Ensayo Sobre La Pelicula En Nombre De La Rosa

‘‘Una abadía cuyo nombre, parece ahora más piadoso y prudente omitir’’: De esta manera cierra la introducción al oscuro relato que narrará Adso de Melk, joven discípulo de Guillermo de Baskerville, en la película ítalo-franco-alemana ‘El Nombre de la Rosa’, adaptación realizada en 1986 por el director francés Jean-Jacques Annaud de la novela homónima, obra del afamado escritor italiano Umberto Eco, una emocionante historia de intrigas y misterio sobre sombríos crímenes en una abadía celosamente clausurada por secretos, ambientada en Italia en el primer cuarto del siglo XII.

En esta historia, los nombres y las palabras parecen jugar como piezas de un rompecabezas que algunos siniestros sacerdotes preferirían no dejar terminar de armar; Eco, como gran conocedor de la semiótica y de los símbolos, se permitió jugar con lo intertextual y las referencias, características de su obra, a la vez que estimula las incógnitas de manera explícita desde el nombre mismo de la obra, de esta manera logra incrementar la confusión y allanar el camino para que Jean-Jacques Annau nos regale un largometraje de fríos tonos donde todo el tiempo se respira el pálpito de la muerte en la hoguera bajo la mirada de la Santa Inquisición y la sombra de los misterios sobre los que Guillermo de Baskerville, papel que interpreta Sean Connery en una de sus actuaciones más memorables, tratará de echar luces y resolver enigmas por el bien de la vida monástica y la defensa de los ideales franciscanos, congregación a la que pertenece el personaje, llegando a ser por momentos un agudo detective al mejor estilo del Dupin de Poe o el Sherlock Holmes de Conan Doyle, otro rasgo distintivo de los personajes del gran maestro italiano Umberto Eco. Esta vez es un detective en el convulsionado y peligroso ambiente religioso y político de la Edad Media.

En el film se destaca la actuación de Sean Connery al representar la fría inteligencia y astucia de estilo escolástico, es decir la razón al servicio de la fe, de Guillermo de Baskerville, personaje para el que Eco se inspiró en Guillermo de Ockham filósofo y fraile franciscano inglés, quien posee un talento tan grande en la investigación que lo llevó a trabajar como agente de la Inquisición en un pasado oscuro de su vida del que el protagonista rehúye y por el que se turba cuando otros personajes como su discípulo le interpelan o el duro abad, quien no pierde oportunidad para recordárselo y tratar de atemorizarlo con ello. En la historia se imprime un tono de suspenso desde el inicio pues el director le inyecta tensión a la trama mediante el evidente recelo que para con el monje inglés muestra el abad encargado de la comunidad, pues conoce su pasado como inquisidor y su aguda habilidad para resolver enigmas al servicio de la fe. Y es que parece que ahora, Guillermo de Baskerville ha tomado una postura totalmente distinta a la que tenía cuando tuvo que representar los intereses de la Santa Inquisición; al ser un monje franciscano, defenderá los valores de esta congregación como la pobreza del clero y la observancia, postura que se opone drásticamente a la ostentosa realidad clerical que desde Francia preconizaba el papado y que amenazaba el reconocimiento de legitimidad de la orden franciscana por obvias razones. Esta situación de inestabilidad es lo que Guillermo de Baskerville y su discípulo Adso de Melk, interpretado por un joven Christian Slater, están llamados a menguar mediante la organización de un consejo en el que tratarían de defender a su recién nacida orden franciscana de las acusaciones de herejía que por sus diferencias con el proceder de las máximas autoridades de la Iglesia, quienes llevan vidas llenas de lujo y negación de los deberes religiosos como la caridad y el altruismo.

La narración está en manos del joven Adso, personaje adolescente que en la historia se ve perturbado por diversas índoles de situaciones producto de un ambiente alienado por la jerarquía papal, su propia falta de experiencia y el contraste entre la abundancia clerical y la pobreza de las gentes que viven alrededor de la abadía, gente a la que estará ligado por la fuerza de su convicción espiritual y más adelante por el amor del que será presa cuando se enamore de una mujer casi salvaje que deslumbra por su belleza en medio de la miseria y la tiranía eclesiástica, tiranía contra la que el relato se opone, como puede demostrarlo una línea del diálogo del fraile Guillermo, quien al principio de la película dice a su novicio Adso que son desperdicios la caridad que tiene la Iglesia para con los pobres, al ver los dos cómo la gente pobre se peleaba por la basura de la abadía, cuando era desechada por una pendiente desde las torres de la fortificación religiosa.

La agudeza mental de Guillermo lo lleva junto a su discípulo a realizar incursiones dentro de la biblioteca, uno de los ejes temáticos principales dentro de esta historia, donde alrededor de un libro prohibido empieza a relacionar las muertes de un ilustrador, un traductor de griego y un ayudante de biblioteca con ‘impuras’ inclinaciones. Esto genera un estado de tensión entre los franciscanos presentes en la historia, quienes son representados

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