LA NUEVA EDUCACIÓN POR COMPETENCIAS PARA UNA COLOMBIA JOVEN

LA NUEVA EDUCACIÓN POR COMPETENCIAS PARA UNA COLOMBIA JOVEN

En medio de la gran dinámica que se vive en el mundo actual ––dadas las condiciones mediatizadas por las tecnologías y las grandes preocupaciones, entre otras, velar por una mejor educación para las próximas generaciones–– y ante todo cuando se trabaja en un colegio privado de primaria en Bogotá (como es mi caso), resulta imprescindible pensar en diferentes estrategias para que los educandos aprendan de una forma adecuada mediante la relación de temas cotidianos y de acuerdo con su entorno real, además de exigir a los mismos docentes los respectivos informes de resultados cualitativos (logros) para darlos a conocer a padres de familia. En primera instancia, se debe tener claro que los nuevos diseños curriculares deben replantear aspectos, tales como si al realizar una evaluación se debe romper con los esquemas tradicionales para hacer llegar una explicación que los docentes deben interpretar con claridad y comunicarla a los estudiantes; por ello lo ideal, si se desea formar pensamiento con criterio, consiste en particular en plantear un modelo con preguntas abiertas –aunque se sabe que el trabajo es más dispendioso– pero arroja mejores resultados.

Otro frente de trabajo muy apropiado para este ejercicio de educación por competencias y que sirve para contrastar lo relevante es en el cual me encuentro vinculado desde hace más de 20 años. En efecto, se trata de una empresa que prepara para la prueba de Estado en diferentes colegios a estudiantes de último grado de secundaria. En esta instancia, al compararlo con el caso anterior, podemos observar que la labor es más dispendiosa pues los resultados cuantitativos son más complejos en su interpretación además de no olvidar la explicación que se pueda hallar de forma cualitativa para cada tema. Todo ello para encontrar cómo se plantea y organiza un esquema curricular con diferentes estrategias de competencias para llegar a los resultados de calidad esperados por cada institución.

Así, podemos observar en ambos casos que las competencias desempeñan un papel determinante para la enseñanza-aprendizaje donde cada actor en educación tiene una interpretación distinta con grados de aceptación para uno u otro caso –dado el enfoque cualitativo o numérico que implique–, y por ello podemos estar totalmente seguros de que pensar en una estrategia distinta del enfoque por competencias sería un error de retroceso a lo que ya hemos sembrado en este campo. Por consiguiente, el docente moderno no se puede casar con ningún modelo pedagógico específico, porque de alguna manera todos apuntan en esa dirección o tienen bases; además se debe reconocer que bien sea el constructivismo o el aprendizaje significativo, y de acuerdo con cada caso, un diseño curricular que se pueda amoldar a una necesidad de modelo pedagógico distinto, cualquiera que sea, v.g.

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