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El Imbécil


Enviado por   •  28 de Junio de 2015  •  922 Palabras (4 Páginas)  •  141 Visitas

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CAPITULO SEXTO

APARECE PEPITO GRILLO

¿Cuál es la única obligación que tenemos en esta vida? Pues no ser imbéciles. La palabra imbécil viene del latín baculus, que significa “bastón”. El imbécil es el que necesita bastón para caminar. Es su espíritu debilucho y cojitranco, aunque su cuerpo pegue volteretas de órdago. Hay imbéciles de varios modelos, a elegir:

A) El que cree que no quiere nada, el que dice que todo le da igual, el que vive en perpetuo bostezo o en siesta permanente, aunque tenga los ojos abiertos y no ronque.

B) El que cree que lo quiere todo, lo primero que se le presenta y lo contrario de lo que se le presenta: todo a la vez.

C) El que no sabe lo que quiere ni se molesta en averiguarlo. Todo lo que hace esta dictado por la opinión mayoritaria de los que le rodean: es conformista son reflexión o rebelde sin causa.

D) El que sabe que quiere y sabe lo que quiere y, más o menos, sabe por qué lo quiere pero lo quiere flojito, con miedo o con poca fuerza. A fin de cuentas, termina siempre haciendo lo que no quiere y dejando lo que quiere para mañana.

E) El que quiere con fuerza y ferocidad, y termina confundiendo la buena vida con aquello que va hacerlo polvo.

Todos estos tipos de imbecilidad necesitan bastón, es decir, necesitan apoyarse en cosas de fuera, ajenas, que no tienen nada que ver con la libertad nunca logran vivir la buena vida esa que tanto nos apetece a ti y a mí.

No confunda la imbecilidad de la que te hablo con la que a menudo se llama ser “imbécil”. Uno puede ser imbécil para las matemáticas y no serlo para lo moral, es decir, para la buena vida. Desde luego, para evitar la imbecilidad en cualquier campo es preciso prestar atención, esforzarse todo lo posible por aprender.

Lo contrario de ser moralmente imbécil es tener conciencia. Por supuesto, hay que reconocer que ciertas personas tienen desde pequeñas mejor “oído” ético y un “buen gusto” moral espontaneo. Para lograr tener conciencia hacen falta algunas cualidades innatas y también serán favorables ciertos requisitos sociales y económicos.

Pero una vez concedido ese mínimo, creo que el resto depende de la atención y esfuerzo de cada cual. ¿En qué consiste esa conciencia que nos curara de la imbecilidad moral? Fundamentalmente en los siguientes rasgos:

a) Saber que no todo da igual porque queremos realmente vivir y además vivir bien.

b) Estar dispuestos a fijarnos en si lo que hacemos corresponde a lo que de veras queremos o no.

c) A base de práctica, ir desarrollando el buen gusto moral, de tal modo que haya ciertas cosas que nos repugne espontáneamente hacer.

Como veras, nos invoco

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