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Movimientos Poeticos


Enviado por   •  4 de Septiembre de 2014  •  2.226 Palabras (9 Páginas)  •  379 Visitas

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MOVIMIENTOS POÉTICOS

Barroco: Movimiento desarrollado entre 1580 y 1700. Surge después del arte renacentista, que culmina en el siglo XVII. Se caracteriza por un cierto pesimismo, desengaño y desconfianza en los valores humanos; a ello se debe el predominio de obras literarias con carácter moralizador, ascético o satírico.

Autores: Francisco de Quevedo (1580 – 1645); español

Lope de Vega (1562 – 1635); español

Luis de Góngora y Argote (1561 – 1627); español

Sor Juana Inés de la Cruz (1651 – 1695); mexicana

Poema

ARREPENTIMIENTO Y LÁGRIMAS DEBIDAS AL ENGAÑO DE LA VIDA

Huye sin percibirse lento el día,

Y la hora secreta y recatada

Con silencio se acerca, y despreciada,

Lleva tras sí la edad lozana mía.

La Vida nueva que en niñez ardía,

La juventud robusta y engañada,

En el postrer invierno sepultada

Yace entre negra sombra y nieve fría.

No sentí resbalar mudos los años;

Hoy los lloro pasados, y los veo

Riendo de mis lágrimas y daños.

Mi penitencia deba a mi deseo,

Pues me deben la Vida mis engaños,

Y espero el mal que paso y no le creo.

Francisco de Quevedo

Sentimientos que provocaban y valores que exaltaban:

Se sentía la locura del mundo, la melancolía, la inestabilidad, y la fugacidad de las cosas. El escritor del Barroco pretende impresionar los sentidos y la inteligencia con estímulos violentos, bien de orden sensorial, sentimental o intelectual. Para lograr lo anterior, recurre a un lenguaje ampuloso y retorcido, que dificulta muchas veces la comprensión.

Frente al clasicismo renacentista, el Barroco valoró la libertad absoluta para crear y distorsionar las formas, la condensación conceptual y la complejidad en la expresión. Todo ello tenía como finalidad asombrar o maravillar al lector. Los corrientes estilísticas ejemplifican estos caracteres: el conceptismo y el culteranismo. Ambas son, en realidad, dos facetas de estilo barroco que comparten un mismo propósito: crear complicación y artificio.

El conceptismo incide, sobre todo, en el plano del pensamiento. Su teórico y definidor fue Gracián, quien en Agudeza y arte de ingenio definió el concepto como "aquel acto del entendimiento, que exprime las correspondencias que se hallan entre los objetos". Para conseguir este fin, los autores conceptistas se valieron de recursos retóricos, tales como la paradoja, la paronomasia o la elipsis. También emplearon con frecuencia la dilogía, recurso que consiste en emplear un significante con dos posibles significados.

El culteranismo, representado por Góngora, se preocupa, sobre todo, por la expresión. Sus caracteres más sobresalientes son la latinización del lenguaje y el empleo intensivo de metáforas e imágenes.

La latinización del lenguaje se logra fundamentalmente mediante el uso intensivo del hipérbaton y el gusto por incluir cultismos y neologismos, como, por ejemplo, fulgor, candor, armonía, palestra.

La metáfora es la base de la poesía culterana. El encadenamiento de metáforas o series de imágenes tiene el objetivo de huir de la realidad cotidiana para instalarnos en el universo artificial e idealizado de la poesía.

El siglo XVII y el auge de las premisas barrocas coincidieron en España con un brillante y fecundo período literario que dio en llamarse Siglo de Oro. Estéticamente, el barroco se caracterizó, en líneas generales, por la complicación de las formas y el predominio del ingenio y el arte sobre la armonía de la naturaleza, que constituía el ideal renacentista.

Entre los rasgos más significativos del barroco literario español resulta relevante la contraposición entre dos tendencias denominadas conceptismo y culteranismo, cuyos máximos representantes fueron, respectivamente, Francisco de Quevedo y Luis de Góngora. Los conceptistas se preocupaban esencialmente por la comprensión del pensamiento en mínimos términos conceptuales a través de contrastes, elipsis y otras y otras figuras literarias. Por el contrario, los culteranos buscaban la delectación de una minoría culta mediante el recurso a metáforas, giros e hipérboles, con modificación de las estructuras fraseológicas, en busca del máximo preciosismo.

Característica del barroco hispánico fue también la contraposición entre realismo e idealismo, que alcanzó su máxima expresión en la que estaría llamada a convertirse en una de las cumbres de la literatura universal. Estas similitudes entre significante y significado se mostraban a través de:

Antítesis. Contraposición de una palabra o frase a otra de significado contrario.

Paradoja. Combinación de frases que envuelven una contradicción aparente.

Juegos de palabras: Los principales son:

- Dilogía. Repetición de palabras polisémicas con sentidos diferentes.

- Paronomasia. Uso de palabras de sonido semejante pero de significado diferente.

- Calambur. Equívoco que se produce cuando las sílabas de una o varias palabras contiguas agrupadas de otra forma, producen o sugieren un significado diferente.

Retruécano. Inversión de los términos de una frase en otra que la sigue.

El símil. Comparación de un término real con otro imaginado: tus dientes son como perlas.

La imagen. La imagen es un recurso genérico que engloba a la metáfora, el símil y la Lo que la diferencia es que solemos conocer como imagen aquella metáfora en que no existe una relación racional entre el término real y el imaginado (por eso es el recurso más comúnmente empleado en la poesía de vanguardia. En el ámbito de la prosa narrativa del período barroco halló su marco la figura de Miguel de Cervantes Saavedra, autor también de poemas y comedias, que ha sido considerado unánimemente como la gran figura a lo largo de la gestación

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