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Ensayo Sobre La Filosofia


Enviado por   •  8 de Marzo de 2013  •  10.884 Palabras (44 Páginas)  •  355 Visitas

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LA FILOSOFIA MODERNA

Si la filosofía antigua había tomado la realidad objetiva como punto de partida de su reflexión filosófica, y la medieval había tomado a Dios como referencia, la filosofía moderna se asentará en el terreno de la subjetividad. Las dudas planteadas sobre la posibilidad de un conocimiento objetivo de la realidad, material o divina, harán del problema del conocimiento el punto de partida de la reflexión filosófica. Son muchos los acontecimientos que tienen lugar al final de la Edad Media, tanto de tipo social y político, como culturales y filosóficos, que abrirán las puertas a la modernidad, y que han sido profusamente estudiados. En lo filosófico, el desarrollo del humanismo y de la filosofía renacentista, junto con la revolución copernicana, asociada al desarrollo de la Nueva Ciencia, provocarán el derrumbe de una Escolástica ya en crisis e impondrán nuevos esquemas conceptuales, alejados de las viejas e infructuosas disputas terminológicas que solían dirimirse a la luz de algún argumento de autoridad, fuera platónica o aristotélica. De las abadías y monasterios la filosofía volverá a la ciudad; de la glosa y el comentario, a la investigación; de la tutela de la fe, a la independencia de la razón.

AUTOR GIOVANNI B. VICO

Giovanni Battista Vico nació en Nápoles en 1668. Era el decimotercero y último hijo de un modesto librero. Su debilidad corporal, agravada por una caída en la niñez, le hizo bastante tímido y retraído, al punto de que casi todos sus estudios los realizó de manera autodidacta. No obstante, llegó a ser profesor de elocuencia latina en la Universidad de Nápoles en 1699, cargo que ocupó hasta pocos años antes de su muerte, en 1744. Vico también estudió leyes, con el fin de ganar una cátedra de Derecho Civil en 1723, lo cual no pudo lograr. Posteriormente a esa fecha, se dedicó mayormente a los estudios de historia, y llegó a ser cronista real de los Borbones napolitanos (Carlos VII de Nápoles y III de España). Su obra más famosa y más elaborada es la Ciencia Nueva (cuyo título completo es Principios de una ciencia nueva en torno a la naturaleza común de las naciones), pero no hay que dejar de lado su obra Sobre la más antigua sabiduría de los italianos, a partir de los orígenes de la lengua latina, publicada en 1713, que contiene la famosa afirmación de que lo verdadero se identifica con lo creado ("verum et factum convertuntur"), ni sus discursos sobre la educación humanística, pronunciados entre 1699 y 1707 en la Universidad de Nápoles, o su obra sobre los métodos de estudio de su tiempo (1709), en la que critica el método cartesiano.

A Vico le tocó vivir en un período en el que ya había arraigado el racionalismo, y su genio fue eclipsado por figuras como las de Descartes, Locke, Leibniz, Malebranche y, posteriormente, Kant. Su obra habría desaparecido, de no haber sido descubierta por los románticos de la primera mitad del XIX, particularmente Jules Michelet. Ya entrado el siglo XX, Benedetto Croce llegó a decir de Vico que era "ni más ni menos que el siglo XIX en germen". Y ya en nuestro tiempo, Isaiah Berlin sitúa a Vico a la cabeza del movimiento de la contra Ilustración. Según la visión de Berlin, los filósofos ilustrados franceses eran "racionalistas radicales que de manera dogmática sostenían que todas las verdades acerca del hombre y de la naturaleza eran universales, objetivas, atemporales y transparentes a la razón. Como movimiento, proponían doctrinas filosóficas y políticas esencialmente históricas, que probaron ser —según él— utópicas, inflexibles, deterministas, arrogantes, insensibles, homogenizadoras e intolerantes".

Lo interesante del análisis de Berlin es que el pensamiento posmoderno de nuestros días rechaza la visión de la verdad, de la ciencia, de la filosofía y de la racionalidad que tenían los filósofos ilustrados, lo cual ha hecho que algunos filósofos vuelvan de nuevo su atención hacia Vico, pues Vico también se oponía al racionalismo y al empirismo —aunque por distintas razones, como veremos—.

Gran parte de la cultura latinoamericana, a mi parecer, está imcluida en la manera francesa, escolástica y racionalista de entender la filosofía. Para ilustrar este punto, me gustaría referirme a una reciente publicación popular, la revista Muy interesante, que dedica su número 29 (2003) al tema de la filosofía. En esta revista podemos leer afirmaciones como las siguientes:

"La sabiduría es lucidez perfecta, conocimiento seguro de lo que de verdad importa".

"La herramienta con la que el filósofo trata de conquistar esa lucidez admirable es la razón. Entiéndase bien: la razón individual del propio filósofo".

"El filósofo no puede delegar en nadie. En particular, no puede apelar a la autoridad de una tradición o una ideología recibida".

"Se ha dicho que darse a la filosofía es incorporarse a la ya antigua tradición de los que han decidido vivir sin tradición".

"Los intereses del filósofo son tan ajenos a los del común de los mortales, su actitud ante la vida tan extravagante, que cabe recelar en él un prurito de originalidad, o acaso el resentimiento propio del inadaptado".

Esto es pensamiento moderno, ilustrado, racionalista, lo que equivale a decir passe. Ningún filósofo serio en la actualidad sostiene esta visión de la filosofía, que se nos hace un tanto cómica e ingenua. No sabemos aún qué forma tomará el pensamiento filosófico de la primera mitad del siglo XXI. Lo que sí podemos afirmar que se cree es que estará muy lejos de los ideales de la Ilustración racionalista.

Se ve que reacción anti moderna y posmoderna como una gran oportunidad para reivindicar la concepción viquiana de la filosofía. Que no es sólo de Vico: es la de los antiguos romanos; es la de los pueblos latinos, antes del escolasticismo. Sabemos que los romanos no fueron un pueblo que produjera muchos filósofos. Eran un pueblo práctico, entregado a la organización y al gobierno. Los romanos, al contrario de los griegos, no eran propensos al escepticismo; su forma de vida práctica los impulsaba a aferrarse a creencias firmes.

Vico preveía el peligro del escepticismo en la ciencia de su tiempo. Creía que el error del racionalismo de Descartes, o del empirismo de Locke (igual da) era el mismo que el de los antiguos estoicos y epicúreos: suponer que el camino de la sabiduría estaba formado de verdades, cuando en realidad está constituido por certezas y orden. Lo que pensaba Vico en esta materia puede sonar a los oídos modernos totalmente escandaloso y sin posibilidad

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