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La Filosofia En Mesoamenrica


Enviado por   •  18 de Febrero de 2012  •  1.272 Palabras (6 Páginas)  •  473 Visitas

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b36EL NACIMIENTO DE LA FILOSOFIA

La sabiduría griega, según Giorgio Colli en su obra “El nacimiento de la filosofía” se asocia a la tarea del oráculo de Delfos. Aún hoy la expresión “es un oráculo” hace referencia a este origen de la sabiduría. La interpretación común de lo que era el oráculo de Delfos nos dice que era algo así como un centro de adivinación y de actividad política o religiosa. Esta interpretación es parcial ya que recoge algo de lo que realmente representaba el oráculo pero no todo.

LA LOCURA ES LA FUENTE DE LA SABIDURIA

Los orígenes de la filosofía griega y en general de todo el pensamiento occidental, son misteriosas. Según la tradición erudita, la filosofía nace con Tales y Anaximandro: se han buscado sus orígenes más remotos en el siglo IV (¿?), en contactos fabulosos con las culturas orientales, con los pensamientos egipcio o indio. Nada pudo comprobarse en tal vía y hubo que contentarse con establecer analogías y paralelismos. En realidad, el tiempo de los orígenes de la filosofía griega es bastante más cercano a nosotros. Platón, por ejemplo, llama amor a la sabiduría a la “filosofía”, a la propia actividad educativa, a la propia investigación, ligada a una expresión escrita, a la forma literaria del diálogo. Y Platón mira el pasado con veneración, como un mundo en el que habían existido realmente los “sabios”.

Por otra parte, la filosofía posterior, nuestra filosofía, no es más que una continuación, un desarrollo de la forma literaria introducida por Platón; y sin embargo, esta forma surge como un fenómeno de decadencia, en cuanto el “amor a la sabiduría” está por debajo de la

“sabiduría”. Amor a la sabiduría no significa en efecto, para Platón, aspiración a algo nunca alcanzado, sino una tendencia a recuperar aquello que ya se había realizado y vivido.

Son también los mismos dioses, Apolo y Dionisos, los que se encuentran si remontamos por los senderos de la sabiduría griega. En este campo, sin embargo, la caracterización de

Nietzsche llega a modificarse, además de que la preeminencia se concede a Apolo más bien que a Dionisos. De hecho, al dios de Delfos, más que a otro, hay que atribuirle el dominio sobre la sabiduría. En Delfos, se manifiesta la vocación de los griegos por el conocimiento.

También de lo fragmentario y lo inconstante de la vida inmediata, ya que Ariadna abandona el dios por el hombre. El símbolo que salva al hombre es el hilo del “logos”, de la necesidad racional: justamente la inconstante Ariadna reniega de la divinidad animal que lleva en sí dando al héroe la continuidad, entregándose ella misma a la continuidad para hacer triunfar el individuo permanente, para redimir al hombre de la ceguera del hombre animal.

Pero este sistema del “logos”, así elaborado, ¿es realmente un edificio? Es decir, eso, además de ser constituido por el análisis de las categorías abstractas, y por el desarrollo de una lógica deductiva, o sea de la formación de los conceptos más universales que pueda alcanzar la capacidad abstrayente del hombre, y por la determinación de las normas generales que regulan el proceder discursivo de los razonamientos humanos, ofrece tal vez, además de todo esto, ¿un contenido doctrinal y dogmático de la razón, un verdadero y propio complejo constructivo, un conjunto de proposiciones concretas que se imponen a todos.

Platón pone en duda en línea general que la escritura pueda expresar un pensamiento serio, y dice literalmente: “Ningún hombre sensato se atreverá a confiar sus pensamiento filosóficos a los discursos y con más razón a discursos inmóviles, como es el caso de los escritos con letra”.

La “filosofía” surge de una disposición retórica acoplada a un adiestramiento dialéctico, de un estímulo agonístico indeciso sobre la dirección que tomar, de la primera aparición de una grieta interior en el hombre de pensamiento, en el que se insinúa la ambición veleidosa a la potencia mundana, y finalmente

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