como Isabel de “Bestiario”, la pareja de “Cefalea” o Delia de “Circe”.

El comportamiento de algunos personajes puede identificarlos con animales a causa de sus actitudes bestiales y monstruosas: es el caso de Nene que maltrata a Rema e Isabel que mata Nene en “Bestiario” o el colectivo que bloquea Clara y el joven en “Ómnibus” o Mario que pretende ahorcar Delia en “Circe” o los bailarines que se asemejan a monstruos en “Las puertas del cielo”.

El titulo, que parecía remitir a un género literario, presenta un problema irresoluble que va creciendo con la lectura.

En el Bestiario de Julio Cortázar hay un movimiento de renacimiento a través lo cual los sentidos insólitos se reconstruyen de las ruinas que el narrador provocó cuando destruyó los significados clásicos del cotidiano.

El cuento es una forma narrativa breve y sencilla en la que se relata una historia real o imaginaria y solo transmite un asunto o acción. Además tiene un número reducido de personajes.

Como cualquier relato, el cuento puede ser analizado a la luce de las categorías narrativas como el tiempo, el espacio y los personajes. Empezaremos por el estudio de las categorías narrativas en los cuentos de Cortázar, enseguida analizaremos el fantástico y finalmente hemos escogido el cuento “Circe” para un análisis más detallado.

1. Las categorías narrativas

1.1. El tiempo

Bestiario de Julio Cortázar es una serie de relatos donde se encuentran tangenciales realidades paralelas que se multiplican y se reflejan como en un laberinto de espejos. Este libro contiene ocho textos que incluyen pares temáticos: dos tratan de literatura, dos de enfermedad, dos de juegos en un medio de transporte, dos de relaciones.

Casi todos los cuentos se desarrollan en un presente de la escritura, dentro del cual se relatan las historias, episodios y anécdotas en tiempo pasado. El tiempo de la enunciación es el presente y el del enunciado el pasado.

En “La Casa tomada”, una relación es interrumpida por el lenguaje truncado. La casa impide que los hermanos se comuniquen entre sí y comuniquen con el mundo. La trama no es lineal, va desde el presente al pasado y viceversa, y el desenlace no es hermético. Los hermanos abandonan la casa y nadie sabe lo que pasará con ellos.

En “Carta a una señorita en Paris”, la relación se hace difícil porque el protagonista vomita conejitos. Estos seres son alegóricos visto que su existencia como animales es inadecuada, ellos se volvieron un estorbo, una obsesión del mundo de Cortázar. Los conejitos de Cortázar son intemporales porque son ideas y, de acuerdo con Walter Benjamin (1984), las ideas cargan su pré-historia, es decir, el flujo del devenir, y su poshistoria, el origen de un nuevo sentido.

El futuro es sugerido en este cuento (“Dejaré esta cara esperándola”, p.12), interrumpido por la alusión a un posible suicidio: “No creo que les sea difícil juntar once conejitos salpicados sobre los adoquines, tal vez ni se fijen en ellos, atareados con el otro cuerpo que conviene llevarse pronto, antes de que pasen los primeros colegiales.” (p.12).

En el cuento “Lejana”, el ritmo del metro acompaña el ritmo de la escritura y nos revela una preocupación con un tiempo inaprensible. En este texto, el presente es ya pasado. El presente es el pasado en su proveniencia. Escribiendo un momento en movimiento, el tiempo se manifiesta: “Empieza, sigue. Entre el final del concierto y el primer bis hallé su nombre y el camino. La plaza Vladas, el puente de los mercados. Por la plaza Vladas seguí hasta el nacimiento del puente, un poco andando y queriendo a veces quedarme en casas o vitrinas, en chicos abrigadísimos y fuentes con altos héroes de emblanquecidas pelerinas,…” (pp.14-15). El futuro proyectado sale fuera del diario y surge en la narración de una tercera persona omnisciente: “En el puente la hallaré y nos miraremos […] y será la victoria de la reina sobre esa adherencia maligna.” (p.17).

En “Ómnibus”, el juego con la temporalidad, el pasado en el presente, persiste. Clara está en un ómnibus, y mira todos los pasajeros así como estos la miran: “El señor de la tercera ventanilla (la estaba mirando, ahora no, ahora de nuevo)…” (p.20). En el preciso momento de la observación, el ahora es ya otro “aquí”. La trama fluye entre circunloquios de los pasajeros y observaciones, sin haber un desenlace definitivo.

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