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Resumen Del Libro "AGUA QUEMADA " De Carlos Fuentes


Enviado por   •  22 de Julio de 2012  •  5.426 Palabras (22 Páginas)  •  13.100 Visitas

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El día de las madres

El escritor narrar la vida de un general veterano de la revolución mexicana, su nombre era Vicente Vergara, que junto con su nieto Plutarco Vergara viven ciertas aventuras tratando de revivir aquellos tiempos de la revolución, en los que el general Vergara junto grandes personajes de la historia, como Pancho Villa, el general Álvaro Obregón, Francisco I Madero, Venustiano Carranza, el filosofo José Vasconcelos y Plutarco Elías Calles, quien fue el padrino de bautizo de su nieto y por eso en su honor lo bautizaron con el nombre de Plutarco, vivieron grandes momentos en la historia, a todos estos personajes famosos, el general Vergara sirvió, por turnos. El general Vergara se gano el apodo de el general Tompiates, cuídate los aguacates, ya que en una ocasión mando castrar a un prisionero que hizo burla de su apellido, Vergara. Su nieto, junto con él añoraban los tiempos de la revolución, en donde la ley la hacían los hombres de verdad, los hombres que andaban en la revuelta, de esos hombres que ya no había, la familia Vergara vivía en una casa en el Pedregal, una casa muy lujoso que el propio hijo del general, el licenciado Agustín Vergara mando decorar con muebles muy finos y caros de la época, excepto la habitación de general, ya que esa permanecía intacta, llena de recuerdos de su difunta esposa Clotilde, y de fotos muy viejas de el general y de los caudillos de cuando andaba en la revolución, y de fotos de doña Clotilde, una foto aparte de todas las demás en una pared para ella sola, el marco era ovalado y la foto estaba firmada en 1915 por el fotógrafo Gutiérrez, de León, Guanajuato, en la foto la abuela Clotilde parecía una muñeca, el fotógrafo coloreo la foto con tonos de rosa pálido y solo los labios y las mejillas están incendiados con una mezcla de rubor y sensualidad, doña Clotilde fue huérfana de madre y su padre lo mando fusilar el general Villa, por que era prestamistas, y Villa donde pasa suprimía todas las deudas de los pobres, pero también manda fusilar a los prestamista, como escarmiento. Y así el general Vergara recogió a una huérfana para protegerla, y ella lo acepto ya que no tenía muchas opciones o se convertía en la mujer del general, en prostituta o en artista de variedad. En un principio doña Clotilde no quería al general Vergara, pero con el tiempo aprendió a querer mucho.

La relación entre el general y su hijo, el licenciado Agustín Vergara, no era muy buena, al general nunca le gusto la actitud conformista de su hijo Tin, como él lo llamaba, siempre le recrimino que se hubiera casara con Evagelina, una reina del carnaval de Mazatlán muy hermosa que Agustín conoció en ese carnaval, su padre deseaba para él una mujer como lo fue su madre doña Clotilde y constantemente le recriminaba diciéndole que a él le había tocado la mesa puesta, insinuado que el trabajo mas difícil le había tacado a el cuando termino la revolución y todas sus propiedades habían quedado destruidas y que él tubo que empezar de cero y con mucho trabajo y esfuerzo había logrado hacer una considerable fortuna, tenían sembradíos de caña en Morelos, de jitomate en Sinaloa y de algodón en Coahuila y que a él tenia todo lo que tenia era gracias a su trabajo y esfuerzo, a él solo le había tocado seguir administrando los negocios, negocios que él había hecho ya. La relación entre Plutarco y su padre el licenciado Agustín Vergara era mucho peor, ellos casi nunca hablan, de ves en cuando el licenciado llamaba a su hijo, Plutarco, a su despacho para preguntarle como le iba en la escuela o que carrera seguiría estudiando, estas preguntas las hacia no con el afán de conocer los interese de su hijo sino mas bien con el de ir metiendo el la cabeza de su hijo el ejemplo que debería seguir, el de sus pasos, el licenciado le agradaba escuchar que estudiaría derecho como él, y le sugería que después estudiara administración de negocios, pero en realidad a lo que a Plutarco le gustaba era leer novelas y definitivamente nada que ver con el derecho, pero nunca se animo a decirle a su padre sobre sus gustos por temor a desilusionarlo y a que no lo comprendiera, en cambio la relación con su abuelo el general Vergara era muy buena, a Plutarco le gustaba escuchar a su abuelo contarle sus interminables historias sobre la revolución, sus aventura y hazañas y en cierta forma envidiaba la suerte que su abuelo había tenido por haber vivido su juventud durante la guerra y se lamentaba que a él no le había tocado nada de eso, como le hubiese gustado estar al lado de su abuelo para combatir juntos en esa luchas devastadoras y los dos añoraban juntos los tiempos pasados.

Una noche Plutarco lo despertó una discusión que sostenían su abuelo y su padre, la discusión era porque el padre de Plutarco había perdido su fortuna todo en unas inversiones y que se había cometido un fraude, su abuelo estaba furioso de un hijo de tal por cual no lo bajaba y su padre lo llamaba viejo tarugo, su abuelo le insistía en que no entendía como había perdido todo, que le había entregado una fortuna sólida, solo tenia que administrarlo, no tenia que hacer nada mas que firmar y cobrar rentas y meter tantito al banco y otro tantito reinvertirlo, mas sin embargo lo había perdido todo, no quedaba nada, la disputa estaba tan acalorada, que en dicha discusión salio a la luz que en realidad los negocios de la familia no eran tan decentes ya que se dedicaban a siembra de amapola y no de jitomates, como comúnmente se manejaba en las conversaciones sobre los negocios de la familia y también salio a relucir que la madre de Plutarco, Evangeina, le había sido infiel a su padre, todo lo que escuchaba Plutarco escondido detrás de una cortina le parecía un mal sueño del que pronto despertaría, pero se dio cuenta que por fin escuchaba las grandes verdades de la familia, que él ignoraba por completo. Cuando su abuelo se retiro de la sala el salio de su escondite y le pregunto que si llevaba dinero con él, su abuelo acaricio su cinturón, que era una viborilla llena de centenarios de oro y sin decir mas salieron de la casa, ellos necesitan huir de ese lugar que los asfixiaba y refugiarse en sus fantasías de revivir los tiempos de la revolución en los que el general Vergara, era todo un general y su nieto un caudillo a su lado, se fueron primero a la Plaza Garibaldi a escuchar música y a beber tequila para olvidar las penas que los embargaban, le dieron rienda suelta a su imaginación y soñaron despiertos con esos tiempos tan añorados, a fin de cuentas se metieron en tantos problemas como pudieron y terminaron en la casa de la Bandida, un burdel, en el cual su abuelo intento demostrar que aun era demasiado hombre para cualquier mujer, salieron de ahí derrotados los dos, dándose cuenta

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