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Literatura Hispanoamericana


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2012  •  385 Palabras (2 Páginas)  •  1.084 Visitas

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En Literatura la fugacidad se transforma en muerte, a la brevedad de la vida y el disfrute que debe tener el ser humano durante su existencia. Tópico sobre la fugacidad de la vida es el Estoicismo que es la reflexión sobre la brevedad de la vida y lo absurdo de pretender riquezas o poder, ya que la muerte llega de improviso.

El Epicureísmo ante la brevedad de la vida, se exhorta a gozar de los placeres de la vida mientras ésta dure. Muestra un punto de vista alegre y jocoso, desenfadado; a veces contiene una reflexión ligeramente angustiada en la que se nos anima al goce porque pronto vendrá la destrucción. En poesía, la primera visión del tema suele aparecer como carpe diem (de Horacio) -"aprovecha el tiempo" -y el collige, virgo, rosas (de Ausonio) -incitación a la brevedad de la belleza de una doncella.

El conocimiento del mundo como algo deleznable y efímero pertenece a todos los tiempos. Llenas están las literaturas clásicas de este lugar común. Griegos y romanos pensaron ya en la brevedad temporal del hombre, y la inclinación sensual del paganismo resolvió este grave tema de meditación procurando obtener de la vida todo lo placentero y agradable. Es el horaciano.

Carpe diem es una locución latina para expresar un tópico literario, un tema recurrente en la literatura universal que cobró especial importancia en el Renacimiento y en el Barroco, pero que, desde las más antiguas manifestaciones literarias, llega fresco hasta nuestros días.

La expresión está tomada de la oda a Leuconoe del poeta latino Quinto Horacio Flaco (65-8 a.C) y es una incitación a gozar de la vida y la juventud (“coge, agarra el día”; “aprovecha la ocasión o el momento”, “vive a tope la vida”) ante la certidumbre de que pronto llegarán la vejez y la muerte. Este es el texto de Horacio:

El análisis del Carpe Diem nos hace entender que nada hay de cierto en el porvenir, ninguna seguridad. El momento, sin embargo, hemos de aprovecharlo. Y hemos de aprovecharlo porque el tiempo huye, tempus fugit, otro tópico. Y las huidizas edades son envidiosas del presente, porque en realidad no le poseen; las edades son solo pasado. Mientras pensamos en el mañana, indefectiblemente, el hoy se nos escapa. Y el mañana no existe, si acaso existirá, y tampoco eso es seguro.

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