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LA ESENCIA DEL HOMBRE Y SU VIDA EN SOCIEDAD.


Enviado por   •  16 de Junio de 2013  •  1.532 Palabras (7 Páginas)  •  1.973 Visitas

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LA ESENCIA DEL HOMBRE Y SU VIDA EN SOCIEDAD.

Con el correr del tiempo, el hombre ha evolucionado. Ha cambiado su aspecto físico, su forma de pensar y todo lo que le rodea. Ha dejado de ser un animal que actúa por instinto para convertirse en un animal que actúa por conveniencia. Sí, así es, el hombre no es más que un animal que ha sido domesticado, no es más que un simple ser pensante que al igual que un astuto zorro sale de cacería para atrapar a su víctima, por ende debe existir un cazador que controle su actuar y que imponga reglas.

El hombre no es un ser autosuficiente, es decir, no se basta a sí mismo ni puede vivir aislado, por lo que necesita de la compañía y colaboración de otros seres a su lado para poder sobrevivir. La aseveración anterior, es fácilmente comprobable, pues existe evidencia científica de que el hombre ha vivido en sociedad desde épocas remotas y lo seguirá haciendo si pretende conservar su condición de humano.

La naturaleza del hombre.

A pesar de la transformación en la que el ser humano se ha visto inmerso, sigue teniendo la misma esencia, sigue siendo ese ser incapaz de controlar sus más profundas sensaciones. En su interior viven los mismos instintos, sigue siendo feroz, salvaje, egoísta, irracional, violento. Sigue siendo un animal.

El hombre es un inmenso océano en calma antes de la tormenta que, se muestra pacífico para atraer al marinero. Se vale de todas sus estrategias para emitir confianza a la tripulación que habrá de navegar en su regazo, te regala toda su majestuosidad y la combinación de colores, la fusión entre el azul del cielo y el azul de las tranquilas aguas, la suave espuma de las crestas de las olas y el romance que vive con las estrellas y la luna al caer la noche confunde al ingenuo marino y este se lanza a la aventura de aquello que parece tan bello. Pero una vez que la embarcación se encuentra en su poder, se comporta como una mar embravecida, sus gigantescas olas rugen en cualquier rincón, te arrastran hasta la orilla, descargan su furia sin medida y sin ninguna consideración devoran hasta tu última gota de vida.

Y ese, ese es el hombre al desnudo, es el hombre en su máxima expresión, es la maldad y la crueldad que viven en su ser, son las emociones que duermen por dentro y que en cualquier momento pueden despertar de su larga hibernación. Cuando el hombre carece de valores éticos y morales, de sensibilidad, de amor o cuando se encuentra en una situación adversa, es cuando da paso a la metamorfosis y se convierte en una verdadera bestia, dejando salir todo lo que realmente vive en su interior. Digamos pues, que dentro de nuestro ser siempre vivirá un demonio que se alimenta de celos, envidia, bajas pasiones y miedos y en el momento en que dejemos de comportarnos racionalmente, éste aparecerá y se apoderará de nuestros actos.

Sin embargo, a pesar de la despiadada naturaleza del hombre que lo hace parecer inquebrantable, éste tiene un gran enemigo y se llama “miedo”. Cuando el miedo aparece puede doblegar a cualquier hombre y convertirlo en un diminuto e indefenso insecto que queda expuesto en una enorme jungla y es ahí cuando la madre naturaleza cobra venganza. El miedo es esa sensación de incertidumbre o ese temor a ciertas cosas.

El hombre le teme a todo aquello que no conoce e ignora, a lo inexplicable y a lo que no puede descifrar fácilmente, le teme al ayer y al mañana. Pero curiosamente, no le teme a las consecuencias de sus acciones ni al peso de sus malas decisiones. No le teme a que la vida le pase la factura, a que a la siguiente mañana ya no se pueda vivir en este mundo tan corrompido o a que sus progenitores le cuestionen cada uno de sus horrores. Y eso, es lo que verdaderamente debería importar.

El miedo es una arma de doble filo, si lo permites te paraliza si lo utilizas te mantiene alerta.

El hombre y su entorno.

Dentro de su egoísmo, el hombre vive con la errónea idea de que todo lo que a su alrededor se encuentra le pertenece. Se sabe fuerte y por ello cree ser el monarca del universo, al parecer no se ha percatado que la tierra gira en torno al sol y no a él.

Es por ello, que en su afán de complacerse ha tomado de la naturaleza todo lo que ha deseado sin restricción alguna, y no le ha merecido ninguna importancia el destruir cientos de hogares, de hábitats, de ecosistemas y demás regiones naturales. Ha sometido al resto de los animales tal cual esclavos, los ha perseguido incansablemente como si fuese una cacería de brujas, ha destruido el planeta, ha acabado con todas las riquezas y aún no sacia su ambición.

Ahora, la tierra se desmorona en pedazos, está mal herida y sangra cada que la lastiman. Tiene un par de huesos rotos

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