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Filo Segundo Bach


Enviado por   •  9 de Junio de 2013  •  1.630 Palabras (7 Páginas)  •  432 Visitas

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Hans Kelsen - ¿Qué es justicia?

La Justicia es en primer lugar una cualidad posible, pero no necesaria, de un orden social que regula las relaciones mutuas entre los hombres. Pero sólo secundariamente es una virtud humana, ya que un hombre es justo si su conducta se adecua a las normas de un orden social supuestamente justo. Un orden social es justo si regula la conducta de los hombres de un modo satisfactorio para todos, es decir, que todos los hombres encuentran en él la felicidad.

Es evidente que no puede existir un orden “justo”, es decir, que ofrezca la felicidad a todo el mundo, mientras se defina el concepto de felicidad en su estricto sentido original de felicidad individual, si se entiende por felicidad humana lo que el hombre mismo considere. En este caso, es inevitable que la felicidad de un individuo se halle, en un momento dado, directamente en contradicción con la de otro.

Debemos entender por felicidad la satisfacción de ciertas necesidades reconocidas por la autoridad social como necesidades que merecen ser satisfechas, tales como la necesidad de alimetarse, de vestirse, de tener una vivienda y cualquiera otras de este tipo. No cabe duda de que la satisfacción de necesidades socialmente reconocidas es muy distinta del significado original que la idea de felicidad implica. Esta idea tiene, de por sí, un carácter altamente subjetivo. El deseo de Justicia es tan elemental y se encuentra tan fuertemente enraizado en la mente humana porque es una manifestación del deseo indestructible del hombre de su propia felicidad subjetiva.

Donde no existen intereses en conflicto no se necesita la Justicia. Un conflicto de intereses se presenta cuando una necesidad sólo puede satisfacerse a expensas de otra. Cuando es necesario preferir un valor a otro y decidir cuál es el más importante, o cuál es el valor superior y, en última instancia, el valor supremo.

El problema de los valores es en primer lugar un problema de conflicto de valores, y este problema no puede resolverse mediante el conocimiento racional. La respuesta a estas preguntas es un juicio de valor determinado por factores emocionales y, por tanto, subjetivo de por sí, válido únicamente para el sueto que juzga y, en consecuencia, relativo.

Según la convicción ética de cada individuo, se aceptará un valor supremo (la vida humana o el honor de la nación; la vida o la libertad; la libertad individual o la seguridad jurídica…). Es imposible decidir de un modo racional y científico entre estos juicios de valor que se oponen. En último término, deciden nuestro sentimiento o nuestra voluntad, no nuestra razón; el elemento emocional de nuestra conciencia decide en este conflicto.

El hecho de que los juicios de valor sean subjetivos y de que coexistan juicios de valor muy distintos no implica que cada individuo tenga su propio sistema de valores. En realidad, muchos individuos concuerdan en sus juicios de valor. Un sistema de valores real no lo crea arbitrariamente un individuo aislado, sino que resulta de las influencias mutuas entre individuos de un mismo grupo.

Cualquier sistema de valores, especialmente un sistema de valores morales y la idea central de Justicia que lo caracteriza, es un fenómeno social que resulta de una sociedad y, por tanto, difiere según la naturaleza de la sociedad en que se presenta. El hecho de que en una sociedad determinada se acepten ciertos valores no contradice en absoluto el carácter subjetivo y relativo de estos juicios de valor. El que muchos individuos concuerden en sus juicios de valor no demuestra que estos juicios sean correctos.

Las preguntas acerca de si el valor supremo está en la nación o el individuo, en lo material o lo espiritual, en la libertad o la seguridad, en la verdad o la Justicia, no pueden responderse de un modo racional; y así se les da como respuesta un juicio subjetivo de valor, es decir, un juicio relativo, bajo la forma de un valor objetivo y absoluto, como una norma general y válida.

La razón humana no puede satisfacer la exigencia de una justificación absoluta que tiene nuestra conciencia, y esto explica la validez de los valores absolutos. El absoluto y los valores absolutos sobrepasan el alcance de la razón humana, para la cual sólo cabe una solución condicional y relativa para el problema de la Justicia como justificación de la conducta humana.

Pero la necesidad de una justificación absoluta parece superar cualquier consideración racional. De ahí que el hombre intente satisfacerla mediante la Religión y la Metafísica.

Un representante clásico del pensamiento metafísico es Platón. El problema central de toda su filosofía es la Justicia, y desarrolló la famosa doctrina de las ideas sólo para solucionar este problema. La idea principal, a la cual están subordinadas todas las demás y que les confiere validez, es la idea del Bien absoluto. Ésta presupone la idea de la Justicia, a cuyo conocimiento aspiran casi todos los diálogos platónicos. La pregunta sobre qué es la Justicia coincide con la pregunta

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