Resumen Del Libro Geronimos Y Otros Geronimos

Geronimos y Otros Geronimos

Recibí un correo electrónico, impregnado de afecto y pocas, pero claras palabras de amistad, nacidas de una relación mágica, desde las lecturas, de los libros, o sea no por casualidad, sino por causalidad. El mundo es ancho, pero no ajeno, para los que vivimos el placer de la lectura en nuestros propios espacios de soledad.

La misiva, que da fe de que quien la suscribe nos concede la dispensa de leer nuestras publicaciones todos los domingos, llegó con el anuncio, siempre grato, de que la autora y leyente de nuestros artículos, Rosalía Arteaga Serrano, nos remitiría libros de su hechura para que leamos sus letras, una parte de su trabajo literario, gesto que siempre agradecemos, de todos los palabristas nacionales y extranjeros, dejando en claro que el hecho de recibir los libros no nos crea compromisos, ni personal ni a Diario La Hora y su Revista Artes, de reseñar el comentario sobre las obras remitidas.

Lo que se publica en esta página pasa por el tamiz que nos concede uno de los derechos que tenemos los lectores, que nos guste el libro que leemos y que, si no se cumple tal requisito, pase a la bodega en la que reposan los libros no concluidos.

De la literatura anunciada, que tiene la firma de quien fuera Presidenta Constitucional de la República del Ecuador y que fuera despojada de su cargo y facultade surgidas de la soberanía popular por un amarre político de vergüenza, de la época que la discriminaba por ser mujer (1997), escogimos el emocionante, valiente y bien escrito pequeño gran libro ‘Jerónimo y los otros Jerónimos’, que cumple con la sentencia de E.M Cioran respecto de los buenos libros que calan en el alma: “Un libro tiene que hurgar las heridas, incluso provocarlas. Un libro ha de ser un peligro”.

La historia de un pequeño que llegó a la vida con síndrome de Down. La doliente, vibrante y aleccionadora bitácora de un bebé especial y su madre, Rosalía, escrita a pecho descubierto por ella, con enorme dignidad y valor: “Las amigas me miran con compasión; tratan de consolarme y al final yo soy quien tiene que consolarlas a ellas. No se dan cuenta de que no es una carga para mí, sino un aliciente más para vivir, el acicate más poderoso para ejercitar mi compresión”. (Pág. 63)

La realidad sin tapujos de una corta relación de vida que trascendió y opacó a la muerte. Un tomo que inmortaliza a Jerónimo en otros críos como él, luminosos, que llegan al mundo, cuasi indefensos, a recorrerlo en ocasiones sin el escudo de sus padres y ante la indiferencia del Estado, por senderos diferentes, con la esperanza natural de alcanzar de los otros seres humanos distintos, comprensión, ternura, alivio, gestos humanitarios, que no compasiones, actos incluyentes, que no discriminaciones hirientes.

Solidaridad, ternura, oportunidades, respeto. Son 144 páginas envolventes que ajustan el corazón,

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