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Clasicismo


Enviado por   •  25 de Agosto de 2013  •  3.473 Palabras (14 Páginas)  •  350 Visitas

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Cuando se habla de clasicismo o de romanticismo, por dar un ejemplo, no se hace más que dar una idea más o menos cercana sobre la actitud estética de un hombre o de una época.

Esta circunstancia se da en el arte de los sonidos, cuando se habla de música clásica o de los clásicos, aludiendo a los grandes maestros de la creación sonora. Ambas designaciones son equivocados sinónimos de música seria y músicos consagrados, respectivamente, que en el habla vulgar se utilizan sin discriminación con el verdadero sentidos de estos términos. Trataremos entonces, en este trabajo, de establecer lo "clásico" a su verdadero sentido.

La música, como todas las artes, es una expresión de la cultura. Y por ello se encuentra sometida a las mismas leyes que rigen los demás fenómenos culturales. Evoluciona, como éstos, en ciclos que, vistos a gran distancia, muestran gran similitud. Tanto para la cultura griega, como para la música de occidente, se aplica con propiedad un camino en etapas sucesivas, que son: arte primitivo, arte arcaica, arte clásico, arte romántico y arte decadente.

Aún discutido por algunos historiadores, el clasicismo musical tiene su apogeo en el siglo XVIII. Haydn, Mozart y Beethoven, creadores de la música instrumental moderna, sintetizan las virtudes de esta escuela.

Su cualidad fundamental es el equilibrio, que distingue a todo arte clásico, entre armonía y melodía, entre forma y expresión; el ajuste perfecto de todos los elementos, físicos y espirituales, que integran el edificio sonoro. Razón, imaginación y sensibilidad se enfrentan y complementan en un acuerdo perfecto.

Frente al marcado objetivismo, con predominio de la forma, que significó la ciencia contrapuntística (combinación simultánea de dos o más melodías; un ejemplo típico de contrapunto es la ronda, un tipo simple de cannon), inmediatamente anterior al estilo clásico, y frente al subjetivismo que trajo consigo la escuela romántica, inmediatamente posterior, la música de Haydn, Mozart y Beethoven se sitúa en un justo medio, en un punto de intersección, que no responde a fórmulas preestablecidas, sino que ha sido un momento en la vida de la humanidad, una atmósfera del espíritu, bajo cuya sombra vieron la luz tan excelentes creaciones. Según afirma, con inmejorables aciertos, el compositor argentino Jorge D’Urbano: ...en pleno siglo XVIII, en Viena, la ciudad más hermosa y musical de Europa, donde la escuela clásica encuentra sus dos representantes más extraordinarios: Haydn y Mozart. Mucha música se escribirá después, genios de talento infinito enriquecerán nuestra herencia artística, pero ya nunca volverá a encontrarse el secreto mágico de ese equilibrio misterioso que aureola la obra de estos dos titanes. El idioma lo impone el gusto del día, pero los pensamientos corren debajo con fuerza arrolladora y nos llegan con la misma frescura y encanto que tuvieron cuando fueron escritos sobre el pentagrama. Haydn y Mozart representan uno de esos momentos cumbres en la historia de cualquier arte, donde, de pronto, se cristaliza la perfección. Es inútil tratar de analizar, investigar o escudriñar, para descubrir las líneas internas que la hacen posible. La casi increíble sabiduría que dan estas dos obras, está elegantemente disfrazada con el manto más difícil de obtener: la naturalidad. La música fluye sin descanso y sin violencias. Sabemos que la forma está presente, que los materiales han sido medidos con escrupulosidad minuciosa, que los instrumentos han sido tratados con un conocimiento de sus recursos que llega a lo inaudito. Sabemos que detrás de este arte, en apariencia tan espontáneo, se esconde una maestría sin par. Pero lo que anima es algo más que una técnica sin fallas; su inmaculada gracia supera toda previsión. Es un hecho espiritual sin posible reedición.

Esta época estuvo marcada por otras artes como la escultura y la pintura como también por la arquitectura y las artes decorativas quienes mostraron un especial desarrollo; a este estilo se le llamó Neoclasicismo; floreció en Europa y Estados Unidos aproximadamente desde el año 1750 hasta comienzos de 1800 y se inspiró en las formas grecorromanas. Más que un resurgimiento de las formas antiguas, el neoclasicismo relaciona hechos del pasado con los acontecidos en su propio tiempo. Los artistas neoclásicos fueron los primeros que intentaron reemplazar la sensualidad y la trivialidad del rococó (período anterior) por un estilo lógico, de tono solemne y austero. Cuando los movimientos revolucionarios establecieron repúblicas en Francia y en América del Norte, los nuevos gobiernos republicanos adoptaron el neoclasicismo como estilo oficial porque relacionaban la democracia con la antigua Grecia y la República romana. Más tarde cuando Napoleón I subió al poder en Francia, este estilo se modificó para servir a sus necesidades propagandísticas. Con el nacimiento del movimiento romántico la prioridad por la expresión personal sustituyó al arte basado en valores ideales.

2. Música

Wolfgang Amadeo Mozart

Las cualidades fundamentales del clasicismo son el equilibrio, la sencillez y la armonía. La música, durante este periodo, se basaba precisamente en estos principios. Haydn, Mozart y Beethoven son los mayores exponentes del clasicismo musical.

El surgimiento de estas formas clásicas sólo se hizo posible gracias a un desarrollo de las condiciones técnicas, que ampliaron enormemente el lenguaje de la creación musical. La personalidad del compositor hubo de encontrar así los elementos necesarios para manifestarse con una plenitud, hasta entonces desconocida. La notación llegó a un estado definitivo, tal como hoy se conoce. Las claves se unificaron en dos principales: la de sol, para las notas agudas, y la de fa, para las graves, a las que se añaden, en algunos casos y para algunos instrumentos (fagot, viola, violonchelo y trombón) otras dos de antigua procedencia, la de clave de do en tercera y en cuarta línea del pentagrama. Para el sistema tonal, se deslindan los dos sexos musicales (mayor y menor), con sus respectivas escalas y acordes. Se estableces dos principios fundamentales: la polifonía y la homofonía. Aparecen las principales formas de composición, que han de utilizar los compositores desde entonces hasta nuestros días. "Existen ya, en el terreno vocal, la ópera, el oratorio, la canción coral y solista; en el terreno instrumental, la fuga, la pieza tripartita –que conducirá a la sonata y a la sinfonía -, la recopilación de danzas en el ciclo de la "suite" y formas libres de improvisación y fantasía". (Kurt Pahlen). Los instrumentos adquieren la contextura que actualmente poseen; se agrupan en familias: cuerdas, vientos, percusión y teclado; y salvo algunas

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