Democracia Y Educación.

Después de haber leído el capítulo número siete que lleva por título “La concepción democrática en la educación”, una obra escrita por John Dewey, me atrevo a confesar que es un texto demasiado cautivador y sobre todo enriquecedor debido al contenido que sustenta, motivo por el cual me agrado enteramente, pues el autor adquiere una postura suficientemente concreta sobre el tema; además de ser un lectura fácil de comprender, ya que nuestro filósofo, pedagogo y psicólogo estadounidense utiliza un lenguaje suficientemente apropiado, con la única finalidad de plasmar la visión que manifiesta sobre el papel que juega la educación en el terreno democrático.

Ahora bien, cuando escuchamos hablar sobre la palabra “democracia” una lluvia de ideas se apropia de nuestra mente originando una variedad sorprendente de significados, ya que son pocos los privilegiados que logran entender este concepto y llevarlo a la práctica correctamente.

Por ello es que considero sumamente importante comenzar por definir nuestro concepto principal que alude a la democracia, y que consiste en un sistema de gobierno en que el poder pertenece al pueblo, el cual lo ejerce directamente o por medio de sus representantes. Tiene sus bases en el antiguo griego y se forma al combinar los vocablos demos (que se traduce como “pueblo”) y kratós (que puede entenderse como “poder”). Así pues, la democracia es entendida como una forma de gobierno que significa “poder del pueblo”. Pero que también puede ser vista como una forma de vida si tomamos como punto de partida los ideales que plantea John Dewey. Provocando –Tal vez, de manera inconsciente - la insuficiencia de una sola definición para situar dicho termino de manera universal.

Como un dato histórico se puede rescatar que la democracia nace como una forma de gobierno entre los griegos por medio de las Polis (Ciudades griegas), las cuales se organizaban en asambleas, con la única finalidad de sentarse a discutir sobre las decisiones que tomarían para el mejoramiento de una ciudad; Sin embargo no todas las personas podían participar en esta junta, pues solo contaban con ese derecho los hombres absolutamente libres, desencadenando una democracia directa. Sin dejar a un lado que dicha toma de decisiones solo podía ser posible con los organismos – Entendimos como los representantes del pueblo – presentes.

Es fundamental mencionar que a lo largo de este trabajo se llegan a mencionarse tres filosofías distintas de la educación – según nuestro autor – y que depende en gran media del contexto espacial, pero sobre todo temporal en el que se originaron. Ejemplo de ello fue.-

El llamado individualismo de la Ilustración del siglo XVIII, suponía la noción de una sociedad tan amplia como la humanidad de cuyo progreso había de ser órgano el individuo […] Mientras que las filosofías idealistas institucionales del siglo XIX […] hicieron del Estado la agencia, pero limitando con ello la concepción de la finalidad social a los que fueron miembros de la misma unidad política. (John Dewey, John. 2001., pág. 91)

Posteriormente de haber analizado atentamente estas tres filosofías de la educación, tome la decisión de centrarme especialmente en la filosofía Platónica, ya que fue esta (filosofía) la única que despertó en mí cierta integra y al mismo tiempo agrado, puesto que deseaba hacer de la clase una unidad social.

Ahora bien, Aristóteles y Platón fueron dos de los grandes filosos que dedicaron parte de su vida a estudiar minuciosamente el tema y la práctica de la democracia, por lo cual desempeñan un papel bastante fundamental en las transformaciones a las que se enfrenta este sistema.

Ya que las clasificaciones de gobierno impulsadas y en cierto aspecto propuestas por Platón y Aristóteles aún perduran en nuestros días. Mientras que la monarquía es el gobierno que se concentra en una única persona, la democracia es el gobierno “de la multitud” (Platón) o “de la mayoría” (Aristóteles).

Centrándonos un poco más en nuestro primer filósofo – Platón - el cual sostiene que el estado solo puede adquirir una armonía interior si respetara la ley, y para ello propone una mezcla entre la Monarquía y la Democracia. La monarquía por la sabiduría que se supone caracteriza al monarca y la democracia entendida por la participación popular que permite.

Por otra parte Platón también hacer referencia al hecho de que una sociedad se encuentre organizada, entendida esta como una actividad que facilita e impulsa la democracia dentro de un terreno específico. Desafortunadamente las condiciones en las que se encontraba limitaron sus ideas sobre la pluralidad de actividades que caracterizan a un individuo y a un grupo social, impidiendo su desarrollo plenamente práctico.

De tal manera que “No podemos superar la convicción de Platón de que el individuo es feliz y la sociedad está bien organizada cuando cada individuo aprende aquellas actividades para las cuales tiene dotes naturales, ni su convicción de que la función primaria de la educación consiste en descubrir estas dotes a su poseedor y prepararlo” (John Dewey, John. 2001., pág. 84)

En conclusión - con lo que respecta a este apartado- podemos

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