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Biografías De Julia De Burgos


Enviado por   •  19 de Enero de 2014  •  2.825 Palabras (12 Páginas)  •  605 Visitas

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Julia de Burgos: Puerto Rico (1917-1953)

Obra poética:

Poema en veinte surcos (1938)

Canción de la verdad sencilla (1939)

El mar y tú y otros poemas (1954)

*El material que está en la lista aparece como Antología poética y es una recopilación

de su poesía lírica que incluye poemas de las tres colecciones antes mencionadas.

La poética de Julia de Burgos supone una voz esencial, personal e íntima que suele poner al descubierto su alma. Poesía de raigambre lírica que inaugura un neorromanticismo a través del descubrimiento total de las experiencias dolorosas aplastantes del amor y un llamado a la muerte en búsqueda del alivio al dolor y la soledad.

Su obra en verso consiste en poesía lírica y poemas de carácter político-social. Su poesía lírica se considera como su mayor aportación a la poesía contemporánea de Hispanoamérica.

El mundo poético de Julia de Burgos, está determinado principalmente por su visión de la naturaleza. Esta es en gran medida panteísta, por ese anhelo de confundirse con la vida cósmica de la cual la aleja el mundanismo. La poeta vislumbra, además, la participación de su espíritu en la creación del alma divina del mundo y busca la simpatía vital con todos los seres.

Julia de Burgos, como todo creador, se enfrenta a la realidad externa; selecciona afectiva y significativamente unos elementos, y crea un mundo de imágenes proteicas, que aunque supone una reestructuración de la realidad en un primer estrato, verticalmente se trata de un modo de aprehender esa realidad; de dar con algunas de sus categorías esenciales. En este mundo predominantemente simbólico, la naturaleza es el punto de partida. Todas las zonas del universo están aquí presentes: agua, tierra, flora, fauna y cielo. Pero, sobre todo, aparecen en su poesía quebradas, arroyos,riachuelos, fuente, rocío, lluvia, río, mar (en riqueza de matices), llanto, gota. Y de estos parten sus dos símbolos determinantes: el Río y el Mar. Símbolo también el Viento, mensajero incansable y recreador del amor, del dolor, del destino. Multitud de elementos presimbólicos caracterizan también esta poesía: estrellas, lucero, sol, luna, nube, niebla, amanecer-aurora-alba, crepúsculo, noche, el mundo de la flora, del color (blanco y azul principalmente, aunque además rojo, amarillo y verde). Todo entrelazado por una visión panteísta y una postura vital intuitiva.

Los temas principales de esta poesía marcan una trayectoria clara del espíritu: búsqueda del propio ser, el amor y la muerte. Domina, sobre todos, el amor. La voluntad de hacer problema la propia persona es antesala necesaria de la vivencia amorosa, de la entrega. El amor recalará en el dolor y la angustia que preceden la llegada de la muerte.

1. Búsqueda del ser: Ser-dualidad; ser-destino; ser-afirmación trascendente. Julia de Burgos vive en su poesía la conciencia de esa polaridad trágica que estuvo presente en su vida. Poema en veinte surcos es el poemario de la búsqueda inicial pluralizada (veinte surcos), nos define su alma como "Una armonía rota..." Ya en la Canción de la verdad sencilla se precisa aún más esta lucha constante.

2. El amor: Amor implica creación. El universo todo se recrea y reordena gracias a la visión amorosa. Es actividad que parte hacia un objeto desde el subsuelo más íntimo y auténtico de la persona. La poeta llega al amor pleno de renaceres gestados dolorosamente.

3. La muerte: La mirada visionaria de la poeta se detiene repetidas veces en la vivencia de su propia muerte. En "Poema para mi muerte" salva su destino de poeta, pero en "Poema para un solo después" plasma la visión de un momento entre la vida y la muerte con imágenes características del sueño. Lo que importa no es tanto la muerte en la poesía de Julia de Burgos, sino las muertes sucesivas del espíritu que determinan su actitud ante ella.

Lo característico del estilo de Julia de Burgos no reside en la brillantez de la

palabra ni en la profusión de imágenes agudas y chispeantes, ni en la violentas quiebras sintácticas que caracterizan un estilo de rasgos ornamentales y de virtuosismo preciosista. La palabra en su poesía tiende a la desnudez y ahonda en contenidos emotivos. Hay una preferencia por el verso largo--ya tradicional como el alejandrino, que es el que predomina en Poema en veinte surcos, ya el libre. El ritmo es predominantemente lento, hondo, de caída en las cosas, y a veces se eleva súbitamente en exclamaciones de asombro o de esperanza para caer de nuevo hacia el dolor, la muerte o la nada. Su primer libro no encarna la plenitud lírica del sentimiento. La poeta todavía anda buscándose a sí misma y esto se evidencia en la falta de unidad estilística y temática de la obra. Canción de la verdad sencilla supone un avance en el estilo. En este canto al amor, que es plenitud del ser de la poeta, la expresión cobra contornos más reveladores del mundo interior. Se acentúa la nota lírica porque el ser ha llegado a su morada, y los caminos dispersos se centran en una misma lucha, en un mismo impulso creador. Se mantiene en este conjunto poético el predominio del verso largo y el ritmo lento que caracterizan toda la poesía de Julia de Burgos y determinan un temple anímico interrogante, de vuelta hacia el mundo interior, en un continuo desdoblamiento del ser para la entrega esencial. El mar y tú es la culminación de la trayectoria estilística. Aquí plasma la poeta su visión de la muerte en un diálogo íntimo, anhelante, con la verdad última y única. Se conjugan la plenitud del estilo y el tema y vivencia de la muerte.

Poema en veinte surcos equivale a la búsqueda de una autodefinición y es el camino hacia el autoconocimiento, antesala del amor ("Momentos")

Canción de la verdad sencilla equivale a la cima de la expresión amorosa; El mar y tú constituye el testimonio agónico de su búsqueda de la muerte inminente en la simbología del lecho del mar. En su itinerario temático convergen dos temas mayores, el amor y la muerte. Va desde un intento de autoconocimiento hasta el amor; y, de éste, a través del dolor, a la atomización de la muerte. Estos libros representan un paso de avance en la creación poética de Julia no sólo porque el arte de la dicción en ellos ha progresado, sino porque consigue interpretar y expresar las variaciones y el tono del sentimiento amoroso. En esta expresión reside el valor de su obra para la posteridad. Con frecuencia, los símbolos de su poesía aluden y son imágenes de un conflicto entre tiempo y eternidad, materia y espíritu.

La intensa emotividad de la expresión se alcanza en el examen de Canción de la verdad sencilla. Este cuaderno, muestra de una poesía de embrión romántico, es el testimonio lírico del amor. La temática esencial es la hondura de su pasión amorosa que deriva del presentimiento de una muerte próxima e irremediable. La actitud fundamental que advertimos en este mundo poético es de un hondo sentido vitalista frente a la realidad del amor y la muerte. La veta lírica de carácter íntimo, grave y apasionado, trasciende a su expresión como un testimonio del aprender a morir de amor ("Alba de mi silencio").

En Canción, libro que presupone la confesión íntima de una mujer con plena conciencia de todos los accidentes del ser, puede apreciarse lo que la crítica ha llamado "la curva evolutiva de su Eros", un erotismo que nunca alcanza el "morboso deleite sensual, sino la cálida respuesta que la vida da a la vida.

El tema amoroso se puede visualizar y concebir en dos perspectivas. Una que regresa a su primitiva sensualidad natural y otra que reinventa y recrea la constante dualidad de un ser fragmentado por una experiencia debastadora y equidistante del dolor y la muerte.

El primer tratamiento del tema nos muestra una dirección personal, desentendida de todo valor universal, que muchas veces tiende a reducirse al momento psicológico que le da origen ("Noche de amor en tres cantos").

Otras veces, el poema le sirve como vehículo para entregarnos el testimonio de su drama íntimo, tan personal, que casi lastima y toca la llaga común que nos lacera: la soledad ("Poema detenido en un amanecer"). En otras ocasiones nos describe una experiencia amorosa más allá de la carne, visualizando un amor cósmico y eterno ("Principio de un poema sin palabras"). Hay en su poesía una constante que se transparenta un varios de sus poemas y es la fuga de la realidad. La misma la podemos pulsar a través de tres sentimientos esenciales, un anhelo de trascendencia, una búsqueda de lo esencial y un deseo victimario de pasión.

En la simbología que emplea para interpretar el primer sentimiento, se alude a una jerarquía de elementos. El aire y el agua predominan atomizándose en alas, voces, mariposas, pájaros, vuelo, golondrinas y palomas ("Viaje alado"). A menudo, la luz y el vuelo se presentan en íntima relación con el simbolismo general del aire.

La búsqueda de lo esencial nos encuentra en otro meridiano. La poeta metamorfosea la realidad desde el caótico trajinar de su ser íntimo y nos prepara el encuentro con la aniquilación total del individuo-Julia ("Altamar y gaviota"), ("Canción de la verdad sencilla").

El agua es el elemento mayor en la poesía de Julia de Burgos. Lo encontramos en abundantísimos sustantivos, adjetivos, verbos, metáforas, imágenes, siendo los más paradigmáticos, el mar, el río; las gaviotas, los puertos; anclar, bañar, multiplicar. Cada uno constituye una clave simbólica de creación o reproducción de procesos vitales, ejemplarizando la búsqueda de lo esencial en el agua, principio y fin de todas las cosas de la tierra.

A medida que avanza y se desarrolla la temática de Canción notamos un desequilibrio del ser ante la plenitud amorosa. El mismo sentimiento que tantas veces cantó pletórica de dicha, paradójicamente, gesta el dolor ("Te quiero"). A veces se anuncia el preludio de la muert en el dolor, la soledad y el desamor ("Yo fui la más callada").

El simbolismo del abandono corresponde a un aspecto de la muerte. Este es el testimonio que nos brinda su último libro, El mar y tú, publicado póstumamente en 1954. Es notoria la importancia y particular vivencia de la muerte en su obra. La muerte rompe la armonía del ser con la vida pero en general, le proporciona ese confrontamiento con un destino dominado melancólicamente por la idea de ésta, paradójico ensayo del acto del amor. El mar y tú es el primer testimonio de su renuncia a vivir enajenada por el dolor. La muerte está visualizada como una puerta de salvación.

En el poemario se pueden distinguir dos momentos poéticos que acusan la existencia de dos estados de ánimo prevalencientes. Por un lado está la ternura del tema amoroso que representa el último intento de reconciliación con la vida, a través de una metamorfosis absoluta de la realidad ("Poema de la cita eterna"). Por otra parte se encuentra la trascendencia. Julia visualiza un universo cerrado a la vez que concibe un orden inexorable y retornante de la existencia ("El mar y tú").

A medida que el poemario avanza se suceden las transfiguraciones y los imposibles. El mar a veces deja de ser agua, para ser "mar etéreo", los pájaros dejan de volar para ir "nadando cielo". Aunque Julia no logra entregarse a la muerte por suicida, al trasladarse al plano proteico de "su realidad" ejemplariza el proceso de su aislamiento definitivo del mundo, la involución hacia la nada que confiesa en una introspección ("Donde comienzas tú"). A este proceso instrospectivo siguen poemas atormentados en donde ensaya el traslado a esa infinitud cósmica que testimonia en muchos de ellos. Hay visibles atisbos del "naufragio" de su conciencia en una pacífica aceptación de la muerte.

En la segunda parte del poemario, que tituló "Poemas para un naufragio", se dramatiza entrañablemente la premonición mortuaria que había conseguido en los últimos poemas de "Velas sobre el pecho del mar". En toda esta parte persiste una densa expresión emotiva que nos hace llegar a lo esencial de su mundo, en una carrera precipitada. En ella reúne lo mejor de su obra poética y representa un trabajo antológico. En Julia la perspectiva personal se recrea y constituye el eje vital que ordena la realidad comunicándole sentido y unidad temática y estilística.

La tendencia a una sencillez verbal que se acerca a lo esencial hace posible el diálogo consigo misma a través de los grandes símbolos de su mundo poético. Su poesía adquiere un tono de confesión más acentuado, cada vez más generosa en el aprovechamiento de la sustancia interna.

Como Alfonsina, Julia escribió su epitafio en la premonición de sus propios versos (Poema para mi muerte").

El erotismo: En Canción de la verdad sencilla la experiencia erótica se manifiesta como una vía fundamental que conduce hacia la comunión con la totalidad de la vida y de la naturaleza. El erotismo en este libro permite la reconciliación del sujeto y del mundo y, a partir de ésta, la fusión del alma y del cuerpo. Julia de Burgos en sus versos desata los nudos que le impiden lograr su despertar. Los desata mientra expone la intensidad de su pasión amorosa, y explora a la mujer y a la artista que viven dentro de ella. En este poemario, la poeta convierte a la naturaleza en su cómplice para encontrar la plenitud espiritual y física con el amado, ese Otro que representa la esencia del amor. La naturaleza es para ella el símbolo de todo lo trascendente; es el foro donde la mujer reconoce al hombre.

El feminismo: Julia de Burgos no guardaba prejuicio alguno contra los hombres, aunque en su alma alentó el ideal de la emancipación femenina. En "A Julia de Burgos" protesta no de los hombres, sino de las dañinas consecuencias que para la mujer tiene el orden social que le impide a la mujer ser ella misma. En momento alguno se descubren prevenciones anti-masculinas. La liberación de la mujer requiere una transformación total de la sociedad, la revolución que habrá de humanizar al hombre. Alienta en su poesía un profundo sentimiento de fraternidad entre los sexos. Uno solo de ellos no se puede emancipar, si el otro no se libera. Ambos se redimen en el común lugar de la autenticidad.

La feminidad de Julia permea toda su poesía. Sus versos no podían ser escritos sino por una mujer. Su exquisita sensibilidad a los valores de la tierra, su sentimiento jocundo de la vida hasta el punto de hacer de Eros un principio del universo, su experiencia de raíces, la sensualidad con que habla del agua, su liberación en el Amor, todo esto y mucho más en su poesía nos revela a la mujer de carne y hueso que la plasmó. La vida, para Julia está centrada en el amor. Si el amor se retira, sólo le queda la muerte.

Julia de Burgos es una poeta lírica por excelencia y su poesía es la encarnación de su vivir y sentir más íntimos en la palabra. El símbolo le proporciona una forma más dinámica y universal de relación entre su interior y lo exterior, y al mismo tiempo, le descubre un universo poético unitario y subjetivo de continente y contenido. Los temas son de siempre, y sólo diferentes en la manera de enfocarlos. En la forma expresiva y la elaboración mítica con que Julia de Burgos arrancó a la lengua sus imágenes, reside el valor de su obra poética para la posteridad.

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