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La Honestidad


Enviado por   •  22 de Noviembre de 2011  •  3.002 Palabras (13 Páginas)  •  544 Visitas

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La Honestidad

Este es uno de los valores que mas genera imagen, siendo por ello esgrimido como "cualidad" por aquellos que quieren ganarse el fervor de los demás. PERO LA GRAN CONTRADICCIÓN ESTRIBA en el hecho de que mientras mas se use como una forma de atraer a los demás, como una careta, mas DES-HONESTO SE ES.

Y por el contrario, mientras menos se persiga como máscara, como forma de presentación y se acompañe con el valor de la HUMILDAD, más HONESTIDAD puede haber.

Todos deseamos que quienes están cerca a nosotros, y también las personas que desempeñan cargos de representación pública, nos digan siempre la verdad. Es por ello, que la HONESTIDAD es un valor relacionado con la decisión de actuar conforme a la Verdad y la Justicia, que igualmente debe ser vivido con humildad. Por tanto es honesto quien actúa y habla de conformidad con lo que considera correcto, pero que no hace de tales actuaciones un escenario teatral para ser re-conocido por los otros. Así, reconocerá de cada uno lo que le corresponde y actuará con base en sus propios principios.

Ser honesto es ser real, acorde con la evidencia que presenta el mundo y sus diversos fenómenos y elementos; es ser genuino, auténtico, objetivo. La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás, que, como nosotros, "son como son" y no existe razón alguna para esconderlo. Esta actitud siembra confianza en uno mismo y en aquellos quienes están en contacto con la persona honesta.

La honestidad no consiste sólo en franqueza (capacidad de decir la verdad) sino en asumir que la verdad es sólo una y que no depende de personas o consensos sino de lo que el mundo real nos presenta como innegable e imprescindible de reconocer. Por esto es muy difícil que siendo político se actúe con honestidad, pues los intereses políticos, de caudillos, de poder, de posicionamiento publicitario, e incluso económicos actúan como fuertes barreras. Igualmente, el simple hecho de comprometer la palabra de un líder en defensa de todos los dirigentes de una organización, se convierte en un obstáculo, pues absolutiza como irreprochable la actuación de personas que seguramente tienen defectos, errores e incluso actuaciones deshonestas.

¿Cuál seria una manera HONESTA de ejercer la política? Diciendo, tenemos estas propuestas y estas personas, haremos lo posible por sacarlas adelante, pero NO PODEMOS GARANTIZAR que no fallaremos. ¿Actuarán así?

Lo que NO es la honestidad:

- No es la simple honradez que lleva a la persona a respetar la distribución de los bienes materiales. La honradez es sólo una consecuencia particular de ser honestos y justos.

- No es el mero reconocimiento de las emociones "así me siento" o "es lo que verdaderamente siento". Ser honesto, además implica el análisis de qué tan reales (verdaderos) son nuestros sentimientos y decidirnos a ordenarlos buscando el bien de los demás y el propio.

- No es la desordenada apertura de la propia intimidad en aras de "no esconder quienes realmente somos", implicará la verdadera sinceridad, con las personas adecuadas y en los momentos correctos.

Los Valores Humanos

1. La honestidad

2. Puntualidad

3. Responsabilidad

La Honestidad

Es aquella cualidad humana por la que la persona se determina a elegir actuar siempre con base en la verdad y en la auténtica justicia (dando a cada quien lo que le corresponde, incluida ella misma).

Ser honesto es ser real, acorde con la evidencia que presenta el mundo y sus diversos fenómenos y elementos; es ser genuino, auténtico, objetivo. La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás, que, como nosotros, "son como son" y no existe razón alguna para esconderlo. Esta actitud siembra confianza en uno mismo y en aquellos quienes están en contacto con la persona honesta.

La honestidad no consiste sólo en franqueza (capacidad de decir la verdad) sino en asumir que la verdad es sólo una y que no depende de personas o consensos sino de lo que el mundo real nos presenta como innegable e imprescindible de reconocer.

Lo que no es la honestidad:

- No es la simple honradez que lleva a la persona a respetar la distribución de los bienes materiales. La honradez es sólo una consecuencia particular de ser honestos y justos.

- No es el mero reconocimiento de las emociones "así me siento" o "es lo que verdaderamente siento". Ser honesto, además implica el análisis de qué tan reales (verdaderos) son nuestros sentimientos y decidirnos a ordenarlos buscando el bien de los demás y el propio.

- No es la desordenada apertura de la propia intimidad en aras de "no esconder quien realmente somos", implicará la verdadera sinceridad, con las personas adecuadas y en los momentos correctos.

- No es la actitud cínica e impúdica por la que se habla de cualquier cosa con cualquiera… la franqueza tiene como prioridad el reconocimiento de la verdad y no el desorden.

Hay que tomar la honestidad en serio, estar conscientes de cómo nos afecta cualquier falta de honestidad por pequeña que sea… Hay que reconocer que es una condición fundamental para las relaciones humanas, para la amistad y la auténtica vida comunitaria. Ser deshonesto es ser falso, injusto, impostado, ficticio. La deshonestidad no respeta a la persona en sí misma y busca la sombra, el encubrimiento: es una disposición a vivir en la oscuridad. La honestidad, en cambio, tiñe la vida de confianza, sinceridad y apertura, y expresa la disposición de vivir a la luz, la luz de la verdad.

Puntualidad

El valor que se construye por el esfuerzo de estar a tiempo en el lugar adecuado.

El valor de la puntualidad es la disciplina de estar a tiempo para cumplir nuestras obligaciones: una cita del trabajo, una reunión de amigos, un compromiso de la oficina, un trabajo pendiente por entregar.

El valor de la puntualidad es necesario para dotar a nuestra personalidad de carácter, orden y eficacia, pues al vivir este valor en plenitud estamos en condiciones de realizar más actividades, desempeñar mejor nuestro trabajo, ser merecedores de confianza.

La falta de puntualidad habla por sí misma, de ahí se deduce con facilidad la escasa o nula organización de nuestro tiempo, de planeación en nuestras actividades, y por supuesto de una agenda,

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