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El Libro I De El Capital, Marx. Sección Primera (RESUMEN)


Enviado por   •  20 de Abril de 2015  •  2.346 Palabras (10 Páginas)  •  367 Visitas

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El libro I de El capital, Marx.

Sección Primera

I. MERCANCÍA Y DINERO

Lo más importante de la mercancía es su carácter dual o doble, su naturaleza bifacética, que llega a desarrollar una antítesis interna, en la circulación mercantil, como una antítesis externa. La mercancía es, por una parte, una simple cosa, y por otra parte una cosa que tiene precio. Ser cosa –o bien, u objeto exterior– es lo mismo que tener “valor de uso”, es decir, consiste en su cualidad o conjunto de propiedades naturales que se manifiestan en su utilidad, aunque dichas propiedades “naturales” no dejen de estar determinadas históricamente.

El trabajo que es común a todas las mercancías es el trabajo humano indiferenciado, el trabajo abstractamente humano. Por tanto, la sustancia que se manifiesta en los valores de cambio es algo distinto del valor de cambio: es el valor de la mercancía. Y el valor de cada mercancía, este valor mercantil que subyace a los valores de cambio, es una sustancia social

La magnitud de su valor viene determinada por la cantidad de trabajo, que a su vez se mide por la duración o tiempo de trabajo, en las unidades habituales de tiempo embargo, se mide “de la misma fuerza humana de trabajo”, el trabajo requerido por cada mercancía como parte del “conjunto de la fuerza de trabajo de la sociedad”, de forma que cada fuerza de trabajo individual se toma sólo con el carácter de una “fuerza de trabajo social media”, que opera exclusivamente con “el tiempo de trabajo socialmente necesario” .

Cada mercancía se toma como simple “ejemplar medio de su clase”, así como el trabajo que se gasta en ella. El trabajo que crea la mercancía es ante todo “trabajo útil”, una actividad productiva específica condicionada por la división social del trabajo tal como ha sido desarrollada históricamente. Los ingleses le llaman work, y es lo que, junto a la tierra (es decir, la naturaleza), crea la riqueza que contiene todo lo producido.

El trabajo es tan sólo gasto de fuerza de trabajo humana, gasto productivo de cerebro, músculo, mano, órganos sensibles... humanos. No es trabajo específico de sastre o de tejedor, sino “trabajo humano puro y simple. No todos los trabajos son simples, también hay trabajo calificado o complejo, pero éste queda reducido a trabajo simple cuando lo que importa es medir la cantidad de trabajo. En esos términos, el trabajo complejo sólo es trabajo simple “potenciado, o mejor multiplicado”, y la reducción se produce constantemente por medio de un proceso social que, no por quedar a las espaldas de los productores, deja de ser menos real.

La mayor o menor productividad del trabajo útil y concreto en el que se manifiesta el trabajo humano puede hacer aumentar o disminuir el volumen de valores de uso por unidad de tiempo que resultan del proceso de la producción.

El valor relativo puede variar aunque su valor (su contenido en trabajo humano) siga siendo el mismo; o bien lo contrario: que el valor relativo puede mantenerse igual a pesar de haberse modificado el valor que subyace al valor relativo. En cuanto a la forma de equivalente, sucede lo contrario: no contiene ninguna determinación cuantitativa del valor.

Para Marx, su función es triple:

1) El valor de uso se convierte en la forma de manifestación de su contrario: el valor.

2) El trabajo concreto se convierte en la forma de manifestación de su contrario: el trabajo abstractamente humano.

3) El trabajo privado se convierte en la forma de manifestación de su contrario: trabajo bajo forma directamente social.

Aristóteles no pudo llegar a descubrir el contenido del valor a partir de su análisis de la forma de valor porque su contexto social se lo impedía. Para que este descubrimiento hubiera sido posible, habría hecho la Grecia clásica conociera algo que sólo se ha conocido en la sociedad capitalista moderna: la conversión de todos los hombres en “poseedores de mercancía” y su igualación por medio de las leyes de la mercancía. Hubiera hecho falta, no la desigualdad humana y de las fuerzas de trabajo que existía en la sociedad esclavista de su época, sino la igualdad humana actual que genera el capitalismo, hasta hacer de ella una verdad con el carácter de un auténtico “prejuicio popular”.

B. La forma total o desplegada de valor se expresa en una fórmula mercantil modificada: z A = u B = v C = w D = x E = etc. Marx llama ahora a la forma relativa (z A) “forma relativa desplegada”, razón por la cual considera que esta forma total es siempre incompleta y deficiente, y necesita su “inversión” en la forma C de esta forma B es que es la magnitud de valor la que regula las relaciones de intercambio, y no al revés, puesto que ahora la pluralidad de valores de cambio de A aparecen todos directamente en esta fórmula. Por consiguiente, si invertimos la B obtendremos la C. C. La forma general de valor es general sencillamente porque es simple y común (unitaria).

Marx hace referencia al carácter fetichista de la mercancía, y su secreto. Este carácter fetiche de la mercancía –“fetichista”, basándose en la apariencia, los mercaderes, hombres prácticos, y los economistas, sus teóricos o sicofantes, conceden un carácter social a lo que sólo es lo natural de la mercancía (por ejemplo, llaman capital a lo que sólo es un medio de producción); y, a la inversa, toman por natural lo que no es sino su lado social y nada natural. El famoso fetichismo se reduce por tanto a este doble quid pro quo, que surge de su forma mercantil, debido a la “peculiar índole social del trabajo que las produce”, es decir, debido a que los trabajos privados e independientes que las producen sólo se vuelven sociales, parte del todo a que realmente pertenecen, por medio del intercambio y el mercado.

La escisión de la mercancía en cosa y valor sólo se produce auténticamente cuando, ya en su producción, el producto del trabajo se convierte en mercancía, y el trabajo privado en doblemente social.

En una sociedad donde la sociedad se reduce a un solo individuo –la economía de Robinsón Crusoe– también existe la necesidad de distribuir el trabajo social entre las distintas necesidades que debe cubrir esta sociedad, pero aquí las relaciones entre Robinsón y las cosas son “sencillas y transparentes”, por lo que el trabajo total se distribuirá directamente como algo social. El gasto de cada trabajo individual está determinado socialmente de forma directa como parte del conjunto natural del trabajo social de la unidad familiar.

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