Ensayo Carlos Cullen

En adelante intentaremos analizar críticamente las relaciones entre la educación y el conocimiento.

Carlos Cullen plantea que el conocimiento ha sido siempre el meollo del concepto mismo de educación y de las prácticas educativas. Que a éste se lo ha comprendido de diferentes maneras a lo largo del tiempo, y que la educación cumple diferentes funciones sociales; ambos, conocimiento y educación, se condicionan mutuamente, pero él resalta la idea que la educación socializa mediante el conocimiento.

Por lo tanto nos preguntamos, desde donde enseñar en tiempos de escepticismo, cual debe ser la relación del docente con el conocimiento (desde donde y como relacionarnos), que concepciones deberíamos revisar, que actitudes deberíamos tomar.

Debido a ello se nos hace necesario hablar de huellas, espejos y señales. Huellas: porque las relaciones del docente con el conocimiento tienen que ver con el pasado el presente y el futuro que se busca, la marca que se deja. Se puede instalar la ilusión de huellas imborrables y seguras. Espejos: porque las relaciones del docente con el conocimiento, tiene que ver con lo que se refleja, con lo que deja aparecer, con lo que no se deja que se manifieste o con el valor de cambio. Y se puede instalar la ilusión de certeza de nuestros esquemas y representaciones, de nuestros criterios para definir lo que es bueno y malo, las decisiones sobre lo que se puede conocer y se debe hacer.

Señales: porque las relaciones del docente con el conocimiento tiene que ver con nombres y signos, que remiten a otros nombres y a otros signos. Caminar sobre el alfabeto no es lo mismo que sobre la tierra, y reflejar sombras no es lo mismo que cuerpos. Y sobre las desilusiones de la realidad y la verdad puede instalarse la ilusión de la dispersión del sentido, del pensamiento débil, de la ética indolora, y relacionarse con el conocimiento escépticamente.

Tenemos que relacionarnos con el conocimiento sin estas ilusiones. Detrás de las huellas no hay una realidad esencial, pero las huellas existen y la realidad tiene densidad. Si detrás de los espejos no se encuentra la seguridad ni la certeza de la interpretación única, no quiere decir que no haya espejos ni que la verdad sea débil. Que tengamos que aprender a transitar por huellas y a reflejar representaciones, que son señales, no quiere decir que no haya direcciones ni distinciones. Estas dependen del reconocimiento de los derechos humanos, la equidad en la distribución de los saberes , la autonomía en la producción del conocimiento, la justica en las relaciones, la libertad para pensar, expresarnos y gozar de trabajar creativa y solidariamente.

El escepticismo creciente entre los docentes nos estaría indicando que algo está pasando en nuestra relación con el conocimiento; que, cada vez más, tenemos dificultades para conectarnos profundamente con el deseo de saber. Entonces, como dice Cullen, para destrabarnos, deberíamos ser capaces de “criticar el control simbólico sobre nuestro deseo de saber y el de los alumnos ejerce el poder, a través del discurso pedagógico mismo, el discurso social, las legitimaciones de las políticas educativas”.

Deberíamos ser capaces revisar algunos supuestos, los resabios de platonismo, por ejemplo, que hacen que creamos que hay un mundo de ideas inmutables, donde negamos los cambios sociales y culturales y nos relacionamos con el conocimiento de forma ingenua; o los resabios del iluminismo, que hacen que creamos que hay una mente que, por educada, tenga todas las certezas y garantice un criterio omnipotente y todopoderoso que nunca se equivoque.

También deberíamos ser capaces de analizar las actitudes mediante las cuales nos relacionamos con el conocimiento.

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