Los Valores Y Antivalores

Southern Cross School

Filosofía ENSAYO SOBRE EL ENSAYO

Tal vez el habitante de esta época esté demasiado acostumbrado/a a la prescindencia, a la pasividad. Pareciera que el disfrute más grande lo encuentra cuando otros actúan por él, opinan por él.....viven por él.

Por eso el ultraconsumismo televisivo: “Que otros sufran o gocen en la pantalla, mueran o rían, acierten o se equivoquen; yo......miro. Nada hago, nada temo”. Por lo mismo: Cuento por allí que “dicen que dicen”, jamás lo digo yo, porque entonces tendría que responsabilizarme de mis dichos.

En este sentido el Ensayo constituye un género incómodo para quienes pretenden pasar inadvertidos. El que escribe un Ensayo, renuncia a su neutralidad, sale al ruedo con su punto de vista acerca de un tema de interés, por lo menos para sí mismo. El o la ensayista se satisface plenamente, toda vez que alcanza su deleite principal: Exhibir la capacidad de sostener lo que piensa, siente, cree, apoya o ataca. Sabe y paladea el hecho de que, todo lo que afirme, niegue o dubite, le sará cobrado implacablemente por su contraparte lectora. Un buen lector/a de ensayos puede permitirle al autor violentas discrepancias con él, pero no que haga afirmaciones gratuitas, sin un sólido respaldo.

¿Y qué es un sólido respaldo? ¿Sólo aquello que ha sido probado científicamente?

Un ensayo es más libre y más prisionero que eso. Un Ensayo fija sus propias fronteras a través de la expresión de su creador; él sitúa los límites en lo que dice y adquiere automáticamente la obligación de erigirlo con ARGUMENTOS, que deben ser tomados de sus conocimientos, experiencias, pareceres elucubraciones o sueños. Aquello que pertenezca a sus conocimientos filosóficos, científico, literarios, artísticos; debe ir acompañado de la fuente, debe citar bibliografía a la que el lector/a pueda acudir en busca de mayor información o para constatar que el o la Ensayista han entendido bien al autor/a de dicho saber.

La argumentación, no solo en un Ensayo, requiere siempre claridad en su exposición. Ayuda al lector/a el que en forma manifiesta aparezcan las premisas desde las cuales se arriba a una o varias conclusiones. Las inducciones o deducciones deben manifestar claramente la generalidad a la que arriban o desde la que derivan. Cuando la argumentación es intuitiva, conviene también manifestarlo. La honestidad en el razonar no solo es éticamente aconsejable, lo es también en pos de una buena comprensión de la argumentación.

Si usted se atreve a redactar un Ensayo debe tener algo personal que comunicar sobre algo o alguien. Es decir debe estar plenamente vivo, no solo respirando mecánicamente, debe ser capaz de aprovechar su permanencia en este planeta de manera pensante, emocional y

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