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Variables Lingüísticas


Enviado por   •  10 de Julio de 2012  •  2.822 Palabras (12 Páginas)  •  708 Visitas

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Variables lingüísticas

LENGUA Sistema abstracto, compartido por los hablantes, código de comunicación, materializado en un idioma. Por ejemplo, el español

NORMA Variante funcional de la lengua, compartida por una comunidad, dadas las circunstancias concretas de la comunicación.

HABLA Realización concreta y particular de la lengua, con infinitas posibilidades de variación. Por ejemplo, "hola, como ‘stái".

LENGUA O SISTEMA

Es el sistema de signos que usamos como código para comunicarnos y como “plantilla” de configuración de la realidad. La lengua es un “órgano” que se desarrolla en el recién nacido y que ya ha alcanzado su total madurez alrededor de los 3 ó 4 años, mediante un desarrollo cognitivo y la adquisición de uno o más idiomas.

La lengua es una realidad social, culturalmente definida.

Constituye la manera como cada grupo cultural hace propia la comprensión lingüística y enfatiza aspectos de la realidad que les son significativos. Se dice que en la lengua quechua hay más de cien palabras para referirse a la papa. Este tubérculo es un sustento importante para ese grupo cultural, por tanto, en su lengua el significado de esta palabra debe ser muy preciso y aplicado a múltiples aspectos de su vida cotidiana.

NORMA

La lengua tiende a ser conservadora y homogénea, ya que, de no ser así no podríamos entendernos. Sin embargo, la lengua cambia, aunque nunca esos cambios son tan determinantes como para que los hablantes no se entiendan entre sí. Cuando esto empieza a suceder, significa que, una variante empezaría a tener sus propias reglas independientes y, por tanto, empezaría a adquirir la categoría de una lengua, como ocurrió con el español, que originalmente era sólo una variante del latín. Alguien puede decirme “Hola, cómo estás”, “Quiubo”, “Buenos días, cómo está”, “Vale, cómo estáis”, “Hola broder, qué onda” o “Buen día, cómo está usted”. Surge entonces una pregunta que ha marcado el estudio del lenguaje durante decenas de siglos: Habiendo tantos modos distintos de decir las cosas ¿cuál es la forma correcta? ¿Cuál es la norma o lo “normal”?

La respuesta es clara: hay tantas normas como variantes funcionales de la lengua. Vale decir, un enunciado será “correcto” según la variante que esté utilizando. Cada uno de nosotros maneja varias normas, que son “correctas” en su determinado ámbito. No sería adecuado hablarle a un niño como si fuera adulto ni sería adecuado corregir a los rioplatenses que digan “vos tenés”, si en su ámbito de comunicación eso es lo normal.

Los factores de variación de la lengua, que determinan las normas, son los siguientes:

a) Tiempo (variación diacrónica)

La lengua cambia con el paso del tiempo. Hay lugares donde el cambio es más lento (sectores rurales y aislados), y hay grupos culturales que pretenden impedir que ocurra esta variación, pero, en definitiva, siempre ocurre. Ya nadie dice “Si plugiera a vuesa señoría…” Las palabras cambian y el modo de decirlas también. Desaparecen conceptos (botica, alberca, biógrafo, fenecer) y aparecen otros (zaping,trabajólico, estándar, cuásar). Esto implica una diferencia entre las distintas generaciones de hablantes: el abuelo no habla igual que el nieto. Lo que antes era el “almacén”, hoy es “tienda” o “supermercado”; los actuales almacenes tienen otro referente. Los abuelos hablan del “paletó” o “paltó”; la prenda todavía existe, pero hoy se le dice “chaqueta” o “abrigo”. Los adultos de hoy decían años atrás “el descueve” y “macanudo”. Actualmente los jóvenes utilizan otras palabras.

b) Lugar (variación diatópica)

Es una de las variaciones más evidentes de la lengua. Somos instantáneamente capaces de distinguir a un cubano de un español, aunque ambos son usuarios del mismo idioma y se entienden mutuamente. El madrileño dice “andáis a caballo”, el chileno “andai a cabayo” y el rioplatense “andás a cabasho”.

Las distintas normas diatópicas reciben el nombre de DIALECTOS.

Nuestro dialecto es el “español de Chile”, aunque también se pueden notar diferencias locales bastante claras entre chilenos. Por ejemplo, lo que en Santiago es una “cocina”, en algunas zonas del sur se llama “estufa”; en Temuco y otras zonas se dice “gánate aquí”, en vez de “ponte aquí”. En muchas partes del sur hay un fenómeno llamado ceceo, que consiste en pronunciar la s como si fuera una z española (“zubmarino”). En algunas zonas, se dice “marraqueta”, en otras “batido” o “francés”, pero todas corresponden a un mismo referente. En muchas partes la /ch/ se pronuncia como /sh/, lo cual es señal de desprestigio. Además, independientemente de otros factores, los hablantes rurales hablan distinto que los urbanos.

Algunos de los rasgos generales del español de Chile son los siguientes:

• 22 sonidos (el español de España tiene 23). Pronunciamos c y z como s, y ll como y.

• Aspiración o pérdida de s al final de sílaba (mohca, pan tohtado) y al final de palabra

plural (lohmihmo).

• Relajación o pérdida de d entre vocales (pescao, peazo) y al final de palabra (salú, virtú).

• Sustitución de vosotros por ustedes.

• El sistema este-ese-aquel se reduce a este-ese, excepto algunas comunidades rurales que aún usan “aquel”.

• Pronombres cuyo, cual y quien muy poco (y mal) usados. Se reducen a que, con pocas excepciones en personas cultas.

• Ausencia de futuro imperfecto (vendré) y futuro subjuntivo (viniere, hubiere venido).

• Uso adverbial de adjetivos (comemos rápido en lugar de comemos rápidamente).

• Algunos elementos del léxico: nomás, al tiro, ya (en lugar de sí), cuestión (en lugar de cosa), algunos arcaísmos como fierro, alcuza, botar (desechar) y pararse (ponerse de pie).

• Preferimos los extranjerismos a sus sinónimos españoles (mall en vez de centro comercial, carnet en lugar de carné).

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