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La Apologia Socrates


Enviado por   •  4 de Noviembre de 2014  •  2.453 Palabras (10 Páginas)  •  386 Visitas

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Principios de la filosofía. El descubrimiento del concepto, Sócrates

Adolfo Carpio

Los sofistas

Suele denominarse cosmológico ese primer período de la filosofía durante el cual predominan los problemas relativos al “cosmos” –siglo VI y primera mitad del V–. Con el avance del siglo V, toman mayor relieve las cuestiones referentes al hombre, a su conducta y al estado: se habla de un período antropológico, que abarca la segunda mitad del siglo V, y cuyas figuras principales con los sofistas y Sócrates.

Los encargados de satisfacer estos requerimientos de la época son unos personajes que se conocen con el nombre de sofistas. Los sofistas eran maestros ambulantes que iban de ciudad en ciudad, enseñando, y que cobraban por sus lecciones, y en algunos casos sumas elevadas. No fueron más que meros profesionales de la educación. Su finalidad era bien limitada: responder a las “necesidades” educativas de la época. Los sofistas se consideraban a sí mismos maestros de “virtud” y se proponían enseñar “como manejar los asuntos privados lo mismo que los de la ciudad”:

La mayor parte de los sofistas no fueron más que simples preceptores o profesores: hubo algunos, sin embargo, que alcanzaron verdadera jerarquía de filósofos: sobre todo dos, Protágoras y Gorgias.

Protágoras enseñaba el arte mediante el cual se podían volver buenas las malas razones, y malos los buenos argumentos, es decir, el arte de discutir con habilidad tanto a favor como en contra de cualquier tesis. Sostenía que respecto de todas las cuestiones hay siempre dos discursos, uno a favor y otro en contra, y él enseñaba cómo podía lograrse que el más débil resultase el más fuerte, es decir, que lo venciese independientemente de su verdad o falsedad, bondad o maldad.

Gorgias fue otro sofista de auténtico nivel filosófico. Su pensamiento lo resumió entres principios concatenados entre sí:

1. Nada existe

2. Si algo existiese, el hombre no lo podría conocer

3. Si se lo puede conocer, ese conocimiento sería inexplicable e incomunicable a los demás

Era un filósofo nihilista, según la primera afirmación; escéptico, según la segunda; relativista, según la tercera. Era uno de los sofistas más cotizados y cobrara muy caras sus lecciones.

Los sofistas con ideas originales fueron de tendencia escéptica o relativista. El relativismo fue el supuesto común, consciente o no, de la mayor parte de los sofistas, puesto que, en la medida en que eran profesionales en la enseñanza de la retórica, no les interesaba tanto la verdad de los demostrado o afirmado, cuanto más bien la manera de embellecer los discursos y hacer triunfar una tesis cualquier, independientemente de su valor intrínseco. “Crisis” significa que una determinada tabla de valores deja de tener vigencia, y que una sociedad o época histórica permanecen indecisas o fluctuantes sin prestar adhesión a la vieja tabla y sin encontrar tampoco otra que la reemplace.

En el siglo V todo cambia radicalmente, y hacia fines del mismo ya nadie sabía orientarse mentalmente. Trasímaco, para el cual la justicia no es más que el interés del más fuerte, el provecho o conveniencia del que está en el poder, una doctrina, desenfadadamente inmoralista.

La figura de Sócrates

Sócrates representa la reacción contra el relativismo y subjetivismo sofísticos, al sostener que la virtud es conocimiento y el vicio es ignorancia.

Sócrates, empieza por interrogar a los políticos y los interroga sobre algo que debieran saber muy bien: ¿qué es la justicia? Ya que el propósito fundamental de todo gobierno debería ser primordialmente lograr un estado justo. Pero sometidos al interrogatorio, pronto resulta que le responden mal, o que no saben en absoluto la respuesta.

Sócrates, interroga luego a los poetas, y observa: que en sus poemas éstos suelen decir cosas maravillosas, muy profundas y hermosas; pero que, sin embargo, son incapaces de dar razón a lo que dicen, de explicarlo convenientemente, ni pueden tampoco aclarar lo que dicen.

Sócrates interroga por último a los artesanos, y descubre que éstos si tienen un saber positivo: saben fabricar cosas útiles, y además saben dar razón de cada una de las operaciones que realizan. Lo malo, reside en que, por conocer todo lo referente a su oficio, creen saber también de las cosas que no son su especialidad.

Comprende, por fin Sócrates, la verdad: los demás creen saber, cuando en realidad no saben nada ni tienen conciencia de esa ignorancia, mientras que él, Sócrates, posee esta conciencia de su ignorancia que a los demás les falta. Él puede afirmar con plena conciencia “Sólo sé que no sé nada”, y en esto consiste su sabiduría y su única superioridad sobre los demás.

Todo lo que el hombre pueda saber es siempre, por finitud interminable, casi nada; el hombre es profundamente ignorante de los más grandes problemas que lo conmueven, las grandes cuestiones de su destino y del sentido del mundo.

Sócrates descubre límites de todo conocimiento humano, piensa a fondo esta radical situación de finitud que caracteriza al hombre; éste sólo llega a la conciencia adecuada de humanidad, de aquello en que reside su esencia, cuando toma conciencia de lo poco que sabe.

La misión de Sócrates

Sócrates, considera que, desde el momento en que la declaración de su “sabiduría” proviene de un dios, de Apolo, tal declaración ha de tener algún otro significado; el origen divino del oráculo lo convence de que tiene que cumplir una misión. Si su “sabiduría” se ha revelado mediante el examen practicado entre sus conciudadanos y en tanto los examinaba, ello significa que sólo es sabio cumplimiento esa tarea. Por tanto, que el dios lo llame sabio equivale a señalarle su misión, equivale a exhortarlo a que siga interrogando a sus conciudadanos. Su misión será la de recordarles a los hombres el carácter precario de todo saber humano y librarlos de la ilusión de ese falso saber, la de llevarlos a tomar conciencia de los límites de la naturaleza humana.

Sócrates insiste una y mil veces en que él no sabe nada, y que lo único que pretende es poner a prueba el saber que los demás dicen tener. Su función es la de exhortar o excitar a sus conciudadanos atenienses.

Sócrates persigue sin cesar a sus conciudadanos, por las plazas y los gimnasios, por las calles y casas; y los interroga constantemente, para saber si llevan una vida noble y justa, o no, y exigiéndoles

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