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EL SOL Y LA LUNA


Enviado por   •  26 de Abril de 2015  •  657 Palabras (3 Páginas)  •  357 Visitas

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Mito del Sol y la Luna

Antes de que hubiera luz en el mundo, los dioses de Teotihuacán hablaron entre sí para decidir quiénes iban a dar luz al mundo. Todos los dioses estaban en un salón grande de uno de los muchos templos. Preguntaron:

-¿Quiénes de nosotros van a dar luz al mundo?

Todos sabían que dar luz al mundo no era una tarea fácil. Iba a costar la vida de los que decidieran hacerlo, pues tenían que echarse en una gran hoguera. Nadie contestó al principio. Luego uno de los más jóvenes de los dioses, Tecuciztécatl, habló y dijo en voz alta:

-Yo estoy dispuesto a echarme al fuego.

Todos a una voz dijeron: -¡El dios Tecuciztécatl es un gran dios! Todos te felicitamos.

Pero necesitaban dos dioses y no había otro dios lo suficientemente valiente para acompañar a Tecuciztécatl. Él se burló de los otros diciendo:

-¿Dónde hay un dios tan valiente como yo en toda la región? ¿Nadie se atreve a ofrecer su vida para dar luz al mundo?

Nadie contestó. Todos guardaron silencio por unos minutos y luego comenzaron a discutir entre sí. Durante la discusión el ruido era tan grande y el movimiento tanto que no se dieron cuenta de que un dios viejito se levantó lentamente y se puso delante de todos ellos.

El viejito era pobre y humilde. Su ropa no era elegante. Los otros quisieron saber por qué él se había levantado.

-¿Qué quiere él?-dijeron algunos.

-¿Quién cree él que es?-dijeron otros.

-No tenemos tiempo para los viejitos ahora-dijeron los más jóvenes.

-Él no es lo suficientemente valiente-gritaron unos de los dioses.

-¿Cómo puede querer un viejito dar su vida?-dijeron los principales de entre los dioses. Pero el viejito, levantando la mano, pidiendo silencio, dijo:

-Yo soy Nanoatzín, viejo sí, pero dispuesto a dar mi vida. El mundo necesita luz. Como no hay otros voluntarios, quiero ofrecer lo que queda de mi vida para dar luz al mundo.

Después de un momento de silencio, -Grande es Nanoatzín-gritaron todos. Si las felicitaciones dadas a Tecuciztécatl fueron muchas, las dadas a Nanoatzín fueron mayores..

Luego todos se pusieron a hacer la ropa necesaria para la ceremonia. Era muy bonita, de algodón muy fino, con oro, plata y plumas de aves de todos colores.

Durante toda una semana nadie comió. Todos estaban en estado de meditación porque dar luz al mundo era muy importante.

Cuando llegó el día, encendieron una gran hoguera en el centro del salón. La luz iluminó

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