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ENSAYO SOBRE LA ETICA PROTESTANTE Y EL ESPIRITU CAPITALISTA DE MAX WEBER.


Enviado por   •  8 de Mayo de 2013  •  4.857 Palabras (20 Páginas)  •  1.075 Visitas

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DOCTORADO EN DERECHO CIVIL

PRIMER SEMESTRE

SOCIOLOGIA JURIDICA

“ENSAYO SOBRE LA ETICA PROTESTANTE Y EL ESPIRITU CAPITALISTA

DE MAX WEBER.”

ELABORO:

M.D. CARLOS JOSE MILLAN ARRATIA

CATEDRATICO:

D. EN D. JOSE LUIS GAVIA CASTILLO

METEPEC, MÉXICO A 22 DE MARZO DE 2013

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN.

3

ENSAYO SOBRE LA ETICA PROTESTANTE Y EL ESPIRITU CAPITALISTA DE MAX WEBER

4

CONCLUSIONES

12

PRIMERA CONCLUSION. 12

SEGUNDA CONCLUSION. 13

TERCERA CONCLUSION. 14

CUARTA CONCLUSION. 15

OPINION PERSONAL 16

INTRODUCCIÓN

En el presente ensayo, se busca abordar puntualmente todas las consideraciones sobresalientes que el autor realiza a cerca de aquella Ética Protestante y ese espíritu de las instituciones capitalistas, que tienen sus raíces en la Reforma Protestante, el origen de la sociedad, la valoración de la ética y el concepto de sociedad y economía según lo observado por Max Weber, en la obra de nombre La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo (Gesammelte Aufsatze zur Religionssoziologie, titulo original de la obra en la revista Archiv für Sozialwissenschaft und Sozialpolitik en el año de 1901).

Donde resalta el apego real e indiscutible del autor al Calvinismo (sistema teológico protestante, con enfoque a la vida cristiana que pone el énfasis en la autoridad de Dios sobre todas las cosas) que evidentemente choca o se fricciona con los conceptos o principios de laicidad en la aplicación del estado de Derecho, la Fuerza capitalista y la sociedad en aquel mundo normativo donde se busca que impere la igualdad, esto, por supuesto a más de cien años de distancia, donde se encuentra un Max Weber, que sigue dando de qué hablar o en nuestro caso, de que leer.

ENSAYO SOBRE LA ETICA PROTESTANTE Y EL ESPIRITU CAPITALISTA DE MAX WEBER.

Si somos honestos, no se puede tratar sobre la obra de alguien sin mencionarlo primero, considero que es descortés y grosero, en razón al empeño y a las horas de dedicación que cualquier autor, le dedica a plasmar sus ideas y más aún, que puedan dar frutos en esa sociedad que conoce, por lo que se vuelve indiscutiblemente necesario preguntarnos, ¿Quién es Max Weber? Pues bueno, siendo breves indicamos que nace en lo que podría llamarse una cuna de oro en 1864, de familia acaudalada en aquella fabulosa época en la que Bismark y Guillermo I, dictaban la ley en toda Europa, para convertir esa memorable Prusia, en una nueva Alemania de alta potencia a escala mundial, estudioso de la norma, del derecho, fue profesor de derecho mercantil en Berlín y en Friburgo, así como profesor de economía política en Heidelberg, que por motivos de salud, tuvo que retirarse de la docencia en 1903, posterior a la publicación a la obra en comento, calvinista, voluntario en la Primera Guerra Mundial, un hombre de firmes convicciones, consiente de la necesidad de la muerte sobre la vida (atribuyéndole cierta responsabilidad sobre las cosas al mismísimo Dios) que posterior a que se firmarse el armisticio, volvió a la universidad de Munich en 1919, y tomó parte en la elaboración de la Constitución de Weimar, muere en Munich en el año1920 y hoy, en el 2013, seguimos analizando esa prosa profunda y oscura que plasma en la ética Protestante y el Espíritu Capitalista, (documento que es forzoso de estudio, no hay duda) en la que claramente busca defender la postura sobre que la ética protestante tiene afinidades electivas con el espíritu del capitalismo, pues indica que “El capitalismo implica la búsqueda de la renovación constante del lucro” siendo así, resulta que el capitalismo existe, desde siempre en todas partes del mundo, pero precisa que el desarrollo occidental se debió a específicos eventos culturales, (cuestión que contrasta completamente con el Marxismo, que opina que la historia está encaminada en un paso inevitable y constante y que el desarrollo del capitalista no estuvo sujeta al cambio cultural) donde el alejamiento del mundo por parte del catolicismo que re cae en el gusto por el humanismo en menoscabo de la ciencias, que podría explicarse por una educación a sus fieles católicos, inspirados en un espíritu de indiferencia ante los bienes mundanos, en un mundo en que los protestantes tachan esto de pereza; los católicos en cambio, a los protestantes, de materialistas y ambiciosos, como lo indica al momento que señala “que sería consecuencia de la laicización de todo el repertorio vital llevada a cabo por el protestantismo”. Donde se infiere a un católico conformista, que prefiere la seguridad (un tanto holgazán), mientras que el protestante se atreve con el peligro y la exaltación, resalta, en demasía su manifestación sobre que si a un campesino polaco católico se le duplica el sueldo, ese campesino no trabajará más que antes, sino que trabajará la mitad para seguir ganando lo mismo (completamente racial y fundamentado en prejuicios personalísimos del autor, donde se infiere que su intención es para desprestigiar a la nación ajena y a sus ciudadanos o bien para afirmar que los conciudadanos son de algún tipo de clase superior al de los demás, en razón de que Prusia y Polonia tenían serios problemas territoriales en aquel entonces) así mismo se manifiesta que las “formas más puras e íntimas de la piedad cristiana” se hallan también en el área protestante, por tanto, en el calvinismo más puro, con un énfasis protestante que no radica en la confesión sino en la conducta, en el trabajo, la pureza (¿la pureza según quien, o comparado con qué?), no alcohol, no fiestas, si familia, si ahorro, que admito que los protestantes son famosos por su laboriosidad, así pues, señala, además, que los protestantes acuden y estudian para

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