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Filosofia Edad Contemporanea


Enviado por   •  21 de Julio de 2014  •  4.467 Palabras (18 Páginas)  •  268 Visitas

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FILOSOFÍA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA

La filosofía en la edad contemporánea, que comprende desde fines del siglo XIX hasta nuestros días, es la última etapa histórica de la filosofía, es una etapa compleja, controvertible, diversa y de permanente cambio como producto de los avances científicos y tecnológicos, de la acelerada y desbordante floración de doctrinas filosóficas.

“Frente al positivismo y relativismo que dominaron la última media centuria – afirma Ortega y Gasset-, la filosofía del siglo XX va reconociendo nuevamente a la razón un vasto poder de conquistar no pocas verdades absolutas, pero, a la vez, no puede desconocer su carácter originario de función vital entre otras innumerables. Nació, pues, la función intelectual, como las demás, para subvertir a la existencia orgánica y se va desarrollando al hilo de las urgencias vitales” (“Historia como sistema”).

La filosofía contemporánea empezó a partir de la disolución del sistema hegeliano, y se caracteriza por su complejidad y problematismo; por poner en cuestión la verdad misma, su consistencia y existencia, la dimensión filosófica de la realidad y la misma filosofía; por el desarrollo de una diversidad de corrientes y doctrinas, muchas de ellas en radical oposición.

Hay historiadores de la filosofía, como es el caso de Enzo Paci que piensan que la situación de la filosofía contemporánea está determinada en gran parte por la herencia de Kant y por las interpretaciones de la crítica kantiana que el pensamiento del siglo XIX ha dado según su criterio. Desde el comienzo, la obra de profundización del criticismo denuncia, en los filósofos que en él se inspiran, tanto la imposibilidad de no acepta la crítica tal cual es, como la imposibilidad de aceptarla. Kant había presentado la crítica también en función de propedéutica, de introducción a la filosofía. Desde este punto de vista, después de la crítica debía comenzar una nueva filosofía; pero Kant había demostrado también la imposibilidad de una filosofía metafísica: desde este otro punto de vista, la filosofía ya no parecía posible porque se reducía a la actividad misma de la crítica, es decir, al análisis y las condiciones de los límites del conocer. Si la crítica no es la filosofía, si no es un sistema filosófico, el problema consistía en proseguir la obra de Kant llegando a construir el sistema filosófico. El sistema debía basarse sobre un principio fundamental a partir del cual derivar todos los demás. A fines del siglo XVIII y comienzos del XIX éste es el problema que parece imponerse (“La Filosofía Contemporánea”).

Antonio Cruz Prados, en su “Historia de la Filosofía Contemporánea”, luego de manifestar que esta etapa “constituye posiblemente la etapa más compleja de la Historia de la Filosofía”, señala lo siguiente: “Si la Historia de la Filosofía es –como se ha afirmado repetidas veces- la Historia del concepto de filosofía, de lo que los hombres han entendido por filosofía, la Historia de la Filosofía Contemporánea lo es máximamente. Cada teoría se presenta como un modo –el único- de hacer y concebir la filosofía, negando tal condición a las anteriores. La filosofía va convirtiéndose en actividades distintas, ya sea asimilándose a otros saberes racionales, o vinculándose a otros modos de experiencia no racional. El desacuerdo y la discusión se sitúan en las cuestiones radicales de la filosofía. Se ponen en cuestión su límite –rigor o vigor-; su objeto –un modo de la realidad o los otros saberes-; su finalidad –profundizar en el conocimiento o en el vivir, esclarecer la objetividad o la subjetividad-; su método –lógico o vivencial-; su prioridad –teórica o práctica”.

A. Cruz Prados, intenta caracterizar a la edad contemporánea de la filosofía en los términos siguientes: “Así, mientras unas (doctrinas) se afanan en definir el límite que ha de ceñir a la filosofía, otras intentan rebasarlo por doquier. Mientras unas adoptan una actitud prudente y desconfiada hacia todo absoluto, otras lo buscan como fundamento imprescindible, situándolo, a su vez, en instancias diferentes y contrarias. Si la Historia de la Filosofía es –como se ha afirmado repetidas veces- la Historia del concepto de filosofía, de lo que los hombres han entendido por filosofía, la Historia de la Filosofía Contemporánea lo es máximamente. Cada teoría se presenta como un modo –el único- de hacer y concebir la filosofía, negando tal condición a las anteriores. La filosofía va convirtiéndose en actividades distintas, ya sea asimilándose a otros saberes racionales, o vinculándose a otros modos de experiencia no racional. El desacuerdo y la discusión se sitúan en las cuestiones radicales de la filosofía. Se ponen en cuestión su límite –rigor o vigor-; su objeto –un modo de la realidad o los otros saberes-; su finalidad –profundizar en el conocimiento o en el vivir, esclarecer la objetividad o la subjetividad-; su método –lógico o vivencial-; su prioridad –teoría práctica-…NO sólo cuestiona qué sea la verdad, sino la verdad misma; no sólo su consistencia sino también su existencia. Pone en tela de juicio la dimensión filosófica de la realidad y la misma filosofía. Así la filosofía contemporánea da carta de naturaleza al absurdo, en el hombre y en el mundo” (“Historia de la Filosofía Contemporánea”)..

José Ortega y Gasset expresó: “Desde 1840 a 1900 puede decirse que ha atravesado la humanidad una de sus temporadas menos favorables a la filosofía. Ha sido una edad antifilosófica. Si la filosofía fuese algo de que radicalmente supiese prescindir, no es dudoso que durante esos años hubiera desaparecido por completo. Como no es posible raer de la mente humana su dimensión filosofante, lo que se hizo fue reducirla a un mínimum. Y toda la batalla –que, por cierto, será aún bastante dura- en que andamos trabados a la fecha consiste precisamente en salir de nuevo a una filosofía plenaria, completa; es decir, a un máximum de filosofía” (“¿Qué es filosofía?”).

“En suma, recapitulando, - escribe José Ingenieros- cinco causas han determinado la crisis filosófica del siglo XIX: La persistencia de la mentalidad feudal en la sociedad moderna; la subordinación de los filósofos; la subordinación de las hipótesis metafísicas a los principios de la ética, no renovados todavía; la singular paradoja de llamarse metafísicos los que se proponen impedir la elaboración de nuevas hipótesis metafísicas y de repudiar esa denominación los que siguen construyéndolas; la confusión entre la historia de los sistemas pasados y la construcción de nuevos sistemas” (“Proposiciones relativas al porvenir de la filosofía”).

Durante

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