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Nuestro Machismo


Enviado por   •  7 de Junio de 2014  •  643 Palabras (3 Páginas)  •  350 Visitas

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Nemesio Canales

Nuestro machísmo

Abundan que es un horror en la crónica policial de estos dlas, los llamados casos pasionales. Un hombre que Por un quítame allá esas pajas dejl§inli&-á:ótñ hombre, provoca inmediatamente la reprobación general y se le tilda de asesino. Pero basta que la hazaña sea realizada contra una mujer, sea quien sea, para que.todos, por un tácito acuerdo, consideremos el hecho como un simple accidente desgraciado y dispensemos al agresor hasta de la obligación de su- ministrarnos alguna explicación de su conducta. ¿Anda una mujer

-esposa,

novia, amante, hermana- por el medio? Pues entonces... muy bien; sus razones tendrá el matador o heridor para tomar tan fatal resolución. Y si no tuvo razones, tendría sin duda pasiones, y aquí no ha pasado nada, y cadacual a lo suyo sin acordarse más de lo sucedido. Casi se podría decir que la soleda{mira con la misma indulgente mezcla de curiosidad satisfecha y de indiferencia la muerte violenta de una gallina que la de una mujer. Ya veis, ya veis cómo en el seno de este nuestro pueblo, más manso que un cordero, no pasa día sin que en alguna parte un marido, novio o amante celoso o despechado la emprenda a cuchilladas o a tiros con alguna infeliz mujer. ¿Cuál es la causa de ese lamentable fenómeno social que presen- ciamos con tanta frecuencia? Yo no presumo de psicólogo ni de so- ciólogo profundo, pero me parece a ml, claro como la luz, que la

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causa de esros constantes y horribles atropeilos contra la humanidad femenina se debe al choorr. rle n,r."t.^ krrrr^ .-^-l:^-^ ^------- r

ENSAYO / Nuestro mochismo

por la reali úña civili que nos ha impuesto --,',rc aceptacrón de una parcirrccuo ra acepracron de una parcml erññErpación de nuestra mujer. Ya la mujer puertorriqueña, a diferen.i" i. la mujer .rp"fol"'á. otros punros de España y América, va y viene ,ol" po, l" ."11., y ,. coloca en tiendas y oficinas, y se baña en compañla d^e lo, hombrás y, err general, aunque de una manera .*"g.."á"-.nte tímida, va sá- liendo, gracias al benéfico influjo de ras-costumbres y"nqui. a este respecto, de la triste condición de ave doméstica que t..rí, v tiene en los demás pueblos de nuestra ,uT t r Pues bien, mientras por un lado hemos realizadoese avance, por otro lado nuestro machismo bes tial y fanfanór, q.r. ,r. .n tod" Á.r_ jer una egggsarimponsabilidad condenada a sufrirnos en silencio, bien como hermana o hija, bien como novia, o amanre, o esposa, continúa impertérrito rigiendo nuestra vida, marcándonos la llnea de conducta q.r..., toda"crisis en que ,. háffi;J; una mujer debemos observar. Seguimos siendo el macho, los panta_ lones, el

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