Fotografía Documental Contemporánea: ¿la Estetización De La Imagen En Desmedro Del Principal Objetivo Del género?

Introducción

El presente ensayo pretende analizar cómo influye en el género de la fotografía documental la utilización de recursos cercanos a la fotografía artística, cada vez más presentes en el documentalismo actual.

Esto permitirá trazar una línea evolutiva desde la concepción más clásica del género, hasta las actuales tendencias que, incorporando elementos de otros estilos fotográficos, pueden llamar a la revisión de algunas rígidas definiciones.

Entre el documento y el arte

Resulta conveniente, en primer lugar, definir el principal concepto puesto bajo análisis. La fotografía documental, en su acepción clásica, puede ser entendida como un estilo fotográfico con características propias, entre las cuales distintos estudiosos han destacado su capacidad de ser “una evidencia respecto a la realidad, es testimonial (…)” (Arroyo Vázquez, n.d., citado por Colorado Nates, 2013).

Sin cuestionar en esta instancia el concepto de realidad, es preciso mencionar una de las características propias del género que permite diferenciarlo de otras fotografías que también pueden aportar una función de registro: la implicación con el aspecto social; vinculada al poder de la cámara para funcionar como espejo de la sociedad.

Teniendo en cuenta las características señaladas, la fotografía documental tendría el objetivo de plasmar la realidad social; el compromiso del fotógrafo sería volver asequible esa realidad al espectador, realizar una documentación de la condición humana.

En tanto documento, y continuando con la definición clásica, esta fotografía remite al estudio, a un material a partir del cual "se puede investigar y sacar las conclusiones deseadas. La belleza es secundaria, pero su valor de uso ocupa el primer lugar" (Borges Vaz dos Reis, 2003)

¿Cuál es ese valor de uso de la fotografía documental? Quienes fueron llamados los primeros "documentalistas sociales", encontraban el valor de uso en la conciencia social con propósitos de reforma. Tal es el caso de Lewis Hine (1879-1940), quien se propuso hacer fotografías de niños en las terribles condiciones de trabajo de fábricas y talleres con el propósito de mover a la opinión pública y lograr un cambio que protegiera a los menores.

Definida así la fotografía documental clásica, es necesario establecer las diferencias con la contemporánea. Borges Vaz dos Reis (2003), señala que:

"Los fotógrafos documentalistas abandonaron en las últimas décadas la idea anterior de la fotografía documental, la de reforma, y pasaron a ser autores comprometidos con sus obras (...) la fotografía documental dejó de ser aquella imagen fidedigna de la realidad y pasó a tener más libertad de expresión. También pasó a ser comprendida como una acción más efectiva. No deja de representar la realidad, pero tampoco no la enseña exactamente como es. Este cambio de actitud, por parte de los fotógrafos documentalistas contemporáneos, llevó a la formación de una nueva mentalidad y postura en la fotografía documental"

Las diferencias parecen residir más en la forma, que en el contenido. En este sentido, la belleza, que antes era secundaria, es una búsqueda que el fotógrafo contemporáneo adiciona a su compromiso y su denuncia social.

Si bien es cuestionable que en algún momento-de acuerdo a las definiciones clásicas- la fotografía haya podido ser puramente la evidencia de un acontecimiento, hoy la fotografía como documento y arte al mismo tiempo, no son excluyentes. "El documento y el arte dejan de ser considerados como irreconciliables a medida que la imagen fotográfica demuestra ser menos una copia exacta que una metáfora", sostienen Lemagny y Rouillé (1988).

Los documentalistas contemporáneos no se quedan en el discurso realista, ni en la pretendida objetividad para que se crea en lo que se ve. Profundizan

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