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Sarita, La Rana Saltarina


Enviado por   •  21 de Enero de 2012  •  470 Palabras (2 Páginas)  •  1.182 Visitas

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SARITA, LA RANA SALTARINA

Erase una vez, una rana llamada Sarita, era una rana muy joven, y andaba dando saltos todo el día… quizás te estés preguntando… ¿pero si todas las ranas saltan? Pues sí, todas las ranas saltan para desplazarse de un sitio a otro, pero nuestra amiga, la rana Sarita, era conocida como la rana saltarina por el resto de ranas, así qué ya te podrás imaginar que esta rana, si hay algo que no le falta, es energía.

Desde que se despertaba hasta que se iba a dormir, saltaba de un lado para otro, no podía parar y estar un rato tranquila, y mira que sus padres, no paraban de decirle: “Sarita, no saltes tanto que un día te vas a dar con algo sin darte cuenta y te harás daño“.

Un día cuando estaba en el charco, saltando de una piedra a otra piedra, se le acercó un sapo muy tranquilo y le dijo: “Hola Sarita, ¿cómo tienes tanta energía para estar saltando sin parar?” Entonces, por un momento, Sara la rana, se quedó quieta mirando fijamente a aquél sapo que transmitía tanta tranquilidad, se encogió de hombros y siguió saltando.

Al día siguiente en el colegio, tenía un examen de gimnasia, que consistía en saltar al potro, y…¿ a que no sabéis quién salto más veces el potro?..Pues sí, la rana Sarita. En ese momento se le acercó, una amiguita de clase y le preguntó: ¿cómo lo haces Sarita? Mira que yo soy una rana y no puedo estar todo el día saltando sin parar”… Entonces, la rana contestó: “No lo sé…”

Después de lavarse los dientes, la mamá de Sarita le mandó a la cama a leer un cuento infantil, que le había regalado su tío Juan. Pero de repente, un ruido ensordecedor provenía de la habitación de Sarita… Sus padres fueron corriendo a su habitación para ver qué había sucedido… Sarita se había caído y estaba en el suelo.

“¿Estás bien Sarita?” dijo su papá.

“Sí papá, no me pasa nada” respondió Sarita.

“Pero que es lo que ha pasado, por qué te has caído?” le preguntó su mamá.

“Pues es que estaba dando saltos en la cama… y me he resbalado…” respondió Sarita con miedo a que sus padres la regañasen y la castigaran.

Entonces, sus padres arroparon a Sarita y le leyeron el cuento de su tío. “Bueno Sarita, que tengas dulces sueños” le dijeron sus padres, apagaron la luz y se marcharon también a dormir.

Sarita, se había quedado sorprendida, pues sus padres no la regañaron por haber desobedecido. Entonces, se dio cuenta que lo que había hecho estaba mal, y que sus padres lo único que querían, cuando le decían que parase algún rato de saltar, era evitar que se hiciera daño. Así que una vez aprendida la lección, nuestra querida amiga, la rana saltarina, Sarita,

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