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Las Ideas Principales De La Breve Historia De La Filosofia


Enviado por   •  10 de Marzo de 2015  •  7.495 Palabras (30 Páginas)  •  384 Visitas

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b) El metafísico ¿Qué es, en definitiva, «metafísica»? Como la lógica estudia la mente, sus elementos y sus funciones, así la metafísica inquiere el ser en cuanto tal y lo que le corresponde esencialmente. Esta definición delinea algo completamente nuevo y específico. En efecto, no existen sólo seres de una especie determinada y concreta, como, por ejemplo, seres de la forma de los minerales, del mundo vegetal y animal, del hombre o de determinadas cualidades, como los valores vitales, morales, estéticos o religiosos, sino que existe también un significado generalísimo de ser, en el que participan esos casos especiales, un ser que forma la base de todos ellos y que éstos manifiestan en su forma peculiar. Ahora bien, Aristóteles se dice: Así como lo que es puede en determinados segmentos ser objeto del saber, por ejemplo en la medicina, en la biología o en la física, así también se puede considerar científicamente el ser generalísimo en cuanto tal. Esto lo emprende Aristóteles en la obra que más tarde recibió el nombre de metafísica. Así pues, «metafísica» no significa propiamente en Aristóteles la ciencia de lo que hay «detrás» de las cosas, como con frecuencia se oye decir, sino que, como se ha demostrado últimamente, quiere decir la ciencia que se ha de estudiar después (detrás) de la física (ciencia de la naturaleza en general), y esto porque la metafísica penetra más profundamente que la física. La física se ocupa sólo de un caso especial de ser: el que se manifiesta a los sentidos; la metafísica, en cambio, se ocupa de ese ser más profundo, que precede al otro y se da a conocer en la manifestación. Es como el fundamento de este otro ser, que viene a ser su consecuencia. Así, no andaba del todo descaminada la antigua interpretación de la metafísica; «detrás de las cosas» podía significar «detrás de las manifestaciones», de los fenómenos, pero en el sentido de aquello en que se fundan éstos. No significaba, pues, un «trasmundo» inaccesible, que no tiene nada que ver con este nuestro mundo espacial y temporal, sino que trataba de poner en claro los fundamentos internos del ser que se nos presenta a nosotros, ponerlos en claro como algo que constituye el núcleo esencial de estos fenómenos. Como estos fundamentos internos son lo primero y primordial en los seres, lo que hace posibles o «salva» los fenómenos, por eso se da también a la metafísica el nombre de «filosofía primera». Y como los fundamentos mismos están también fundados, a la postre y en definitiva, en un fundamento de todos los fundamentos, del que procede absolutamente el ser, al que luego se llama Dios, por eso da Aristóteles a esta ciencia también el nombre de «teología». Es lo que más tarde se llamará doctrina natural de Dios, teología natural o teodicea. ¿Cómo podemos representarnos este ser común y generalísimo, y cuáles son los atributos que le competen en cuanto tal? ¿No resulta todo esto en exceso vago y difícil de captar? No obstante, nuestro filósofo enuncia sobre esta particular tesis muy precisa. Éstas son las que siguen: Al comienzo de la metafísica aristotélica se halla un principio que va dirigido contra Platón: Ser, en sentido primigenio, no es la idea, sino la cosa singular concreta, perceptible por los sentidos, la llamada «sustancia primera»(substancia prima); por ejemplo, Sócrates o cualquier otro «esto» de la naturaleza viva o muerta, como también de la esfera técnica y artística. La idea platónica es algo general, suprasensible, espiritual que se ofrece a dar la razón de este nuestro mundo sensible, espacial y temporal, de modo que nuestro mundo real haya de vivir por gracia de la idea. Aristóteles piensa en sentido contrario: Primero existe este mundo espacial y temporal, y existe como un mundo de cosas singulares. Esto es lo que forma la realidad propiamente dicha, y la idea vive sólo por gracia de esta realidad espacial y temporal. Lo que Platón consideró como verdadero ser es, según Aristóteles, un puro pensamiento, idea, lo que más tarde se llamará el universal (concepto universal), que Platón halló como mero duplicado de este nuestro mundo terrestre. Así pues, esto concreto, y nada más que esto, significa «ser» en sentido propio. Y esto es para Aristóteles la realidad. ParaPlatón la realidad era la idea. Esta decisión de Aristóteles ha tenido para la filosofía occidental incalculables consecuencias. Desde entonces se enfrentan el idealismo y el realismo con sus afirmaciones acerca de lo que es el verdadero ser. Únicamente cuando Aristóteles trate de desarrollar lo que corresponde al ser en cuanto tal, los llamados atributos del ser, entre los cuales son los más importantes los «principios del ser» (arkhai), aparecerá que el contraste con su maestro no es de hecho tan grave como pudiera parecer. Estos principios son cuatro: forma, materia, movimiento (energía), fin. La substancia singular es para Aristóteles algo primero, pero no lo primero de todo. En efecto, también ella tiene los fundamentos que la explican, y que en este caso se llaman materia y forma. La forma es para Aristóteles uno de los más importantes principios del ser. Si en la naturaleza nos encontramos con especies, géneros, en una palabra, con formas típicas o sujetas a normas constantes, esto se debe a que el ser es articulado por un principio que es forma y crea formas. «El hombre engendra al hombre», reza un conocido axioma aristotélico. Esto quiere decir que el material de que se construye el mundo, llámeselo como se quiera, está gobernado por un principio que hace que se produzcan constantemente las mismas formas. Esta forma no flota fuera de las cosas, ni existe en absoluto por sí sola, sino que se halla siempre en las cosas, en el material básico del mundo, ya en el plano más inferior tan luego la materia comienza a diferenciarse. Pero tampoco es un puro concepto, una idea extraída por abstracción, sino que es algo activo, eficiente. Que Sócrates pueda ser hombre sólo se explica porque junto con la materia básica de su cuerpo existe algo que nosotros llamamos «humanidad» y que hace que el material corpóreo básico tome la forma de hombre y no la de otra cosa cualquiera. Por eso se llama también substancia, pero ahora substancia segunda, pues es como la entidad universal que late tras la substancia concreta singular. Así la forma se acerca de nuevo a la idea platónica. Desde luego, Aristóteles dice que la forma no actúa puramente como tal en su universalidad, sino cada vez en su concreta realización dentro del espacio y del tiempo, en el caso de Sócrates en la realización que la humanidad había hallado en el hombre individual que fue el padre de Sócrates. Pero incluso en este caso es la forma algo más que puro concepto, algo real y eficiente; de lo contrario, no sería principio precisamente la forma universal, sino alguna otra cosa, un agente único

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