LOS SIETE SABERES NECESARIOS PARA LA EDUCACIÓN DEL FUTURO

1. Las cegueras del conocimiento: Edgar Morin aquí afirma que el conocimiento humano es frágil, me refiero a los errores de percepción, a perturbaciones en la selección de ideas, etc. Y que la educación del futuro debe contar siempre con esta posibilidad de error.

El desarrollo de la inteligencia es inseparable del de la afectividad. No hay un estado superior de la razón, sino un bucle inteligencia-afecto.

Ningún dispositivo cerebral permite distinguir la alucinación de la percepción, el sueño de la vigilia, lo imaginario de lo real, lo subjetivo de lo objetivo, por eso el primer objetivo de la educación del futuro será dotar a los alumnos de la capacidad para detectar y subsanar los errores e ilusiones del conocimiento y, al mismo tiempo, enseñarles a convivir con sus ideas, sin ser destruidos por ellas.

2. Los principios de un conocimiento pertinente: Frente a un aluvión de informaciones es necesario distinguir cuáles son las informaciones clave de las menos importantes, al igual que diferenciar los problemas importantes de los que no lo son. Pero, ¿cómo seleccionar la información, los problemas y los significados adecuados? Sin duda, desvelando el contexto, lo global, lo multidimensional y la interacción compleja.

Como consecuencia, la educación debe promover una “inteligencia general” que se construye a partir de los conocimientos existentes y de la crítica de los mismos.

3. Enseñar la condición humana: Interrogar nuestra condición humana, es entonces interrogar primero nuestra situación en el mundo. Nos olvidamos que cada individuo posee una identidad que debe ser respetada. Nuestra identidad individual, asociada a nuestra identidad como especie y a la identidad social conforma un trinomio propio de la realidad humana. La animalidad y la humanidad constituyen nuestra humana condición y por eso es importante entender el proceso de hominización.

Debemos entender entonces, que el destino de los seres humanos, tiene la faceta del destino de la especie humana, pues tenemos un destino y una condición común como ciudadanos de la Tierra.

4. Enseñar la identidad terrenal: Nos da entender que las sociedades viven aisladas olvidando que habitan en la misma “residencia terrenal”, porque destruimos nuestro planeta y a nosotros mismos porque no entendemos la condición humana ni tenemos una conciencia de interdependencia que nos ligue a nuestra Tierra y considerarla como la primera y única patria.

Debemos enseñar sobre la crisis planetaria que marcó el siglo XX, mostrando que todos los seres humanos de ahora en adelante, poseemos los mismos problemas de vida y de muerte y que compartimos un destino en común.

5. Enfrentar las incertidumbres: Así como la ciencia nos ha dado muchas certezas, también nos ha dado muchas incertidumbres.

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