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Teoría Practica


Enviado por   •  3 de Julio de 2012  •  572 Palabras (3 Páginas)  •  665 Visitas

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Los caudillos nicaragüenses desde su concordato están llevando una vez más a Nicaragua a la violencia. Esta violencia es hija de la intolerancia, de las ciegas ambiciones de poder, de la complicidad de aquellos que siempre en cualquier contexto histórico obtienen ganancias, de la demagogia política, del azuzamiento mediático oficial y de planes estratégicos para que una pandilla se perpetúe en el poder.

La violencia política actual capitaneada por un poderoso sector del Poder Judicial (magistrados, jueces, y otros) es lo más peligroso que le ha ocurrido a nuestro país después de la guerra civil de la década de los 80. La institucionalidad del país estalla en trozos, pedazos y astillas que se utilizan como barricadas para no dejar un jugoso cargo en alta posición de poder y/o esta misma institucionalidad es convertida por obra y gracia de la lucha por el poder en combustible de mayores conflictos sociales.

Esta violencia política premeditada, planificada y lanzadas como semilla del mal al terreno fértil de nuestra violencia histórica y cultural, puede generar en nombre de una legítima defensa invocada por los grupos políticos y ciudadanos agredidos, una violencia social con disturbios mayores que incluya más derramamiento de sangre, la muerte de vidas preciosas, los daños a la propiedad privada y pública, los costos para el estado en gastos policiales para brindar seguridad a la ciudadanía, más gastos de combustible para el transporte público y privado, más derroche de tiempo productivo para los trabajadores, aumento en los costos hospitalarios por atención a los heridos, aumento en los gastos de la economía doméstica, contaminación ambiental etc.

La violencia política es pan duro de amargos días para las/los nicaragüenses. La violencia política desatada contra los nicaragüenses es proclive a devenir en un alud irracional imparable que siempre nos dejará, más empobrecidos, más embrutecidos, más de duelo y lo que es peor, esta violencia -alimentada y consentida por los caudillos- puede colocar en las puertas de nuestras vidas y casas, al ogro pestilente de la guerra civil.

Si esta guerra ocurriese, después de ella… ¿A quién le gustaría gobernar sobre ruinas, escombros, cementerios, es decir sobre la miseria y la muerte? ¿Al Presidente Ortega? ¿Al Ex - Presidente Alemán? ¿Al Cardenal, Arzobispo Emérito Obando? Quien de ellos piense que esto es posible, gobernar un país que la violencia y la guerra convierten ipso facto en inviable y prescindible para el sistema global, estaría muy enfermo de la cabeza. Aquí ni Santa Albita, ni Saint Wall Street, ni San Pederasta…perdón San Vaticano, nos salvarían después de una guerra, ya que ellos mismos están viviendo sus propias crisis y están pegados con alquitrán algunos, otros con saliva de lora y el último con vaselina.

Desde la perspectiva más pura, auténtica y radical

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