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Como Incrementar El hábito A La Lectura Y La Comprensión Lectora


Enviado por   •  17 de Enero de 2012  •  10.102 Palabras (41 Páginas)  •  1.089 Visitas

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Desde su aparición el ser humano ha tenido la necesidad de comunicarse con sus semejantes a través de diversas formas de expresión, (pinturas, señales, lenguaje, escritura, etc.); con el transcurso del tiempo el proceso de comunicación se ha ido perfeccionando para una mayor interacción y comodidad, estos avances los podemos constatar con la existencia y el uso de los medios de comunicación como la radio, la televisión, el Internet, etc.

Actualmente nos podemos percatar de que nuestra sociedad esté siendo impactada por la globalización y está sufriendo cambios en el aspecto económico, político, social, cultural, sin dejar de lado el aspecto educativo que en el presente trabajo es de vital importancia. La globalización es un concepto que pretende describir la realidad inmediata como una sociedad planetaria, más allá de fronteras, barreras arancelarias, diferencias étnicas, credos religiosos, ideologías políticas y condiciones socio-económicas o culturales. Surge como consecuencia de la internacionalización cada vez más acentuada de los procesos económicos, en los conflictos sociales y en los fenómenos político-culturales.

La globalización ofrece ventajas y desventajas, no todas las personas son beneficiadas o perjudicadas, simplemente este fenómeno puede impulsar o retener el desarrollo. Las condiciones están dadas, lo único que queda es el proceso de actualización constante, así pues, la escuela pública debe “adaptarse” al fenómeno de la globalización, es decir buscar las estrategias necesarias para adecuarse a las transformaciones sociales y culturales, por lo tanto, los profesores y las profesoras de cualquier institución educativa nos vemos obligados a cambiar, actualizarnos y mantenernos informados cada día más para desenvolvernos en un proceso educativo que se encuentra en cambios constantes.

Recordemos que la escuela tiene años reproduciendo una educación tradicional, pero hoy se topa con juicios que cuestionan su proceder, con nuevas corrientes pedagógicas que tratan de hacerla más democrática, insertando cambios y avances tecnológicos que día a día se van incorporando a la práctica docente, en fin, se enfrenta con una lista interminable de nuevos factores.

La forma de enseñar de los profesores debe estar apegada a las exigencias reales de la sociedad, de integrar en sus planeaciones los elementos que le permitan actualizar el conocimiento de acuerdo al contexto en el que se encuentren para dar más atractivo a sus clases, que generen más interés, y sobre todo que intente hacer de la educación convencional una educación sistémica, recordemos que todo proceso educativo busca que el alumno desarrolle su personalidad libremente, por tal motivo se empeña en la transmisión de conocimientos, valores, actitudes y aptitudes que contribuyan a la transformación de cada individuo a ser cada vez mejor, en nuestro medio pocos dudarán que el saber leer y el saber escribir es una de las metas fundamentales de la enseñanza escolar considerándolas como habilidades prioritarias para dominar, dado que son la base del aprendizaje y la puesta en marcha de la cultura, sin embargo, la enseñanza de la lectura y de la redacción ha sido la manera más eficaz para disgustar a los alumnos y, en consecuencia, alejarlos de la lectura.

Saber leer no es sólo poder decodificar un conjunto de grafías y pronunciarlas de manera correcta, sino que fundamentalmente, se trata de comprender aquello que se lee, es decir, ser capaz de reconstruir el significado global de un texto; esto implica identificar la idea principal que quiere comunicarnos el autor, el propósito que lo lleva a desarrollar dicho texto, la estructura que emplea, etc; en resumen, podemos decir que implica una acción intelectual de alto grado de complejidad en la que él que lee elabora un significado del texto que contempla, el mismo que le dio el autor.

La lectura es una actividad múltiple. Cuando leemos, y comprendemos lo que leemos, nuestro sistema cognitivo identifica las letras, realiza una transformación de letras en sonidos, construye una representación fonológica de las palabras, accede a los múltiples significados de ésta, selecciona un significado apropiado al contexto, asigna un valor sintáctico a cada palabra, construye el significado de la frase para elaborar el sentido global del texto y realiza inferencias basadas en el conocimiento del mundo. La mayoría de estos procesos ocurren sin que el lector sea consciente de ellos; éstos son muy veloces, pues la comprensión del texto tiene lugar casi al mismo tiempo que el lector desplaza su vista sobre las palabras.

Esta multiplicidad de procesos que se dan de manera simultánea no se desarrollan de forma espontánea y unívoca, sino que se va adquiriendo y construyendo, la mayoría de las veces, sin instrucción intencional. La educación formal en pocas ocasiones se encarga de enseñar la comprensión en la lectura, más bien la hace funcionar como demanda que se le plantea al estudiante, el deber "comprender" y el deber "entender".

Este descuido en la formación de hábitos de lectura hace que frecuentemente nos encontremos con estudiantes que no comprenden lo que leen. Ante esta problemática resulta vital promover en el estudiante habilidades de lectura, a través de lo que Burón (1996) denomina metacognición: "el conocimiento de las distintas operaciones mentales que promueven la comprensión, y saber cómo, cuándo y para qué debemos usarlas”

En la metacognición se distinguen claramente dos claves para regular la comprensión lectora: el conocimiento de la finalidad de la lectura (para qué se lee) y la autorregulación de la actividad mental para lograr ese objetivo (cómo se debe leer), la cual requiere controlar la actividad mental de una forma determinada y hacia una meta concreta. Ambos aspectos están íntimamente relacionados: el modo como se lee y se regula la actividad mental mientras se lee, está determinado por la finalidad que se busca al leer. No leemos un texto de la misma forma para pasar el tiempo que para explicar el contenido en una clase; ni se hace el mismo ejercicio mental si se lee para identificar y diferenciar las ideas principales de las secundarias, para buscar el mejor título de un texto, para deducir conclusiones o para hacer un juicio crítico del contenido del mismo.

El tipo específico de operaciones mentales que emplea un buen lector depende en gran medida de la estructura del texto, ya que estos pueden ser narrativos, expositivos o científicos; cuando un lector se considera hábil es porque se siente capaz de identificar los señaladores que le indican ante qué tipo de texto está, y en ese momento actualizar los esquemas establecidos; por ejemplo, ante un cuento o novela el lector espera personajes, una introducción al tema, un clímax

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