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La Vida Muerte Y Tracendencia


Enviado por   •  14 de Octubre de 2013  •  1.171 Palabras (5 Páginas)  •  570 Visitas

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armen Cortes Ramires

Filosofía Moderna

Vida, muerte y Trascendencia

Siempre que reflexionamos sobre la vida, nos percatamos que está ligada y hermanada con el suceso de la muerte. Visto así la vida es un proceso por el que todos los seres pasamos, pero cuyo fin es la vivencia personal de nuestro acontecimiento de muerte.

La muerte es un suceso general no deseado e inesperado, es un evento cotidiano, universal e inevitable, pero singular y personal. Además de ser un evento atemporal puesto que no existe un tiempo definido para que se nos presente y solitaria pues a pesar de haber acompañamiento nuestra partida será solamente nuestra.

La muerte es un suceso socio-biológico del cual estamos conscientes y de ahí nuestro miedo y dolor generado por este acontecimiento. Es por ello que considero que los seres humanos deberíamos capacitarnos para enfrentar a nuestra propia muerte. Por esta razón es que me resulta incongruente que al ser entidades existenciales conscientes de nuestra fragilidad, y que reconozcamos que somos seres mortales y perecederos, hagamos todo lo posible para ocultar de nuestra cotidianidad este suceso. Es necesario entonces aceptar que desde la concepción y aun antes del nacimiento mismo puede acontecernos la muerte.

Es así que el objeto formal de la Tanatología, lo constituye el proceso del trabajo de muerte y la muerte misma. La tanatología entonces tiene como finalidad el proporcionar al ser humano que muere una muerte digna. Para ello trata de conducir a los seres humanos al entendimiento y aceptación de que su vida es finita, es decir temporal y que por ello requiere comprender que el aferrarse a cualquier objeto, bien material o persona, lo conduce a rigidizar su estancia y sus acciones en presente, y por tanto no le permiten contemplarse, aceptarse, y entenderse así mismo como la unidad existencial que es solo perteneciente a sí mismo. Con lo que se aleja de su sabiduría orgásmica dejando de lado sus sensaciones, sentimientos y necesidades auténticas. Lo que finalmente lo conduce a un estado anímico de malestar e incomodidad que si no es atendido culmina en pautas crónicas de conducta destructivas y disfuncionales, que llegan a culminar con procesos de enfermedades crónico degenerativas y aceleran su decaimiento de salud.

En todo proceso de vida es necesario dejar morir el pasado, para flexibilizar nuestro actuar en presente e innovarnos para resinificar día a día nuestra vida. Así entonces cobra relevancia tanto en los procesos de psicoterapia como logo terapéuticos la siguiente máxima de la metafísica: "El ayer ya murió, el mañana no ha nacido aún, por tanto solo puedes contar con tu presente para innovarte y darle sentido a tu vida". Recuerda entonces que mirando siempre hacia atrás no se es consciente del todo de lo que te acontece en presente y puedes perderte con ello de las oportunidades del aquí y ahora por estarte lamentando de tu pasado.

En lo personal considero que la gran meta de todo ser humano es el llegar a comprender que nació para potenciar sus habilidades creativas y que ello le conlleva el liberarse de todas aquellas ataduras que lo rigidizan y no le permiten llegar a ser una entidad trascendente.

Es por ello necesario que nos quitemos las máscaras del aferramiento y de los entreactos destructivos socialmente adquiridos, y pasemos a respetarnos, amarnos y aceptarnos a sí mismos. Y al mismo tiempo aprender a respetar a los otros como si fuésemos nosotros mismos. Lo que implica aceptar y enfatizar con el dolor u alegría del otro. También conlleva el saber auxiliar al moribundo a trascender con la mayor comodidad y tranquilidad su viaje sin retorno y al mismo tiempo contribuir a sanar sus viejas ataduras para que su trabajo de muerte le sea lo más llevadero posible.

En nuestro presente los esfuerzos de la medicina por prolongar la vida y pretender minimizar la cotidianidad de la misma, tienden a generar severos daños emocionales en los seres humanos que se ven involucrados en ello. Pues lejos de contemplar a la muerte como un fenómeno natural, la han distorsionado y la han trasformado en el enemigo a vencer. Con ello se ha dado lugar al aislamiento de la unidad existencial que está enferma de sus parientes y de sus lazos de afecto y confianza, alejándolo de su seno familiar para internarlo en un centro hospitalario dentro del cual se le aísla y se le trata como objeto de estudio más que como persona.

Razón por la cual en particular, aquellos seres humanos que se acercan al final de sus días se les priva entonces de poner en orden sus asuntos pendientes, su despida de sus seres amados, así como el otorgar y otorgarse perdón por loa agravios realizados o recibidos durante sus vidas, quedándose así sin solución diversos asuntos que generaran más dolor por no haber sido cerrados. Junto a ello está el suceso del aferramiento de los dolientes por la posible pérdida de su pariente, pues al no aceptar la probabilidad de muerte de sus ser amado, lejos de facilitarle su partida la entorpecen y tienden por ello al encarnizamiento terapéutico del enfermo, sin considerar la realidad que él vive y que consiste en su trabajo de muerte, quedándose por tanto el enfermo más aislado y más dolido por esta acción promovida por el médico y sus parientes, ya que se ve nulificado y trasformado con ello en un objeto carente de dignidad.

Es importante comprender que cuando negamos la muerte, negamos la verdadera naturaleza de los seres vivos, pues este proceso es una consecuencia natural de la vida misma y de esta no existe entidad orgánica que pueda escaparse, por tanto se trasforma en una experiencia que habremos de conocer y explorar y será la más personal de nuestras experiencias.

Para aquellos que hemos pasado por una experiencia de pérdida de un ser amado, el luto o duelo es un proceso y experiencia vivencial que nos permite aceptar lentamente el proceso de dicha separación. Donde el rito del velatorio y el sepelio se constituye en un ambiente de cordialidad y empatía seguro y propicio para que aquellos que se encontraban más cercanos a la persona fallecida expresen sus sentimientos y reciban el respaldo emocional de los otros, por ello es apropiado el propiciar la libre expresión de estos sentimientos de dolor. Y al mismo tiempo nos permite reconocer y honrar públicamente al ser querido y reconciliarnos y confrontar al mismo tiempo la realidad de la muerte y la probabilidad de nuestra propia muerte. Desde ahí considero importante el involucrar a los niños en este evento, para con ello contribuir a generarles consciencia de la naturaleza y cotidianidad de la misma en nuestra vida.

La comunidad socio-biológica, existencial y humana de la cual formamos parte, necesita que la muerte acontezca bajo un preámbulo de trascendencia hacia algo mejor y más confortable para el ser humano que ha fallecido.

La vivencia del duelo es para cada ser humano una experiencia personal y excluyente, pues solo él en sí mismo reconoce la significancia de este dolor. Luego entonces no hay gradación alguna para ello, pues cada doliente lo vive acorde a su particularidad

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