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Leyenda Y Mitos Chinos


Enviado por   •  6 de Noviembre de 2012  •  372 Palabras (2 Páginas)  •  741 Visitas

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Leyenda y mito Chinos

Luz de Luna : Hace tiempo un hombre castigó a su hija de tres años por desperdiciar un rollo de papel dorado para envolver regalos. El dinero venía escaso en esos días, por eso explotó de furia cuando vio a la pequeña tratando de envolver una caja. A la mañana siguiente, la niña regaló a su padre la cajita envuelta y le dijo: "Esto es para ti, papi". Él se sintió avergonzado, pero cuando abrió el paquete y lo encontró vacío, gritó con ira: "¿Acaso no sabes que cuando se hace un regalo se supone que debe haber algo dentro? .La pequeña miró hacia arriba y, con lágrimas en los ojos, dijo: "¡Pero, papá, no está vacía! ¡Yo metí besos para ti!". El padre se sintió muy mal, abrazó a su hija y le suplicó que le perdonara. Dicen que el hombre guardó ese regalo dorado cerca de su cama durante muchos años, y que siempre que se derrumbaba tomaba de ella un beso y recordaba el amor que su hija había depositado dentro.

EL ARBOL DE LA INMORTALIDAD : La mitología de los pueblos del lejano oriente contaba, también, con lugares de felicidad y de dicha, es decir, con paraísos. Como ya se ha indicado, el de la "Gran Montaña" era uno de ellos. El otro era la "Tierra de la Extremada Felicidad de Occidente", y, por lo general, era el lugar elegido por "Rey Yama" para enviar aquellas almas de los mortales que había encontrado inocentes y, por lo mismo, consideraba justas.

El primero de los paraísos estaba habitado por la "Dama Reina" (a quién la tradición mítica hacía esposa del poderoso "Señor del Cielo" quien, en la cumbre más alta de la montaña, tenía construido su grandioso palacio; éste era un edificio fabuloso -contaba con más de nueve pisos-, rodeado de jardines con plantas y flores aromáticas, y perennemente verde. Aquí crecía, oculto en lugar recoleto, el mítico "Arbol de la Inmortalidad"; de sus frutos se alimentaban los bienaventurados, es decir, aquellos que habían llevado una vida recta y justa y que, por tanto, no habían engañado ni maltratado a ninguno de sus semejantes. Por todo ello, les era permitido, además, convivir con las deidades denominadas "Inmortales".

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