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Nuestro Machismo


Enviado por   •  10 de Diciembre de 2013  •  1.266 Palabras (6 Páginas)  •  567 Visitas

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Nemesio Canales

Nuestro machismo

Abundan que es un horror en la cronica policial de estos dfas,

los llamados casas paslonales. Un hombre que par un quftame alla

esas pajas deja sin vida a orro hombre, provoca inmcdiatamenre la

reprobacion general y se le tilda de asesino. Pero basta que la hazaiia

sea realizada contra una mujer, sea quien sea, para que todos, por un

tacite acuerdo, consideremos el hecho como un simple accidente

desgraciado y dispensemos al agresor hasta de la obligacidn de suministrarnos

alguna explicacion de su conducta, (Anda una mujer

--esposa, novia, amante, hermana- par el media? Pues entonces ...

muy bien; sus razones rendra el matador °heridor para tamar tan

fatal resolud6n. Y si no tuvo razones, tendria sin duda pasiones, y

aquf no ha pasado nada, y cada cual a 10 suyo sin acordarse mas de io

sucedido. Casi se podrfa decir que la soledad mira can la misma

induigente mezcla de curiosidad satisfecha y deindlferencia la muerte

violenta de una gallina que la de una mujer. Ya veis, y~veis como en

el seno de este nuestro pueblo, mas manso que un cordero, no pasa

dfa sin que en alguna parte un marldo, novio 0 amante celoso 0

despechado la emprenda a cuchilladas 0 a tires con alguna infeliz

mUJer.

(CuaI es la causa de ese lamentable fenorneno social que pres enciamos

can tanta frecuencia? Yo no presumo de psicologo ni de 50-

ci6logo profundo, pero me parece a 00, claro como la luz, que la

ENSAYO / Nuestro machismo 349

causa de estos constantes y horribles atropellos contra la humariidad

femenina se debe al choque de nuestro bruto machismo ancestral

por la realidad de una civilizaci6n nueva que nos ha impuesto de

hecho la aceptaci6n de una parcial emancipacion de nuestra mujer.

Ya la mujer puertorriquefia, a diferencia de la mujer espanola de

otros puntos de Espana y America, va y viene sola por Ia calle; y se

coloca en tiendas y oficinas, y se baiia en compafifa de 10s hombres y,

en general, aunque de una manera exageradamente tfmida, va saliendo,

gracias al benefice influjo de las costumbres yanquis a este

respecto, de la triste condici6n de aye dornestica que tenia y tiene en

los demas pueblos de nuestra raza. .

Pues bien, mientras por un lado hemos realizado ese avance, por

otro lado nuestro machismo bestial y fanfarron, que ve en toda mujer

una muiieca sin alma ni responsabilidad condenada a sufrirnos

en silencio, bien comb hermana 0 hija, bien como novia, 0 amante,

o esposa, continua imperterriro rigiendo nuesrra vida, marcandonos

la linea de conducta que en roda crisis en que se halle involucrada

una mujer debemos observar. Seguimos siendo el macho, los pantalones,

el cirano cruel 0 benigno, que a todas horas haee sentir el peso

de su auroridad. 0 tiranos en nuestra casa donde rodo cuanto se

hace y se dice y hasta se piensa ha de pasar bajo nuestra olfmpica

censura, as! seamos mas brutos que un gorila, 0 galanes en l~ calle,

donde no hay necedad 0 groseria que no les disparemos al pasar en

forma de piropos.

As! somos: as! somos en San Juan y en Lima, y en Zaragoza y en

Madrid y en Buenos Aires. La mujer que tenemos en la casa, un

cristal, un verdadero cristal que no queremos exponer jam~s ni siquiera

al roce del aire de la calle. Mirar a esta mujer es una ofensa

que redama de nosotros el inmediato empleo del garrote-del pufial,

del revolver, Pero se trata en cambio de la mujer de otra casa, Y ioh!

enronces ya dejamos incontinenti nuestro aire adusto de guardianes y

con apuesto continente le salimos al encuentro y le llenamos los oidos

de eroticas majaderias de galfu joven. De modo que, 0 presas en

nuestras casas, condenadas a la terrible inmovilidad de fdgiles

figurillas de vidrio, 0 presas tambien en la calle, Ekiles 0 diHciles

presas desrinadas a nuestra mesa de voluptuosidades.

Es que vivimos aiin sometidos a aquel concepto medieval de la

ferninidad que solo reservaba para la mujer -si era bonita- la Iisonja

verbal aparatosa del caballero, a true que de 10 cual la pobre

dama quedaba despojada-v-por el mere hecho de su sexo- de toda

otra participacion en las cosas del mundo que no fuesen las sordidas,

...

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