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La Ciencia ética, Segun Reinhard Lauth


Enviado por   •  3 de Diciembre de 2012  •  1.990 Palabras (8 Páginas)  •  342 Visitas

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Reinhard Lauth

Derivación conceptual de la ciencia ética

A diferencia de las palabras „moral“ y „moralidad“, la palabra „ética“ se emplea hoy predominantemente como „ciencia de lo moral (de la ética)“, y no como „moralidad“. Volviéndonos a este significado fundamental, planteamos la pregunta por su esencia como ciencia.

En una ciencia ética, el concepto de ciencia hay que presuponerlo como conocido de otra parte. Desde luego que, quien no tiene un concepto del saber, no puede hacer ningún tipo de enunciados científicos vinculantes. En este punto, sólo puede decirse a modo de resumen lo que es la ciencia.

Sólo concedemos dignidad científica a aquellas representaciones que se acreditan como fundamentadas en la verdad. En ello, pueden acreditarse inmediatamente o por medio de otros enunciados que ya estén asegurados en la evidencia. Pueden mostrarse tres modos de la evidencia : fáctica, apodíctica y genética. En la evidencia fáctica se ve que algo es de hecho o que debe ser; en la evidencia apodíctica, se ve que algo se piensa necesariamente o que se acepta voluntariamente. La evidencia fáctica acredita en la intuición inmediata; la evidencia apodíctica acredita mediante intelección de una conexión necesaria. Pero la demostración de que algo se percibe como siendo o se piensa necesariamente, no elimina de modo suficiente la duda de que, en verdad, podría ser de otro modo a como está puesto o tiene que ponerse en la representación. Esta duda radical la elimina sólo la evidencia genética, que por eso es la única que, en sentido estricto, merece ser considerada como evidencia. Por evidencia genética hay que entender la intelección de una autofundamentación de algo como verdadero. En ella se conoce que algo visto es en verdad como se ve. Por eso, sólo puede aparecer ahí donde algo representado es de tal modo que puede conocerse inmediatamente desde sí, que es como se presenta y que se presenta como es. (Una evidencia genética tal la tenemos sólo en el saber de lo moralmente bueno.)

Pero lo que no es inmediatamente evidente desde sí, puede en muchos casos hacerse evidente mediatamente. De este modo, lo que es evidente de modo fáctico y apodíctico, se acredita mediatamente desde lo genéticamente evidente a través de la conexión que esto último entabla con aquello.

La ética ha de ser ciencia de lo moral. Así pues, su saber, como un modo del saber en general, queda bajo las determinaciones generales del saber. También los enunciados de la ciencia ética son enunciados que tienen que basarse en la evidencia, y finalmente, en la evidencia genética.

La ética como ciencia tiene que ser un afirmar fundamentado en la evidencia. Ya se analizó (en I c) de qué modo puede definirse el afirmar. La complicación especial que conlleva el concepto de la ciencia de lo moral, la ocasiona el que la ciencia moral, como saber, es un afirmar, pero que, al mismo tiempo, en cuanto tal saber, tiene un objeto específico (justamente la ética en el sentido simple de la palabra, la moralidad), que, a su vez, es ya un afirmar (que en este caso concierne al querer). El afirmar de la moralidad simple es afirmar dóxico. ¿Pero de qué tipo es el afirmar en la ciencia de la moralidad? Esa es la pregunta superior que aquí se plantea.

Arriba hemos expuesto que todo saber se basa en la evidencia, y en último término en la evidencia genética. Pero la evidencia genética es evidencia dóxica, pues es el saber del bien, es decir, realización de la autofundamentación y autolegitimación del bien. Es decir, en la ciencia de la ética tenemos que esperar un afirmar dóxico. Pero la ciencia ética no es doctrina del saber en general, sino doctrina de un saber específico, justamente del saber de la moralidad. Como todo saber específico, hay un lado, concretamente el lado del género, desde el cual también este saber obtiene su determinación desde la esencia del saber en general. Pero eso, el saber de la ciencia de la ética lo tiene en común con el saber de otras disciplinas filosóficas, por ejemplo con el saber ontológico. Pero en la ética como disciplina específica, no se pregunta sólo por la fundamentación desde el saber en general, sino también por los modos específicos del saber que le son propios. Por eso, la pregunta más especial aquí es cuál es el modo especial de saber de la ciencia específica que debe ser la ciencia ética.

Como disciplina filosófica, la ciencia ética pregunta por principios, aquí especialmente por los principios de la moralidad. La filosofía en general es conocimiento del conjunto de la realidad en sus principios. La ciencia ética es el conocimiento de la moralidad en sus principios.

Mediante esta determinación, obtenemos primeramente un carácter del saber de la ciencia ética que lo diferencia del saber de la moralidad simple (de la ética). La moralidad afirma también desde un principio, pero no necesita ser reflexivamente consciente del carácter formal de este principio. Juzga desde un principio, pero no en un conocimiento abstracto del carácter (formal) del principio respectivo. Por el contrario, la ciencia ética establece afirmaciones sobre el principio de la moralidad como principio concebido abstractamente. Es decir, la ética como ciencia de la moralidad surge sólo mediante un conocer que ve de modo abstracto y reflexivo, y que comprende, la esencia de la moralidad. Es evidente que este conocimiento sólo es posible mediante la relación intuitiva y concipiente con el acto ético primario de afirmación.

Si se ha comprendido esto, entonces se plantea la pregunta siguiente de si el saber específico de la ciencia de la ética, a su vez, es saber meramente teórico o dóxico. La respuesta tiene que decir: justamente porque el saber secundario de la ciencia ética sólo es posible en una referencia cognoscitiva al afirmar ético primario, mientras que esta referencia cognoscitiva exige en lo intuido la autorrealización del saber ético primario, justamente por ello el saber de la ciencia ética no puede ser un saber meramente teórico, sino que implica él mismo necesariamente

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