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Fuente Ovejuna


Enviado por   •  6 de Junio de 2013  •  3.558 Palabras (15 Páginas)  •  333 Visitas

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Fuenteovejuna

ACTO PRIMERO

Salen el COMENDADOR, FLORES y ORTUÑO, criados

COMENDADOR: ¿Sabe el maestre que estoy

en la villa?

FLORES: Ya lo sabe.

ORTUÑO: Está, con la edad, más grave.

COMENDADOR: Y ¿sabe también que soy

Fernán Gómez de Guzmán?

FLORES: Es muchacho, no te asombre.

COMENDADOR: Cuando no sepa mi nombre,

¿no le sobra el que me dan

de comendador mayor?

ORTUÑO: No falta quien le aconseje

que de ser cortés se aleje.

COMENDADOR: Conquistará poco amor.

Es llave la cortesía

para abrir la voluntad;

y para la enemistad

la necia descortesía.

ORTUÑO: Si supiese un descortés

cómo le aborrecen todos

-y querrían de mil modos

poner la boca a sus pies-,

antes que serlo ninguno,

se dejaría morir.

FLORES: ¡Qué cansado es de sufrir!

¡Qué áspero y qué importuno!

Llaman la descortesía

necedad en los iguales,

porque es entre desiguales

linaje de tiranía.

Aquí no te toca nada;

que un muchacho aún no ha llegado

a saber qué es ser amado.

COMENDADOR: La obligación de la espada

que se ciñó, el mismo día

que la cruz de Calatrava

le cubrió el pecho, bastaba

para aprender cortesía.

FLORES: Si te han puesto mal con él,

presto lo conocerás.

ORTUÑO: Vuélvete, si en duda estás.

COMENDADOR: Quiero ver lo que hay en él.

Sale el MAESTRE de Calatrava y acompañamiento

MAESTRE: Perdonad, por vida mía,

Fernán Gómez de Guzmán;

que agora nueva me dan

que en la villa estáis.

COMENDADOR: Tenía

muy justa queja de vos;

que el amor y la crianza

me daban más confianza,

por ser, cual somos los dos,

vos maestre en Calatrava,

yo vuestro comendador

y muy vuestro servidor.

MAESTRE: Seguro, Fernando, estaba

de vuestra buena venida.

Quiero volveros a dar

los brazos.

COMENDADOR: Debéisme honrar;

que he puesto por vos la vida

entre diferencias tantas,

hasta suplir vuestra edad

el pontífice.

MAESTRE: Es verdad.

Y por las señales santas

que a los dos cruzan el pecho,

que os lo pago en estimaros

y como a mi padre honraros.

COMENDADOR: De vos estoy satisfecho.

MAESTRE: ¿Qué hay de guerra por allá?

COMENDADOR: Estad atento, y sabréis

la obligación que tenéis.

MAESTRE: Decid que ya lo estoy, ya.

COMENDADOR: Gran maestre, don Rodrigo

Téllez Girón, que a tan alto

lugar os trajo el valor

de aquel vuestro padre claro,

que, de ocho años, en vos

renunció su maestrazgo,

que después por más seguro

juraron y confirmaron

reyes

...

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