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Alta Patristica Y Época Medieval


Enviado por   •  8 de Octubre de 2013  •  3.724 Palabras (15 Páginas)  •  528 Visitas

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Alta Patrística

Se produce el asentamiento definitivo de la iglesia cristiana en Occidente por encima del paganismo, lo cual significa también la consecuente politización de la iglesia. Sin embargo, y en contra de lo que cabría esperar por las ideas del periodo anterior, este asentamiento trae consigo un amplio desarrollo de la literatura eclesiástica integrando a su vez los modelos helenos. Al igual que en la primera patrística, ésta también se desarrolla en dos vertientes geográficas, la oriental y la occidental.

Vertiente Oriental

La iglesia crea una nueva forma de vida, que tiene su cuna en Egipto, y se basaba en el aislamiento y el ascentismo, la cual toma como nombre monaquismo se extendió por otros muchos lugares dada la gran aceptación que tuvo y además derivó en nuevos géneros literarios motivados por la vida del monje, sus costumbres y labores, etc.

Debido a la gran cantidad de conversiones entre la población y existiendo el riesgo de una asimilación débil de los conceptos cristianos, la Iglesia creó una nueva forma de vida, que tuvo su cuna en Egipto, y que se basaba en el aislamiento y el ascetismo. Pronto el monaquismo, pues así es como se reconoció esta nueva manera de vivir se extendió por otros muchos lugares dada la gran aceptación que tuvo y además derivó en nuevos géneros literarios motivados por la vida del monje, sus costumbres y labores, etc. Pero no fue la única literatura que vio la luz en oriente durante este periodo, la literatura epistolar estaba en auge, la literatura homilética se desarrollaba con fuerza y nace también la poesía cristiana.

En Asia Menor, la zona donde más asentada estaba la herejía arriana, fue también donde se desarrolló la ortodoxia trinitaria representada fundamentalmente por San Basilio Magno, Gregorio de Nisa (hermano del primero) y Gregorio de Nacianzo, conocidos como Padres Capadocios, que hicieron suya la sabiduría helenística de los grandes poetas y filósofos Griegos y la adaptaron al cristianismo creando una perfecta coalición que expandió enormemente los horizontes de la literatura cristiana. San Basilio en su escrito ad adolescentes, anima a los jóvenes a estudiar las obras griegas de Homero, Platón y otros confiando en que siendo la fe algo que no hay que poner en duda, sabrán estos separar la verdad de las palabras vanas y aprenderán también a utilizar el ornamento y la retórica a favor del mensaje. Aparte de esto, San Basilio atribuía la creación artística a la teoría del logos, ya que el artista sólo interpretaba la obra de Dios. Por su parte, Gregorio de Nacianzo, sostiene que si bien es cierto que el estilo llano de las escrituras no es ni por asomo comparable a la retórica pagana, tampoco el mensaje “monstruoso” se las fábulas griegas se puede comparar con el cristiano aunque se recubra de bellas palabras. Sin embargo, también admite y sostiene que lo ideal sería una literatura con el bondadoso mensaje cristiano y la poderosa narrativa pagana. Por el contrario a los otros dos, el tercer exponente de la patrística oriental de este periodo, San Gregorio de Niza, estaba más cercano ideológicamente a lo planteamientos de Orígenes apoyando la literalidad de las primeras literaturas cristianas, además, en sus reflexiones sobre la creación, el orden y la belleza, establece una analogía entre el eros platónico del Simposio y su idea de la educación de las almas para la vuelta al Paraíso y sitúa como modelo arquetípico de belleza al mismo Dios.

Gregorio de Nisa

La fecha del nacimiento de San Gregorio de Nisa no se puede afirmar con precisión, pero debió ocurrir entre los años 331 a 335. Por linea paterna descendía de una familia de antigua raigambre cristiana, originaria del Ponto, que había sufrido persecución por confesar la fe; y por línea materna, de una familia de Capadocia que destacaba en la vida militar y civil. Tres de sus hermanos -Macrina, Basilio (llamado el Grande) y Pedro- son venerados como Santos por la Iglesia.

La educación de Gregorio corrió a cargo de su hermano mayor, Basilio. Fue profesor de Retórica, pero animado por sus amigos, en especial por el que luego sería San Gregorio Nacianceno, se retiró al monasterio de Iris, en el Ponto, para dedicarse a prácticas ascéticas y al estudio de la Teología. Su hermano Basilio, metropolita de Cesarea, le consagró obispo en el año 371, para ocupar la sede de Nisa. Por su fidelidad al Concilio de Nicea, fue depuesto por un sínodo de obispos arrianos, celebrado en su ausencia con la ayuda del gobernador del Ponto. Muerto el Emperador Valente, que era arriano, San Gregorio volvió a su sede, y en el año 381 tomó parte muy activa—con San Gregorio Nacianceno—en el Concilio I de Constantinopla, que resolvió definitivamente la cuestión arriana, reafirmando la fe de Nicea y exponiendo la divinidad y consustancialidad del Espíritu Santo. En sus últimos años, se le nombró Arzobispo de Sebaste y redactó los escritos más memorables de su doctrina espiritual, hasta su fallecimiento en el 394.

Su producción literaria no comienza antes del 370, en plena madurez. Tiene escritos de carácter teológico, exegético, homilético y ascético.

Su obra titulada La creación del hombre pertenece al género exegético, y la escribió a instancias de su hermano Pedro, obispo de Sebaste, con el fin de completar las homilías de San Basilio sobre los seis días de la creación, que narra el Génesis. El texto que se recoge es un comentario a la creación del hombre, hecho por Dios a su imagen y semejanza, lo que constituye su mayor dignidad y su máxima excelencia sobre las demás criaturas terrenas.

La profundidad de las obras de San Gregorio de Nisa, que escribió también libros de teología mística, le han valido el sobrenombre de el teólogo, con que es conocido especialmente entre los griegos.

San Basilio Magno

San Basilio Magno es uno de los Padres de la Iglesia griega que más brillaron en el siglo IV en Capadocia y en toda la Iglesia primitiva.

Fue admiración de los eruditos por su elocuencia, expectación de los teólogos por su actuación en las controversias dogmáticas. Asceta por vocación, fue el gran legislador de la sociedad monástica. Como jerarca merece un puesto de honor entre los grandes obispos. Hombre de acción por temperamento, gobernó una vastísima provincia eclesiástica; personalidad rica en perfiles espirituales, reformó intrépidamente su pueblo, siendo así el exponente de la misión práctica y pastoral de la Iglesia.

Por su profundidad de pensamiento, su arrebatadora elocuencia y asombroso dinamismo y por su bellísimo estilo, sus compatriotas le llamaron

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