Los Filósofos De La Sospecha

LOS FILOSOFOS DE LA SOSPECHA.

(KARL MARX, FRIEDRICH NIETZSCHE Y SIGMUND FREUD)

Filosofía de la sospecha es una etiqueta bastante simplificadora, pero que desde que la propuso Paul Ricoeur (1913-2005) en su libro «De l’interprétation. Essai sur Freud» (1965) ha sido usada pedagógicamente para describir el carácter común del pensamiento de Marx, Nietzsche y Freud.

Los filósofos de la sospecha ponen en crisis la sociedad tradicional, tienen un amplio horizonte utópico y defienden que la mejora del individuo pasa por la transformación de la sociedad (Marx) y por la destrucción de todo cuanto impide a los seres humanos expresar su auténtica naturaleza (la alienación en Marx, el nihilismo en Nietzsche o la represión de los instintos sexuales en Freud).

Los ejes de la sospecha son básicamente cuatro: la religión, la política, la sociedad y la ética.

A lo largo de la historia, el hombre siempre ha tratado de mantener, proteger y ejercer su poder sobre otros; esto, con el fin de cuidar y garantizar su supervivencia en el mundo; en ese sentido, como el hombre por naturaleza tiene la obligación más que necesidad de salvaguardar su propia existencia, el hombre precede y establece sus relaciones, su manera de actuar, su pensamiento y su manera de interpretar el mundo de acuerdo con ese sentimiento instintivo e inherente de su propia condición humana. Teniendo en cuenta lo anterior, haré una reflexión acerca de cómo se han concebido las ciencias sociales a lo largo del tiempo teniendo en cuenta dos de los tres maestros de la sospecha Nietzsche y Freud y como sus interpretaciones nos pueden dar una luz para ver algunas perspectivas hacia el futuro de las ciencias sociales.

Para comenzar, me gustaría establecer la manera en como Nietzsche presenta una serie de problemas que son importantes traerlos a colación, antes de mostrar la concepción que este maestro de la sospecha nos brinda sobre la concepción de las ciencias sociales. Como primera instancia, Nietzsche delimita al hombre como un ser “empujado a vivir en sociedad por interés, por necesidad” (cita). Si bien el hombre vive en una sociedad que está marcada por acuerdos y pactos sociales que se rigen por una serie de normas de “civismo y moralidad” aparentemente acordadas en armonía, estas convenciones no son más que una evidencia de que el hombre está sumergido en un mar temores, ya que él quiere garantizar a toda costa su supervivencia en el mundo, es por esta razón que el hombre se tiene que lanzar a una sociedad en donde lo que, aparentemente, es verdadero, resulta ser falso, debido a que esta construcción social, no es más que un mero espejismo de la manera en como el hombre finge, precisamente, para garantizar su existencia.

Esto quiere decir, entonces, que el hombre se encuentra un tanto desorientado en el mundo ya que, posee un impulso intrínseco que lo lleva a buscar la verdad, pero no logra encontrarla; Esto se debe a que toda esa arbitrariedad que hemos impuesto en esos pactos sociales, nos delimitan a una única y supuesta verdad que muchas veces no coincide con las representaciones que hacemos del mundo, puesto que la manera en como cada uno percibe su alrededor es diferente a como el otro la pueda ver.

Al tratar entonces, de entrar en esa búsqueda, surgen una serie de problemáticas; una es que el hombre no puede ir en búsqueda de esa verdad porque podría enfrentar críticas por parte de la sociedad al salirse de los esquemas y acuerdos tratados; en ese sentido, esa exploración hacia esa verdad lo único que le puede traer son sufrimientos porque, instantáneamente, va a sentir ese rechazo, y la otra problemática surge a partir de lo anterior, ya que al sentirse infeliz, el hombre se devolverá a donde empezó, inicialmente, es decir, preferirá seguir en esa sociedad de arbitrariedades y prejuicios para no sufrir ningún tipo de malestar o desdicha.

En ese sentido, el hombre entonces tiene que reafirmar la validez de ese contrato que lo hace, específicamente, a través de diferentes formas de acuerdos, como lo es el lenguaje; puesto que por medio de esta forma de comunicación, se establecen convenciones para designar las cosas en el mundo. Al elegir, entonces, diferentes categorías a las

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