Los Siete Saberes Necesarios Para La Educación Del Futuro

Los siete saberes para la educación del futuro es un texto muy rico en el cual podremos zambullirnos en las dificultades actuales por las que atraviesa el campo de la educación a nivel general, global, sin distinción de razas ni culturas. Además de la exposición de los errores contemporáneos, el autor esgrime pautas de fuerte veracidad sobre cómo desarrollar y plasmar los cambios pertinentes en el comienzo del siglo XXI.

Desde el vacío, producto de la desigualdad, la ignorancia y la individualidad que se vive en la actualidad, es necesario el mutuo respeto y la solidaridad como armas esenciales. Debemos reconocer a la educación como posibilidad de cambio y transformación; de construcción de valores tanto para con uno mismo como para la sociedad toda. Por eso nos parece acorde la lectura que nos propone Edgar Morín que, con sus ideas y la complejidad de su pensamiento y conocimiento, pretende reorientar la educación hacia el desarrollo sostenido, humanizando y concientizando al hombre en la sociedad, solidaridad, y en la voluntad de realizar una ciudadanía terrenal.

Presentación de la obra:

Por medio de estos siete saberes, Edgar Morín nos convoca a una nueva forma de ver y encarar la enseñanza. Propone una mirada globalizada de los problemas y del ser humano, sin perder los detalles, las parcialidades. Destaca la restauración y re-instalación de valores tales como la comprensión mutua, la ética, la toma de conciencia, y el compromiso, tanto individual como colectivo, hacia nuestro planeta.

Capítulo 1 - Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión

“La educación debe mostrar que no hay conocimiento que no esté, en algún grado, amenazado por el error y por la ilusión. “ (Pág. 5)

“Es necesario, reconocer en la educación para el futuro un principio de incertidumbre racional: si no mantiene su vigilante autocrítica, la racionalidad se arriesga permanentemente a caer en la ilusión racionalizadora; es decir que la verdadera racionalidad no es solamente teórica ni crítica sino también autocrítica.” (Pág. 8)

“Por eso la necesidad para cualquier educación de despejar los grandes interrogantes sobre nuestra posibilidad de conocer.” (Pág. 11)

“Es un deber importante de la educación armar a cada uno en el combate vital para la lucidez” (Pág. 13)

El autor nos plantea el desafío que significa el poder salir de la ceguera en la que se encuentra la educación en la actualidad, enseñando un conocimiento que sea capaz de criticar al actual conocimiento. Abrirnos a nuevas ideas, dotando al hombre de capacidad para detectar y corregir los errores e ilusiones que surgen, en un marco de convivencia integral.

Capítulo 2 - Los principios de un conocimiento pertinente.

“El conocimiento de los problemas claves del mundo, de las informaciones claves concernientes al mundo, por aleatorio y difícil que sea, debe ser tratado so pena de imperfección cognitiva, más aún cuando el contexto actual de cualquier conocimiento político, económico, antropológico, ecológico... es el mundo mismo.” (Pág. 14)

“La era planetaria necesita situar todo en el contexto y en la complejidad planetaria.” (Pág. 14)

“El conocimiento de las informaciones o elementos aislados es insuficiente. Hay que ubicar las informaciones y los elementos en su contexto para que adquieran sentido” (Pág. 14)

“Las unidades complejas, como el ser humano o la sociedad, son multidimensionales; el ser humano es a la vez biológico, psíquico, social, afectivo, racional. La sociedad comporta dimensiones históricas, económicas, sociológicas, religiosas... El conocimiento pertinente debe reconocer esta multidimensionalidad e insertar allí sus informaciones (…)” (Pág. 15)

Morín capta la necesidad de un cambio en la forma de enseñar: una educación que promueva una inteligencia general que esté dotada de sensibilidad ante éste mundo globalizado, tomando en cuenta el contexto y la multidimensión de los problemas, sin perder de vista los conocimientos parciales y locales.

Capítulo 3 - Enseñar la condición humana.

“La educación del futuro deberá ser una enseñanza primera y universal centrada en la condición humana” (Pág. 21)

“Las mismas ciencias humanas están divididas y compartimentadas. La complejidad humana se vuelve así invisible y el hombre se desvanece (…)” (Pág. 21)

“hay una relación de triada individuo <->sociedad <->especie. Los individuos son el producto del proceso reproductor de la especie humana, pero este mismo proceso debe ser producido por dos individuos. Las interacciones entre individuos producen la sociedad y ésta, que certifica el surgimiento de la cultura, tiene efecto retroactivo sobre los individuos por la misma cultura.” (pág. 24/25)

“todo desarrollo verdaderamente humano significa desarrollo conjunto de las autonomías individuales, de las participaciones comunitarias y del sentido de pertenencia con la especie humana” (Pág. 25)

Por medio de tríadas Morín explica que la nueva educación debe abocarse al ser humano tanto en lo individual como en lo colectivo, inserto en el complejo mundo actual en el que vivimos. Dice que la complejidad del ser humano no es abarcada como tal en el actual sistema educativo, el cual lo separa en disciplinas, y por ende no se puede aprender el real significado de ser humano. La educación del futuro deberá mostrar el destino individual, social, y global de todos los seres humanos y también el arraigo como ciudadanos de la tierra.

Capítulo 4 - Enseñar la identidad terrenal

“Necesitamos, desde ahora, concebir la insostenible complejidad del mundo en el sentido en que hay que considerar tanto la unidad como la diversidad del proceso planetario, sus complementariedades y también sus antagonismos (…) Este planeta necesita un pensamiento policéntrico capaz de apuntar a un universalismo no abstracto sino consciente de la unidad/diversidad de la humana condición; un pensamiento policéntrico alimentado de las culturas del mundo. Educar para este pensamiento es la finalidad” (Pág. 29/30)

“El mundo cada vez más se vuelve uno pero al mismo tiempo se divide.” (Pág. 32)

“La unión planetaria es la exigencia racional

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