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El Exito Mas Grande Del Mundo


Enviado por   •  23 de Julio de 2013  •  3.964 Palabras (16 Páginas)  •  433 Visitas

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Para: ti

De: Dios

Pide consejo...

Escucho tu lamento...

Este atraviesa la obscuridad, se filtra entre las nubes, se mezcla con la luz de las estrellas, y encuentra su camino hacia mi corazón montado en un rayo de sol. Me he angustiado al escuchar el lamento de una liebre atrapada en el cepo, por el gorrión que ha caído de su nido, por un niño que yace en una charca, o por el hijo que derrama su sangre en una cruz.

Debes saber que también te escucho, puedes estar en paz y tranquilo. Tengo consuelo para tu pena, ya que conozco su causa y su cura. Lloras por todos tus sueños infantiles que se han desvanecido con los años. Lloras por tu dignidad que ha sido corrompida con el fracaso. Lloras porque tu potencial ha sido cambiado por seguridad. Lloras por toda tu individualidad que ha sido pisoteada por la gente. Lloras por todo tu talento que ha sido desperdiciado por el mal uso.

Te consideras desgraciado y te volteas aterrado a causa de la imagen que ves en el estanque ¿quién es ésta mofa humana que te observa con insensibles ojos de vergüenza?

¿En dónde esta la gracia de tus modales, la belleza de tu figura, tu agilidad de movimientos, tu claridad de pensamiento, el esplendor de tu conversación? ¿Quién te robó tus bienes? ¿Conoces la identidad del ladrón como la conozco yo?

En una ocasión posaste la cabeza en una almohada de hierba en el campo de tu padre y observaste una catedral de nubes y supiste que, a su tiempo, todo el oro de Babilonia sería tuyo.

En una ocasión leíste muchos libros y escribiste muchas cartillas, convencido, sin temor a equivocarte, que igualarías y superarías toda la sabiduría de Salomón.

Y las estaciones desembocarían en los años hasta la eternidad; serías el rey supremo de tu propio paraíso.

¿Recuerdas quién implantó en tu ser aquellos planes, sueños y semillas de esperanza?

No puedes recordarlo.

No recuerdas ese momento en el cual emergiste del vientre de tu madre y posé mi mano sobre tu suave frente.

¿Y el secreto que murmuré en tu pequeño oído cuando te concedí mis bendiciones? ¿Recuerdas nuestro secreto?

No puedes recordarlo.

El paso de los años ha destruido tus recuerdos, ya que ha llenado tu mente con el miedo, la duda, la ansiedad, el remordimiento, el odio, porque no hay lugar par a los recuerdos agradables en donde habitan éstas bestias.

No llores más, estoy contigo... y este momento es la línea divisora de tu vida. Todo eso que ha tenido lugar antes no fue mas que un lapso parecido al que pasaste durmiendo en el vientre de tu madre. Lo pasado está muerto. Permite que los muertos entierren a sus muertos.

En este día regresas de tu muerte viviente. Este es tu aniversario. Esta es tu nueva fecha de nacimiento. Tu primera vida; al igual que en una obra de teatro era solamente un ensayo. Esta vez no fallarás.

Enciende tus velas. Comparte tu pastel. Sirve el vino. Has renacido. Al igual que una mariposa al salir de su crisálida, volarás... vuela tan alto como desees y ni las avispas ni las libelulas ni las cadenas de la humanidad obstaculizarán tu misión o búsqueda de las verdaderas riquezas de la vida.

Siente mi mano sobre tu cabeza. Atiende a mi sabiduría. Déjame compartir contigo, otra vez el secreto que escuchaste a la hora de tu nacimiento y que has olvidado. Tú eres el milagro más grande. Eres el milagro más grande del mundo. Esas fueron las primeras palabras que escuchaste. Después lloraste.

Entonces no me creíste... y nada que corrija tu incredulidad ha pasado en los años intermedios ¿cómo podrías ser un milagro cuando te consideras un fracaso hacia las tareas más sencillas? ¿Cómo puedes ser un milagro cuando tienes poca confianza en manejar la más trivial de las responsabilidades? ¿Cómo es posible que seas un milagro cuando llega a estremecerse la duda y permaneces alerta sobre como obtener el alimento de mañana?

Es inútil preguntar, ¿no sabías, no escuchaste, no se te dijo desde el principio? ¿No entendiste la creación de la tierra?

No has sabido; no has escuchado; no has entendido.

Se te ha dicho que eres una divinidad en desgracia, un Dios que juega a ser el tonto.

Se te ha dicho que eres una pieza especial del trabajo, noble en razón, infinito en facultades, expreso y admirable en forma y movimiento igual que un ángel en acción, como un Dios encarcelado.

Se te ha dicho que eres la sal de la tierra. Se te dio hasta el secreto para mover montañas, para realizar lo posible e imposible.

No lo creíste a nadie. Quemaste tu mapa de la felicidad, abandonaste tu derecho a tener paz mental, apagaste las velas que habían sido colocadas a lo largo de tu ruta hacia la gloria y después vacilaste, perdido y aterrado, en la obscuridad de la fatalidad y la autocompasión, hasta que caíste en el infierno que era tu propia creación.

Entonces lloraste y golpeaste tu pecho y maldijiste la suerte que se había adueñado de ti. Rehusaste las consecuencias de tus propios pensamientos mezquinos e insignificantes acciones y buscaste un chivo expiatorio a quien culpar de tu fracaso. ¡ Con cuanta rápidez lo encontraste!

¡Me culpaste a mí!

¡Gritaste que tus defectos, tus mediocridades, tu falta de oportunidad, tus fallas... eran la voluntad de Dios!

¡Estabas equivocado!

Hagamos un inventario. Primero hagamos la cuenta de tus defectos ¿cómo voy a pedirte que construyas una nueva vida si no cuentas con las herramientas necesarias para hacerlo?

¿Estás ciego? ¿Sale y se mete el sol sin que tú lo atestigües?

No

...

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