La Muerte De Ivan Ilich

Analisis del libro : “La Muerte de Ivan Ilich”

De Leon Tolstoi

Este libro narra el proceso de muerte de Ivan Ilich, una persona que se dedico al estudio y aplicación de las leyes. El personaje vive sus etapas y sus momentos de vida sana y los resuelve de una manera práctica, muy a su modo evadiéndolas,. La vida le va dando las oportunidades de escalar posiciones y por lo que entiendo le va yendo bien. Cuando le toca decidir unir su vida con la mujer que le agrada lo maneja como una negociación o conveniencia que se ajusta a los parámetros de lo que piensa es justo para su vida.

Ivan trata siempre de esquivar los problemas de pareja, los hace a un lado escondiéndose en el trabajo. No dedica el tiempo suficiente para dedicarlos a la familia. No mira hacia abajo, sino siempre hacia arriba, es decir, se centra en las cosas materiales y sus convivencias son con personas de un nivel social por arriba de su status.

No se involucra lo suficiente a nivel familiar, laboral ni de amistades. Cuando se presenta o que va a ser su inicio hacia su fin, lo tratan como un enfermo y todos, incluido él, no aceptan que su muerte es inminente y eso hace que Ivan tenga siempre falsas esperanzas de recuperación. Al no darle importancia al aspecto de cultivar el afecto, de dar amor y vivir de una manera un tanto superficial hace que las personas con las que trabaja toman su muerte inminente como algo que les permitirá mejorar en el trabajo, no con un sentido humano.

Las etapas hacia la muerte de Ivan las vive un tanto solitario a pesar de contar con esposa e hijos, pero el hecho de que no haya afianzado ese lazo de amor da como consecuencia que sienta ese vacío espiritual en su trayecto final.

Praskovya intenta cumplir con sus obligaciones de esposa y lo hace muy bien, pero como no hay un sentimiento genuino de amor, no hay ese apego ni esa piedad que pudiera darse si a relación hubiera sido distinta.

Los hijos viven la enfermedad del padre sin involucrarse tanto, cosecha del propio Ivan al no haberse dado el tiempo para fomentar en ellos el cariño.

Ivan cuando trata de buscar entre sus recuerdos sentimientos que alivien su alma, no puede evitar no encontrarlos en su vida actual, sino solo en la niñez, cuando era protegido, amado por su madre. Reafirmando con esto que vivió solo por vivir sin haber dado lo suficiente como para poderle encontrar el sentido de haber vivió en sus últimos 20 o 30 años.

El autor describe de manera tan real todo el sufrimiento el personaje, sus emociones, esperanzas, desesperanzas y obligadamente me hizo sentir como si yo misma los estuviera sufriendo y haciéndome las preguntas que al final Ivan comenzó hacerse, al cuestionarse si verdaderamente había vivido de la manera correcta que él pensaba o si acaso se había equivocado y desvió el camino o dejó de hacer cosas que lo hubieran puesto en la situación que se encontraba.

En lo que no profundizó el autor fue en el tema de los valores del amor, de la importancia de convivir con la familia pero creo yo, que lo trata de manera implícita.

El hecho de que ningún médico le dijera que su enfermedad era mortal originó que Ivan tuviera esperanzas y en todos los trataran como un enfermo, no permitiéndole a él llegar a la aceptación de su muerte, aunque de alguna manera todos sabían que moriría.

Ivan odiaba todo lo que ya no tenía: salud, vitalidad, alegría, movimiento, esperanzas. No soportaba a su esposa, no soportaba a nadie más que a Gerasim, su acompañante en los últimos días de su vida, quizá porque éste sí le demostraba un afecto genuino o porque era alguien ajeno a la familia, amigos o compañeros y podía confiarle sus momentos más vergonzosos como el que la ayudara a que hiciera sus necesidades fisiológicas.

El moribundo vive su dolor prácticamente solo, como solo vivió, a pesar de que siempre había personas en su casa, como si él no contara, como si él no sufriera.

Sus compañeros y amistades veían el caso de Ivan solo como una oportunidad más. Lo cierto es que todos nosotros, incluida yo, sabemos de la muerte de algún conocido, amigo, hijo de alguna amiga o pariente y lo tomamos sin pensar que pudiéramos ser nosotros mismos en esa situación. Siempre que nos enteramos o acudimos a algún velorio o sepelio, lloramos porque nos conmovemos del sufrimiento de los demás, y quizá solo por ese momento impactante pensamos en nuestra muerte pero de una manera ráfaga porque solo el pensarlo nos ocasiona un gran sufrimiento, una gran angustia, así que desechamos rápidamente esa idea, esa realidad y dejamos que el tiempo nos

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