El análisis de la historia de Las Limosnas

Las Limosnas

El cuento Las Limosnas fue escrito por Eliecer Cárdenas, escritor ecuatoriano nacido en Manta el 10 de Diciembre de 1950. Es hijo de Arturo Cárdenas y Soledad Espinosa Cordero, siendo el segundo de nueve hermanos. A la edad temprana de ocho años, leía pequeños cuentos y desde allí deseó narrar. Estudió en la escuela Borja de Padres Jesuitas y en su adolescencia en varios colegios. En su juventud fue de izquierda, tuvo influencia de los Decapitados y la literatura existencialista. A la edad de quince años ya escribía relatos indigenistas. Obtuvo su licenciatura en Ciencias Sociales y estableció en su etapa universitaria, amistad con Raúl Pérez Torres e Iván Eguez. Ha ganado innumerables premios y ha conseguido importantes cargos. Una de sus novelas más importantes es Polvo y Ceniza, la cual fue la más vendida en los ochentas. Sus escritos en general tratan temas de injusticias sociales y económicas en el Ecuador, especialmente en la clase baja. Las Limosnas, relata las condiciones de vida que lleva una familia pobre de ocho personas (los padres, la abuela y 5 hijos), desde la perspectiva de Nati, una pequeña niña que anhela constantemente en ir a la escuela. Aún así, la falta de empleo de los padres no le permite estudiar, por lo que obligan a su hija a pedir limosna en las calles con su abuela. Un día al salir a mendigar, la abuela es atropellada por un auto mientras cruzaba la calle y Nati, en vez de preocuparse por la anciana, pensó en que finalmente podría ir a la escuela junto con otros niños. En el cuento se puede ver la injusticia social que experimentan los infantes como Nati, en las familias de clase baja del país, al ser explotados por la necesidad de un ingreso para sobrevivir y no poder desarrollarse como niños, el ambiente en el que deben crecer que no es favorable y la difícil tarea de mendigar en las calles. El personaje principal, Nati, consigue cumplir lo que más deseaba a través de una desgracia, que es la muerte su abuela.

Existen muchas familias que viven en la pobreza extrema, como la que se menciona en Las Limosnas. En ellas, los niños sufren las consecuencias de la indigencia y son explotados por sus padres al encomendarles la tarea de pedir limosna. El autor omnisciente, por medio de la descripción de los pensamientos y sentimientos de la niña, expresa cómo ésta se siente con respecto a la situación que le toca vivir. El deseo que experimenta al querer ir a la escuela, jugar, relacionarse con otros niños y aprender a leer y escribir, están siempre presentes en su mente. Al pedirle que acompañe a la abuela a pedir limosna, se le encomienda la responsabilidad de cuidarla, cosa que una niña no debería hacer. En el cuento se presentan las reflexiones de Nati al despertar todos los días: “Pensó inmediatamente que no iría a la escuela, con el mandil blanco y un cuaderno sucio bajo el brazo. Apenas sabía unas cuantas letras y a sus padres se les ocurría sacarla…” (Cárdenas, p. 318). En este pasaje, se entiende ese anhelo de querer aprender, sin importar nada y la tristeza por parte de la niña de que sus padres la saquen de la escuela. Ella no piensa en la situación de miseria de la familia, sino quiere disfrutar como otros niños. Inclusive, durante los trayectos de Nati y su abuela para pedir limosna, la niña tiene presente el deseo de ir al colegio cuando mira a otras pequeñas dirigirse a él con entusiasmo. El autor menciona que ella “…observó a las bandadas de muchachas de su edad que, con el mandil bajo el brazo, chillonas, alborotadas, se dirigían a la escuela del barrio” (Cárdenas, p. 320). Por esta razón, cuando prefiere ir a la escuela después de la muerte de su abuela, no es por maldad sino por la inocencia que poseen todos los infantes. Ellos desean siempre vivir en su mundo, jugar y realizar actividades que disfruten. Nati pensaba en los juegos, en el patio, en leer de corrido y muchas otras cosas que para ella eran primordiales.

Adicionalmente, la falta de ingresos que llevaba la familia no le permitía vivir en condiciones apropiadas, como el lugar donde residían, el frío y el hambre que no logra controlarse. Esto sucede con las comunidades de gente pobre, que viven en lugares poco apropiados para una vida sana, sin enfermedades ni dolencias. En el cuento, se describe a una pequeña habitación con piso de tierra donde se encontraban ocho personas, cinco niños (Pedro, Luisa, Jonás, Tania y Nati) y tres adultos (la abuela y los padres), que vivían muy precariamente. Allí, el autor ayuda a imaginarse el ambiente hostil en el que se desarrolla la familia. A la hora del desayuno, habla del frío de cada día que entra en el cuarto y la misma habitación llena de diferentes olores que causan repulsión. Con la simple frase que dice la madre, “El cuarto apesta” (Cárdenas, p.319), el autor da a entender el estado del lugar. Además, complementa con la descripción de animales muertos tales como arañas o ratas, que

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