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Caracterización De La Filosofía Medieval


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2012  •  9.915 Palabras (40 Páginas)  •  622 Visitas

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LA FILOSOFÍA MEDIEVAL

A. CARACTERIZACIÓN DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL

La filosofía cristiana de la Edad Media se subordinó totalmente a la teología, e inclusive a la mística. Convendría recordar esto si que en sus comienzos el cristianismo insurgió como un desafió revolucionario contra la realidad social y política de los primeros siglas de nuestra era etapa de máximo poderío del Imperio Romano.

El cristianismo primitivo se desentendió de la investigación filosófica propiamente dicha. Es más: los nuevos creyentes se apartaron de toda filosofía, lo que resulta explicable porque todos los sistemas hasta entonces conocidos eran el producto intelectual de culturas precristianas, paganas por esencia y definición.

Pero para dominar, a base dé nuevo ideal de vida, el mundo pagano, los primeros escritores cristianos trabajaron con los conceptos y fórmulas del pensamiento griego, elaborando así una construcción doctrinal, es decir, una dogmática. Este proceso se inicia tan pronto como el cristianismo deja de ser una secta perseguida y comienza a conquistar a personalidades cultas e influyentes.

El pensamiento de los primeros expositores cristianos -los padres de la Iglesia- se ha denominado Patrística. En este ciclo, predominó el idealismo platónico. Advino después la Escolástica, en que predomina el pensamiento sistemático y totalizador de Aristóteles.

B. LA PATRISTICA

1. La corriente gnóstica primitiva

El ciclo patrístico se inicia con una tendencia gnóstica, en que la doctrina cristiana se explica a través de teorías filosóficas de origen pitagórico, platónico y neoplatónico. Después de los Padres Apostólicos, continuadores de los apóstoles, advienen los apologistas de la época de los emperadores Antoninos, entre los cuales se distinguió San Justino de Naplusa (hacia 100-163).

De la posición gnóstica fue máximo representante Valentino, ferviente platónico, que tuvo numerosos discípulos en Lyon. Y un decidido adversario en San Ireneo (140-203). En general, los gnósticos fueron esencialmente dualistas: preocupados por la idea del mal y por el problema de su relación con Dios, enfrentaron los conceptos de divinidad y, materia. Pero en su última esencia, la gnosis fue un impulso místico: el conocimiento verdadero, según esta tendencia, sólo se consigue en Dios. Meta suprema de todo conocimiento, por lo tanto, será la unión del hombre con su creador.35

2. La tendencia apologética

A esta primera tendencia, propiamente sincretista, sigue la posición apologética de muchos Padres de la Iglesia. Se trataba de defender, con argumentos racionales, la nueva fe y sus implicaciones dogmáticas. La figura más notable de este período fue Tertuliano (c.155-245), cuyo temperamento jurídico le lleva a afirmar que el cristianismo se impone a la razón humana como una nueva ley de la vida. Poseedor de un vasto conocimiento de la filosofía griega, Tertuliano defendió en sus obras, con argumentos racionales, la nueva fe. Y creó la terminología básica de la teología cristiana.

3. Hacia una filosofía de la religión

Hacia este objetivo tendieron los esfuerzos de dos Padres de la Iglesia: Clemente de Alejandría, fallecido en el año 215, y Orígenes, desaparecido en el año 254 y discípulo del anterior. Las obras de este último son un esfuerzo heróico para elucidar el contenido de las Escrituras (Antiguo y Nuevo Testamento) a la luz de la filosofía griega, y en especial de la metafísica neoplatónica. Sus obras se relacionan con la casi totalidad de la ciencia eclesiástica: exégesis y crítica de las Escrituras (exégesis escrituraria), apologética, ascética, moral, polemística y dogmática.36

4. La nueva patrística: Agustín de Hipona

La Nueva Patrística, o período final de este gran ciclo de la primitiva filosofía cristiana, encuentra en Agustín de Hipona su máximo representante. Este ilustre pensador nació en Tagaste (Africa) en el año 354 y falleció en el 430, siendo obispo de Hipona. Había sido pagano, y se convirtió al cristianismo después de prolongadas vacilaciones y de vastos estudios. En su conversión tuvo parte decisiva San Ambrosio de Milán.

Para el objeto de nuestro estudio, su principal aporte a la cultura del mundo occidental es su obra La Ciudad de Dios (De civitate Dei), primer intento de formulación de un sistema de interpretación filosófico-teológica de la Historia, es decir, del acontecer humano. Las tesis que contiene esta obra se estudian en la segunda parte de este libro.

Punto de partida de la filosofía agustiniana es la propia certidumbre de la experiencia interna, que es la que nos indica lo que es verdadero y lo que es falso. En este terreno, se muestra platónico, como lo demuestra su célebre sentencia: -Noli foras ire, in te ipsum redde, in interiore hominis habitat veritas.

Otro de los conceptos básicos del pensamiento agustiniano es el de que la esencia del hombre radica en la voluntad. Inclusive la actividad de los sentidos, que se proyecta al exterior, es una impulsión anímica (intentiones animae). La fe religiosa, según San Agustín, reposa también en un acto de voluntad.

En las obras de San Agustín, el concepto de libre albedrío se limita cada vez más, cediendo el paso al de la predestinación: corresponde a Dios "elegir a los que quiere". Aquí, su pensamiento abandona el campo especulativo propio de la filosofía racional y se adentra en el de la teología.37

C. LA ESCOLASTICA

1. Caracterización y crónología

Se da el nombre de Escolástica a aquello filosofía cristiana que aspira a desarrollar y fundamentar la doctrina de la Iglesia como sistema científico (Vorlander). Debe su nombre a las escuelas en que fue enseñada. Doctores scholastici, o escolásticos, se llamó originalmente a los maestros de las siete "artes liberales": gramática, dialéctica y retórica (trvium); aritmética, geometría, música y astronomía (quadrivium).

Con la Escolástica, coincide en Alemania el desarrollo de corrientes místicas que culminan en el tercero de los períodos que adelante se determinan. Conviene recordar, además, que en la Edad Media florecieron también filosofías no cristianas: árabe y judía, especialmente.

La historia de la Escolástica se puede

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