Observacion Participante Y Diario De Campo

OBSERVACIÓN PARTICIPANTE Y DIARIO DE CAMPO EN EL TRABAJO DOCENTE

Sabemos bien, que en la Escuela acontecen muchas actividades en las cuales el niño va asimilando con la vida en sociedad, por tal motivo, esta lectura nos ofrece desarrollar técnicas como lo es la observación activa de nuestra practica docente dentro del aula y poder plasmarla en un diario para permitirnos identificar, aclarar y cuestionar nuestra labor, de igual manera debemos relacionarnos con la comunidad y conocer sus costumbres y tradiciones, esto con la finalidad de ver cómo estos factores repercuten en el proceso Enseñanza – Aprendizaje.

El diario de campo es de gran utilidad para el profesor puesto que recopila las vivencias intimas del aula y se basa de la observación directa de la realidad o los escuchados de los informantes, y más tarde este material es empleado para un minucioso análisis y clasificación de acuerdo con las nomenclaturas culturales.

Bruyn sugiere tres axiomas para guiar el trabajo del observador participante:

“Axioma 1: el observador comparte las actividades y sentimientos de la gente mediante una relación franca”. Esto nos quiere decir que interactuemos con el grupo y sensibilizarnos con la sociedad: hacer amigos.

“Axioma 2: el observador participante pasa a formar parte de la cultura y de la vida de la gente bajo observación”. Este Axioma nos indica que tenemos que formar parte de la cultura y de las actividades de la comunidad, ser participes de lo que acontece en el pueblo.

“Axioma 3: el papel del observador participante refleja el proceso social de la vida en sociedad”. Se entiende que en este último axioma nos pide que de la interacción con el grupo se dé un juego de información en el que cada individuo trata de manejar sus impresiones.

Los 3 axiomas anteriores son guías para el trabajo del observador participante, ahora bien, cuando el docente empieza a preocuparse por tratar de ser un buen observador participante y analizar las dimensiones implícitas en el trabajo docente, tales como:

La dimensión de intencionalidad: en el se ubican los objetivos de la práctica educativa; lo que el profesor pretende enseñar a los alumnos y éste tiene que buscar las estrategias de cómo poder dar a conocer ese conocimiento, de lo contrario provocara problemas muy serios en cuanto al proceso de enseñanza – aprendizaje y obtener resultados negativos, es por esto que la dimensión de intencionalidad permite revisar los objetivos de la docencia, que implica por parte del profesor conocer el ámbito en el cual sus más caros anhelos son confortados.

La dimensión de interacción: en el se pone en contacto directo la relación maestro – alumno de acuerdo con la forma que adquiere la intervención educativa que se desarrolla en el aula.

Dentro de esta dimensión se encuentran 3 tipos de ideales con los que es posible comparar el vínculo maestro – grupo, las cuales implican distintas posibilidades de observar y recuperar información sobre la práctica educativa.

Un primer tipo ideal que se describe alude al vínculo de dirección: la cual nos recuerda que dentro del

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